Interstellar

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Alton Price.

Han pasado varios días desde lo sucedido con Ale... Con él.
He perdido todo tipo de comunicación con el exterior, me he quedado en casa de Sahib, ni siquiera he hablado con papá, ni con nadie, Sahib trata de hacer que hable con él pero no lo consigue. Únicamente me comunico con Priew, esa bola de pelos que me recuerda tanto a él.

Tampoco me he levantado de mi cama más que para cosas importantes como bañarme o comer, ésta última por obligación de Sahib. Es horrible este sentimiento de depresión pero, ¿Qué haces después de esto?, La persona a la que más quería y necesitaba me abandonó sin importarle lo que yo sentía, entonces, ¿Por qué tiene que importarme a mí?

Estaba alimentando a Priew cuando Sahib entra a la habitación.
— Buenos días, ¿Cómo estás? —. Preguntó colocando un plato de comida en el buró, no contesté. ¿Como se supone que debo estar?

— Me da gusto que estés mejor —. Fue lo único que dijo, como si mi silencio hubiera respondido por sí solo.

— La escuela está muy preocupada por tí, Alton, ¿No crees que es momento de que vuelvas ya?

Simplemente ignoré su pregunta y continué en mi asunto con Priew.

— Mira Alton, sé lo difícil que es esto y créeme que entiendo tu situación, sonará obvio pero la vida continúa, mira que tienes mucho potencial por delante, no te dejes caer más—.  Suspiré, me preguntaba si es posible caer más.

— Bueno, si no quieres hablar está bien, pero hoy te tengo algo preparado, iremos esta noche a un lado, y no es pregunta; te llevaré de los pies si es necesario.

— ¿A dónde? —. Le hablé por primera vez en quien sabe cuánto tiempo. Sahib sonrió al ver que le exclamé unas palabras.

— Es una sorpresa, vamos, mejor come —. Añadió acercándome el plato de comida, comí sin ganas únicamente para que Sahib no me dijera algo.

— ¿Quieres jugar algo?, ¿O temes que te venza? —. Preguntó retándome, asentí y Sahib me miraba con mucho más orgullo; aunque el hecho de que le hable o interactúe con él no quita lo desecho que sigo por dentro.

Jugamos unas cuantas partidas, yo gané apenas un par y Sahib todas las demás. Debo reconocer que me divertí mucho y me hizo pasar un buen rato.

— Bueno señor perdedor —. Añadió burlón. — Es hora de que te vayas bañando, en media hora nos vamos.

— No estoy seguro de querer ir —. Realmente hablar después de días se siente raro pero satisfactorio hacerlo.

— Te dije que no es pregunta, así que muévete o te llevo cargando —. Espetó, no pude decirle que no y me metí a la ducha.

El agua pareció darme hasta un baño mental; ya que las tibias gotas cayendo sobre mi cuerpo me relajaban y podía quedarme ahí por horas, hace tiempo Sahib me compró ropa de mi estilo para animarme. En ese momento no lo logró pero ahora la ropa luce muy linda y a mi talla, realmente se veía bien, constaba de una camisa de botones roja con líneas negras, un pantalón oscuro de mezclilla y mis tradicionales converse negros. No lucía mal, quitando por supuesto las horribles ojeras causadas por el insomnio y la mala alimentación. Me causaba intriga y emoción saber a donde me llevaría Sahib.
Jugué un rato con Priew y le dejé alimento y agua suficientes, bajé a la sala y ahí estaba Sahib igualmente bañado y vestido, estaba revisando no sé qué cosa en su teléfono y me volteó a ver.

— Te dije que esa ropa te iba a quedar genial —. Exclamó observando mi atuendo. Sonreí para dar a entender que recibí su cumplido, salimos de la casa y la nieve de la ciudad nos cubrió por completo.

Contigo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora