Again

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Alton Price.

Amanecer al lado de la persona que te gusta es un satisfacción total, desperté con el brazo de Aleck sobre mi cuerpo. Pude percibir su increíble olor y su pelo estaba desordenado, me sentí en la libertad de pasar mis dedos sobre él y sentir lo suave que es. Su rostro se veía tan sereno y relajado que pude apreciar sus facciones perfectas, como estaba de perfil se marcaba su mandíbula y parte de su clavícula. Sus piercings en la oreja, nariz y labio parecían brillar por la luz entrante de su ventana y recordé todas la veces que he sentido ese piercing en la boca cuando me besa.

Poco a poco se fue despertando, abriendo esos maravillosos ojos azules, la luz del día iluminaba y parecía estar viendo un dios del Olimpo.

— Buenos días —. Dijo con la voz un poco ronca de lo adormilado que estaba.

— Buenos días —. Exclamé viendolo fijamente, nunca me cansaré de decir que es muy atractivo, es jodidamente atractivo.

— ¿Te divertiste anoche? —. Preguntó tallando sus ojos y estirándose.

— Mucho, gracias otra vez por invitarme —. Añadí y me incorporé fuera de la cama.

— Me da mucho gusto, cuando quieras puedo volver a llevarte.

— Me haría muy feliz —. Agregué. — ¿Te importa si me meto a bañar?

— Claro que no, adelante, puedes tomar ropa de mi armario —. Se levantó de la cama y me otorgó ropa interior. Me causaba algo saber que me pondría la ropa de él.

El baño de Aleck es igualmente lindo que la recámara, tiene luces azules por todas la paredes y le dan un muy buen toque a su bañera y a la regadera.

Me quité la ropa y me sumergí ante las tibias gotas de agua. Me resultaba muy agradable bañarme  bajo todas las luces que adornaban el baño, simplemente me causaba un tipo de sensación tranquilizante. Me estaba colocando el shampoo de Aleck cuando noto una especie de mirada sobre mí. Hace unos momentos que escuché salir del cuarto a Aleck y bajar las escaleras, pero simplemente abrí los ojos y no había nadie, tal vez estaba alucinando únicamente. Me terminé de bañar y me envolví en una toalla que me entregó Aleck para cambiarme ahí adentro.

Me terminé de cambiar y bajé a la cocina a ver qué hacía Aleck, estaba derramando dos huevos sobre un sartén caliente.

— Espero que te guste mi desayuno super casero, iba a invitarte algo más pero no tengo comida en mi refrigerador —. Exclamó batiendo los huevos y sirviéndolos.

— No te preocupes, estoy seguro de que sabrá delicioso.

Y así fue, el desayuno estaba exquisito, yo le ayudé a preparar chocolate y servirlo en dos tazas, estábamos viendo un programa en la televisión y recibí una llamada. Era Charlie.

— ¿Dónde estás? Dijiste que ibas a dormir con tus amigos y regresar a primera hora —. Exclamó con tono un poco molesto.

Rodé los ojos. — Estoy desayunando con Aleck si no te molesta, más tarde llego, no tienes por qué preocuparte —. Colgué el teléfono enfadado.

— ¿Quien era? —. Preguntó Aleck notando mi reacción.

— Solamente papá cuestionándome sobre dónde estaba, me molesta que me trate como un infante que no sabe cuidarse por sí solo —. Farfullé.

— No tienes por qué molestarte, tu papá se preocupa por tí sin importar tu edad, es el instinto paternal, mejor iré a dejarte para evitarte problemas —. Exclamó terminando de desayunar, yo había acabado hace rato.

Contigo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora