Alton Price.
La luz del día comenzó a iluminar mi cara, desperté reintegrándome al mundo. Estaba recargado sobre el torso de Aleck. Acaricié su cabello y su hermoso rostro. Él seguía profundamente dormido; por lo que yo me levanté y me fui a bañar.
Aún seguía adolorido de mi zona de abajo y sonreí al recordar todo lo que hice ayer con Aleck, ese hombre sí que me vuelve loco.
Dejé que las gotas de la regadera hicieran lo suyo y me coloqué un poco de la ropa de Aleck: no creo que le moleste, además me queda perfectamente.
Quise bajar a su cocina a preparar algo de cenar, estoy seguro de que le gustará.
Estaba friendo brócolis en mantequilla cuando escucho a Aleck bajar de su cuarto, se encontraba sin playera y con apenas un short. Se acerca detrás mío y coloca sus manos sobre mis caderas. Haciendo presión y subiendo hasta mi abdomen besando mi cuello. Inmediatamente me volteé y lo besé. Su lengua buscaba la mía con deseo y yo tocaba sobre su cuello y espalda.
Recordé que tenía la estufa encendida y me separé de Aleck para mover la comida, Aleck sonrió y se colocó otra vez detrás mío abrazando mi torso.
- Buenos días -. Exclamó con esa voz de recién levantado que me gusta tanto.
- Buenos días. El desayuno está listo. -. Dije sirviendo todo en dos platos y café en tazas.
- El desayuno que quiero está en este momento sirviendo café -. Añadió viéndome con su sexy sonrisa de media boca, me enloquecía completamente y me limité a sonreírle para no hacer más cosas que tenía en mente.
Aleck, sentado desde la barra que separa la cocina con el comedor me observaba colocando cada uno de los alimentos en la mesa, su mirada era tan profunda y me hacía sentir, no sé, deseado.
- Siéntate a desayunar -. Le ordené pero él solo seguía mirándome con ojos deseosos. Instantáneamente colocó sus labios sobre los míos y me besó con esa pasión que me gusta tanto y me vuelve loco, su piercing en el labio inferior lo hacía mil veces mejor, nunca me cansaré de probarlo.
Después de quién sabe cuánto tiempo besándolo me separé de él con la cara ruborizada, me senté en la mesa y Aleck hizo lo mismo para empezar a comer.
- Está delicioso el desayuno, Alt -. Exclamó saboreando los brócolis y demás verduras.
- Gracias, supuse que te iban a gustar los vegetales.
- Me gusta más lo que tengo enfrente -. Añadió mirándome y sonriendo. Me ruborizé instantáneamente.
Terminamos de desayunar y vimos televisión toda la mañana, obviamente no faltaron los besos y caricias en su sillón. Me hubiera encantado quedarme con él todo el día pero debía ir a casa.
- Ale, creo que es momento de irme a casa... bueno, a casa de Sahib; no debo descuidar a Priew -. Mencioné cambiándome la ropa.
- Auch -. Añadió dolido. - ¿No vas a despedirte de mí?
- ¿Cómo lo hago? -. Me dirigió esa sexy mirada con su sonrisa de media boca, se acercó a mí cuello y depositó varios besos ahí, me encontraba sin camisa ya que estaba vistiéndome.
Continuó besando mi cuello y espalda tocando mi abdomen y parte de mi trasero. El tacto de sus labios sobre mi cuerpo me encendía de una manera incontrolable.
Inmediatamente me volteé para besarlo y sentir ese delicioso piercing de su labio, Aleck presionaba mi cintura contra su abdomen y ya sentía su erección sobre la mía.
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Contigo Todo
RomanceEs increíble cómo una sola persona puede cambiar tu vida tan drásticamente.