❝Daddy, Follame❞©-Five Hargreeves (√COMPLETA)

Capitulo 18° No lo sé, dímelo tú.

Cafesitas, definitivamente no sé de qué se va a tratar el capítulo, escribo sin ideas, así que veamos que tiene preparado mi mente conchanbrosa.
Lean la biblia.

¡Gracias!

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No lo sé, dímelo tú.

— Jamás, nop, jamás de los jamases.— respondí, negando rotundamente.

Mi tía quería que la acompañara iglesia.
Soy pura por naturaleza, no necesito ser más.

—Anda, —insiste—¿Quién es mi sobrina favorita?— dice con voz mimada.

—Soy tu única sobrina, tía.— reclamé irónica.

— Más puntos para mi, como eres la única, debes acompañarme.

—Pero... ¡Allí está Jarett!.—exclamé.

—Va a salir, por fi, tn, si quieres lleva a Five—ruega.

NO, NO, NO, LUEGO SE VA A SER UN SANTURRON Y NO ME VA A CASTIGAR.

—¿Jarett va a salir?— pregunté.

—Si.

—a putea...— Five entra interrumpiendo.— Hola, mi amor— saludé sonrojada por lo que iba a decir.

—¿Hola, princesa?— saludó confundido.

Nos habíamos visto todo el día y yo lo saludo. ¡Ja! Valla manera de cambiar el tema.

—¿Nos acompañas a la iglesia?— le pregunta mi tía con puchero.

¡Ay, nooo!

Lo va a convencer.

—Pensaba llevar a tn, a una ¿Cena?— dijo viendo mi cara de espanto.

Suspiré aliviada.

—¡¿Por qué no me lo dijistes?! Así dejaba de dar lata, bueno chamaquitos, vallan con muuuucho cuidado.— nos dió la bendición y fue a molestar a mamá, logrando convencerla de que la acompañe a la iglesia.

—¿Qué fue eso?— le pregunté a Five quedando solos en el pasillo.

—No lo sé, dímelo tú.

—Gracias por librarme de eso— le sonreí.

—¿Qué tiene de malo ir a la iglesia?

—Cuando el sacerdote, papa, ¡Lo que sea que sea ese viejo! Toca la cabeza de sus oyentes, las personas parecen endemoniadas, dan miedo.— contesté con horror.

Five carcajeó con ganas— Para eso estoy yo, para cuidarte de endemoniados.— se acercó a mi y me envolvió en sus brazos.

Su loción invadió mis fosas nasales. Inhalé y exhalé fuerte y detenidamente, disfrutando de su olor. Su torso está cálido, mi cabeza queda en su pecho, puedo escuchar los latidos de su corazón. No me había dado cuenta de lo alto que es, ¡Me pasa por una cabeza! Pero eso no arruina absolutamente nada.