Alton Price.
Llevo toda la mañana en la computadora, aún no me acostumbro a esto de volver a la oficina y la universidad el mismo día.
En el lado derecho de mi escritorio tengo una foto de Aleck, Priew y mía. Una foto que tómamos cuando fuimos al parque de la ciudad. Sonrío cada vez que veo esa foto.
Estoy completamente sanado del accidente de hace ya varias semanas. Aleck también volvió al trabajo.
Por supuesto que hablamos sobre el problema que lo ocasionó. Él me explicó todo lo que pasó y me hace sentir aliviado saber que yo no tuve la culpa del mal humor de Aleck.
— ¿Entonces? —. Dijo Harry, volteando discretamente a mi oficina.
— ¿Eh?
— ¿Sí aceptas ir con nosotros a tomar unos tragos después del trabajo?
— Oh, no lo sé, debo volver a casa —. Sinceré.
— Entiendo, si cambias de opinión puedes ir con nosotros.
Ahora que lo pienso no es tan mala idea salir con Harry y Julieta. Igual son los únicos a los que les hablo, tal vez llame a Aleck para avisar que llegaré tarde. Aunque la idea de quedarme con él a ver películas me resulta más emocionante.
— ¡Alton! —. La autoritaria voz de Henry me hizo dar un salto.
— Sí, señor.
— Necesito que hagas un análisis muy detallado de algo, te pasaré todos los detalles por correo, es algo importante. ¿Te importa salir un poco más tarde de tu turno?
No salida con los chicos del trabajo, no ir a casa con Aleck, estupendo.
— Enseguida.
Los datos que me envió Henry eran demasiados, demoraré toda la noche en hacerlo. Llamé a Aleck para avisarle y dijo que estaba bien. Ahora sólo debo enfocarme a terminar esto pronto.
Salí únicamente por un café y un snack, me concentré tanto que las horas se pasaron increíblemente rápido. Ya eran las 10 de la noche, estaba por terminar.
La oficina se quedó vacía y solo estaba gente del turno nocturno. Gente que jamás había visto.
— Mira nada más quién sigue aquí.
Volteé y vi a Harry, ¿Qué hace aquí todavía?
— Sí, ¿Tú que haces aquí?
— Realmente no tengo nada que hacer en mi casa, y como no fuimos por esa copa quise quedarme a hacer horas extras.
— Ya entiendo.
— ¿Necesitas ayuda?
— Estoy bien, no te… — . Se sentó al lado mío sin dejarme terminar la frase.
Tomó los papeles que imprimí y los comenzó a leer, a los segundos ya estaba escribiendo no sé qué cosa en la computadora.
— Escuché que tuviste un accidente y por eso no venías al trabajo —. Susurró de la nada.
— Algo así, pero honestamente no me gusta mezclar mi vida personal con la laboral.
— Pues a mí sí. Por ejemplo; he desarrollado sentimientos más allá de una amistad con un compañero de trabajo.
— ¿En serio? —. Solté restándole importancia.
— ¿No tienes idea de quien es? —. Acercó su rostro y nos vimos finamente por minutos. Era obvio que iba a besarme y me levanté rápidamente.
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Contigo Todo
RomanceEs increíble cómo una sola persona puede cambiar tu vida tan drásticamente.