Si las personas miraban detenidamente a Mew Suppasit por un largo tiempo, facilmente podian descifrar su personalidad. Un hombre taciturno, sociego y sencillo, que trasmite paz por todos sus poros, sin embargo, bajo todas esas capaz de amabilidad y humildad había algo más. Un Mew diferente. Un Mew capaz de traspasar a alguien con una sola mirada de sus ojos fieros. Y ni hablar de su lengua voraz y afilada que tercamente podría quebrar un témpano de hielo con unas cuantas palabras de la cruda verdad.
Y ese Mew, ni siquiera el propio Mew lo conocía.
No sabía cuan envalentonado se volvía, como un león enjaulado cuando tocaban a su hermanino. No tenía la mínima idea de que dentro de el pudiera existir tal sentimiento como el deseo de muerte hacia alguien más. Así no era él. No era el Mew que el señor Suppasit había criado con tanto amor y paciencia. Y ciertamente, ése Mew no le gustaba para nada.
Queria tomar esos pensamientos negros y vengativos, ponerlos en una bolsa de plástico y tirarlos a la basura, pero malditamente no podía, y cuando recordaba el rostro entristecido de su hermano, esos pensamientos burdos solo aumentaban como espuma en el agua.
Le dolía recordar lo asustado y vulnerable que Win se miraba cuando él entró a la oficina del rector. Verlo allí, magullado como una basura, había despertado en Mew un instinto de protección tan grande que su mente se perdió en si misma y lo cambió por completo. Dejando al Mew que en ése momento dominaba su cuerpo. Como una doble personalidad que se apoderaba de su cerebro y le decía que debia hacer y que decir.
Tal vez era por la euforia del momento y por lo calientes que sus sentidos estaban, pero a decir verdad a Mew le atemorizaba ser de esa manera totalmente ajena a él a partir de ése día.
¿Qué tanto había cambiado su personalidad ése incidente?
¿Si quiera era posible que algo como eso cambiara su perspectiva tan rotundamente?
No lo sabía a ciencia cierta, porque nunca había tenido que pasar por un calvario tan grande como el de ver a su hermanito golpeado, humillado y perdido en su dolor.
Una luz roja se encendió y su instinto despertó como una fiera protectora. Quiso matar al culpable de aquel hecho, y estuvo a punto de hacerlo, si no hubiera sido por la desconcertante noticia de que el chico con aspecto de drogadicto era hermano de Gulf...
Y Gulf era su maldito vecino.
Todo junto terminó por colapsar sus intenciones y desistió de lastimar al imbecil que había lastimado a Win por el simple hecho de que no podía lastimar a Gulf. Y no porque dentro de él existiera un sentimiento que lo retuviera, sino que simplemente no pudo al ver su cara llena de preocupación y miedo, y entonces Mew se proyectó en él y se vió como él se vería si alguien intentara lastimar a Win en su presencia y supo que él no quería causarle ese sentimiento tan amargo a Gulf.
No porque su hermano no mereciera la golpieza. Era porque Gulf tal vez no merecía pasar por lo mismo que él estaba pasando. Tendría suficiente con el despido de su trabajo y la expulsión de su hermano, y si esa no era una venganza justa y pareja, entonces buscaría la manera de hacer pagar al hermano de Gulf por su acción, pero él personalmente no lo lastimaría.
Él no lastimaría a un niño que bien podría ser su hermano menor.
«Afortunadamente no lo es», pensó, y curvó los labios en una sonrisa sarcástica.
Tomó el último sorbo de su café y recogió los planos de la mesa antes de salir a la carrera de su apartamento, dejando a Win dormido y con las ventanas y puerta con seguro. Ése día iba extrañamente temprano, y se percató de ello cuando revisó la hora en su teléfono móvil para asegurárse de tener tiempo de sobra, y lo tenía.

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Opuestos ➻ Mewgulf.
FanfictionMew Suppasit es un arquitecto adicto al trabajo, comprometido y meticuloso con los detalles. También es incapaz de concentrarse si no hay absoluto silencio. Gulf Kanawut es un compositor y pianista consumado que no puede vivir sin música, por eso s...