7.

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— ¡¿Qué has hecho?! — escuchó que gritó su hermano Gulf, pero Bright no fue capaz de contestar.

Tenía las manos hechas puños y su cuerpo temblaba, aunque no sabía exactamente por qué. Sólo era consiente de su entorno, pero no podía reaccionar a nada. Estaba allí, perdido en su arrepentimiento por lo que había hecho, viendo como su hermano corría al auxilio del precioso rubio que sollozaba en completo silencio, con las manos cubriéndose el rostro magullado.

Había estado parado allí, casi inerte, por poco tiempo, pero para él parecía que había pasado un millón de años, y aún en ése momento, sentía que el mundo se movía en cámara lenta.

— ¿Qué has hecho? — insistió Gulf, mientras limpiaba inútilmente el inagotable suministro de lágrimas que rodaban por las preciosas mejillas del rubio.

Bright no contestó.

— ¡¿Qué demonios le has hecho?! — insistió Gulf ota vez, y luego rompió a llorar — ¡Dímelo! — le ordenó, y sólo en ése momento Bright fue consiente de lo que había hecho.

¡Estaba en problemas!

— ... Y-yo — quiso decir, pero estaba tan aturdido que las palabras simplemente no salían de su boca.

En poco tiempo el baño se había llenado de otros estudiantes. Unos tratando de entender que había pasado y otros simplemente estorbando. Sentia una gran presión sobre sus hombros, tanto por la aglomeración de personas como por la culpa que lo invadia.

Es que él no sabía por qué había actuado de esa manera. No sabía que lo había impulsado para cometer tan baja acción contra ése chico que no había hecho absolutamente nada contra él. Quizás solo ignorarlo, pero estaba en su derecho de guardar silencio si no se le apetecía contestar, ¿no?. Pero aún así el ser ignorado le había calado hasta lo más profundo de los huesos.

No se consentía una persona agresiva, y nunca había tenido un punto tan violento en su vida. De hecho, nunca se había enfadado hasta el punto de querer romperlo todo y golpear a alguien, hasta que lo conoció a él...

No entendía exactamente que era lo que le sucedía con ése chico, pero estaba clarísimo de que él le producia un cúmulo de sentimientos extraños que no sabía como manejarlos.

(•••)

Mew bajó del auto después de haberlo mal estacionado a un lado de la academia. Entró corriendo y apartando con brusquedad a todo el que se interpusiera en su camino hasta que llegó a la oficina donde tenían a su hermano y al bastardo que lo había lastimado.

¿Quién había sido capaz de lastimar a alguien como Win?

¿Quién había tenido el coraje para dañar a un ángel como su hermanito?

Mew no lo entendía y tampoco quería hacerlo.

Sentía que había fallado como hermano, aunque estaba claro que no había estado en sus manos que eso sucediera. Había dejado a Win en un lugar donde, se suponía, estaba seguro. Donde, se suponía, cuidarian de él, pero no habia sido así.

Cuando recibió la llamada del rector de la academia esperó cualquier cosa, menos lo que el hombre le había informado.

Tiene que regresar, alguien golpeó bruscamente a su hermano — había dicho el hombre, con notable nerviosismo.

Y en ése momento el mundo de Mew se derrumbó.

Se había prometido a si mismo y a su padre en el cielo que cuidaría de Win como a su vida misma y en menos de 2 horas Win había sido golpearo y él no pudo hacer nada para defenderlo porque no estaba allí en primer lugar.

Opuestos ➻ Mewgulf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora