Awake

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Alton Price.

Lo único que logro escuchar es el sonido de los aparatos de hospital; el que marca tu ritmo cardíaco.

También he escuchado la voz de papá y de Aleck, pero, ¿Por qué no puedo moverme?

Aleck ha estado conmigo todo el tiempo, eso sí.

Lo último que recuerdo fue la fiesta, conduje estando ebrio, probablemente choqué y por eso estoy aquí.

Quiero abrir los ojos, quiero moverme, pero simplemente no puedo.

— ¡Buenos días! —. Escuchaba la voz de Aleck, estaba agotado pero quería sonar lo más relajado posible. — Ya ha pasado una semana desde el accidente, espero que despiertes pronto, te quiero.

Dicho esto besó mi frente y comenzó a leer, no sé de dónde sacó ese libro, pero es muy bueno. Escuchar su voz leyendo es muy, muy relajante.

Lo único que quiero es despertar y volver a casa con Aleck.

Claro que aún estoy confundido sobre lo sucedido ese día, también de los días anteriores que se comenzó a portar raro, pero, no se ha ido de esta habitación en ningún momento, en ocasiones lo escucho llorar, suplicando que despierte. Yo deseo poder moverme o aunque sea hablar, decirle que todo está bien, pero me resulta imposible hacerlo. Es por eso que sé que Aleck cometió un error y claro, todos lo hacemos. Pero no quiero que se sienta culpable por lo que pasó, quiero que sepa que todo está bien entre nosotros.

Pasaron varios días así, llegó un punto en el que no resistí seguir inmóvil, volvía a decaer y me dormían por horas, seguramente días.

— Sé que estás haciendo lo posible por despertar —. Susurró Aleck a mis oídos. — Pero créeme que yo te esperaré, cuando llegue el día yo seguiré aquí entonces.

— No tienes que esperar tanto.

Mi garganta dolía al estar sin hablar o consumir algo, mis palabras sonaban roncas, pero al fin pude hablar, al fin pude comunicarme y despertar.

Una aguja enorme atravesaba mi brazo izquierdo, mi cuello estaba rodeado de algo, era como una venda.

— ¡Alton!, ¡Despertaste! —. Los ojos de Aleck brillaban de emoción, al borde de las lágrimas. Esos hermosos ojos azules, sonriendo de nuevo.

Llamó al doctor y vinieron a hablar conmigo y hacerme saber lo que pasó, al parecer tuve una herida grave en la cabeza debido al choque, lo que también causó que estuviera en coma.

Llamaron a papá y vino acompañado de su esposa, todos estaban felices de que haya podido despertar, sobre todo Aleck.

Me dieron la indicación de que podría regresar a casa y seguir recuperándome. Mi cuerpo estaba tan débil, me era muy difícil ponerme de pie. Fui transportado en una silla de ruedas.

— ¿Listo para ir a casa? —. Dijo papá, empujando mi silla.

— ¿A casa?, ¿Con Aleck?

— Conmigo —. Afirmó. — No permitiré que te quedes con él.

Aleck escuchaba todo desde el fondo, al escuchar las palabras de papá se sintió muy mal.

— Iré con Aleck —. Sentencié.

— Pero…

— Pero nada, yo sé lo que hizo, pero somos adultos, podemos resolverlo, en verdad agradezco que quieras cuidarme, papá, pero quiero ir con Aleck.

— Es decisión tuya, sabes que si necesitas algo las puertas de tu casa estarán siempre abiertas.

Firmamos varios papeles para poder salir del hospital y papá se fue a casa.

— ¿Nos vamos? —. Exclamó Aleck con su mejor sonrisa y asentí.

— Escuché todo lo que decías mientras estaba dormido —. Señalé en cuanto nos subimos al auto. Él me ayudó todo lo que pudo para subir a la silla y a mí.

— ¿En serio? —. Su cara se sonrojó al escuchar lo que dije.

— No tienes que apenarte, fuiste muy lindo al estar conmigo y leerme, me hizo sentir especial —. Tomé su mano.

No dijo nada, sus ojos se inundaron de lágrimas. ¿Dije algo malo?, Me partía el corazón verlo así.

— Siento mucho haber causado esto, yo…

— No lo causaste tú —. Interrumpí. — Yo fui el estúpido que se subió al auto, no debes sentirte culpable.

— Pero… lo que pasó en la fiesta —. Sollozaba.

— ¿Realmente quieres hablar de eso?, Únicamente yo busco llegar a casa y descansar.

Asintió y arrancó en camino al departamento.
Todo estaba desordenado, hace días que nadie viene a este lugar. Habrá que hacer limpieza extrema a el lugar.

Eso me hizo acordarme de Priew…
No está en la habitación, ni siquiera su jaula.

— ¿Dónde está Priew? —. Pregunté desesperado.

— Danna está cuidando de él, tranquilo.

Suspiré, sé que está en excelentes manos.

Es muy tedioso y difícil utilizar la silla de ruedas. Me ordenadon usarla hasta que recupere la fuerza física. Igualmente aún necesito ayuda para transportarme.

En este momento agradezco mucho tener a Aleck.

Estar en casa me resulta relajante, Aleck me trata como si fuera un bebé, aunque luce muy, muy cansado. Unas horas de descanso le irán muy bien.

— ¿Por qué no duermes un poco?

— Debo estar al pendiente de tí.

— Estoy bien, en serio, ve a descansar.

— Si vas conmigo acepto.

Asentí y subimos a la habitación. Me acosté en la cama con esfuerzo al lado de Aleck. Él se durmió inmediatamente. Realmente estaba cansado.

Dios, su rostro dormido es de las cosas que más amo en la vida. No me imagino los días que estuvo desvelado cuidándome en el hospital.

No estoy enojado con él en absoluto. Obviamente debemos hablar del tema, pero ya llegará su momento. Yo también estoy agotado física y mentalmente.

Los siguientes días me recuperé con más facilidad. Por fin dejé de usar la silla de ruedas y puedo moverme parcialmente; aún tengo la herida en el cuello y cabeza.

La buena noticia es que ya tengo fuerza de nuevo, Aleck merece una recompensa después de estas semanas difíciles. Así que le cociné y pasamos tiempo juntos, limpiando y recogiendo a Priew.

— ¿Me extrañaste? —. Lo acaricié mientras se subía a mi cuerpo. Cuando llegó a mi cabeza lo retiré; aún me dolía.

— Tendremos que evitar el contacto con mi cabeza por unos días, papá está herido.

Me da gusto verlo de nuevo, al fin está toda la familia junta.

Llamé a la empresa y mi jefe está enterado de todo lo sucedido. Seguiré trabajando en casa y enviando mis tareas por correo. Igualmente con la universidad.


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