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Gulf tomó la taza llena de café entre sus manos temblorosas, tratando de disimular el dolor que se refugiaba en su corazón. Y es que para él no era fácil ignorar el hecho de que Mew se marchaba del complejo esa mañana.

Había visto el camión de la mudanza cuando regresaba a su apartamento, pero imaginó que se trataba de un nuevo vecino que llegaba a la zona apartamental. Su sorpresa fue grande cuando llegó a su piso y vió a muchos hombres sacar las pertenencias de Mew de su apartamento, entonces lo supo... Supo que había perdido a Mew para siempre.

Para él no era sencillo aceptar que estaba enamorado del arquitecto, pero lo estaba, y esa era la realidad de las cosas. Sabía que la situación entre ellos no mejoraría nunca después de lo ocurrido la última vez, donde Win casi muere por culpa de Bright... Otra vez.

Y le dolía...

Le dolía saber que el arquitecto no quería volver a verlo jamás en su vida. Le dolía saber que se marchaba sin decir adiós ni hacía donde iba. Le dolía todo. Pero lo que más lastimaba a Gulf, era el saber que su hermano se había convertido en su propio enemigo, causando problemas grandes en su vida y lastimando a personas inocentes por su egoísmo e inmadurez.

¿Por qué Bright lo lastimaba de esa manera?

Él siempre había tratado de ser el mejor de los hermanos para Bright, pero parecía que para éste nada era suficiente, puesto que cualquier cosa que hacía con su vida, Bright la echaba a perder.

Al principio le había perdonado todo, incluso lo excusó, alegando que solo era un jovencito con un mal comportamiento y falta de afecto. Pero después de casi matar a Win con su estúpida broma, y de descubrir que le había mentido con respecto a Mew solo porque no lo quería junto a él, Gulf ya no estuvo dispuesto a perdonarlo más.

Ya había caído suficiente ante su hermano. Había puesto en pausa su vida y su carrera por cuidar de él, y éste le agradecía causándole problemas y alejándolo de la persona que quería.

Porque eso hacía...

Mew se marchaba porque no soportaba más la situación con Bright, y porque no permitiría que la vida de Win volviera a estar en peligro a causa de él. Y Gulf lo entendía perfectamente, porque él mismo en ése momento quería a Bright lejos de él.

Lo amaba mucho, más que a nada, pero eso no le daba derecho a Bright de meterse en su vida personal. De mentirle abiertamente para alejarlo de Mew, de lastimar a Win quién era inocente en todo aquello, de jugar con sus sentimientos y su vida a su antojo.

Bright actuaba más como su enemigo que como su hermano, y aquello rompía en mil pedazos el corazón de Gulf. Porque por un lado estaba perdiendo al hombre que quería, y por otro, al hombre más importante en su vida.

Dejó que una lágrima amarga rodara por su mejilla en cuanto escuchó a los hombres abandonar el complejo. Aquello solo significaba que de Mew no quedaba más dentro de aquel apartamento. Ni sus cosas, ni su presencia.

No quedaba nada, porque Mew se había llevado todo junto con él, incluso el corazón del lindo profesor de música.

Gulf ni siquiera pudo verlo una última vez desde él incidente. Mew regresó al apartamento a traer ropa para Win que aún estaba en la clínica, y se encontró a Gulf en el elevador, como de costumbre. Pero lejos de abalanzarse contra él y devorar sus labios, Mew simplemente lo ignoró y lloró en silencio.

Y Gulf comprendía perfectamente aquello. Porque sabía que para Mew tampoco había sido fácil la situación en la que se encontraban. Por un lado él lo había estado ignorando por las mentiras de Bright, y luego, a causa de éste mismo, la vida de su hermanito se debatía entre la vida y la muerte.

Mil razones para que Mew lo odiara sobraban, y aún así Gulf había mantenido la esperanza de arreglar las cosas entre ellos, pero después de ése día no volvió a ver a Mew por ningún lado. No contestó sus llamadas, tampoco sus mensajes, y jamás regresó a dormir al apartamento.

¿Y qué más podía hacer?

Mew ya había decidido sacarlo de su vida, y Gulf, aunque dolido, lo aceptaba.

Y con ese dolor golpeando su corazón se fue a la cama, a llorar lo que le restaba del día, perdido en su agonía y tristeza. Lamentando que todo terminara así.

Sin siquiera haberle dicho a Mew lo que sentía por él...

«¡Te amo!» pensó. Pero aquellas palabras que había deseado expresar se quedarían allí, en su mente, y se desvanecerían con el paso del tiempo.

Al menos eso era lo que Gulf pensaba.

(...)

Bright estaba acomodado entre el colchón de su cama y la pared de su habitación, mientras escuchaba música por los auriculares y jugaba casualmente con los dedos de sus manos. En momentos como esos extrañaba muchísimo a su hermano Gulf, en especial porque hacía casi seis meses que no lo veía ni tenía comunicación con él.

Solo esperaba que en algún momento volviera a casa para poder disculparse genuinamente con él. Porque estaba realmente arrepentido por todo el daño que le había ocasionado a él y a sus vecinos.

En su ignorancia e inmadurez había actuado como un estúpido y sin ser consciente de sus actos había lastimado profundamente a su hermano, y eso aún no podía perdonárselo él mismo.

Cada día despertaba y se miraba al espejo con odio y asco. Sentía asco de si mismo y en la persona que se había convertido cuando había ocasionado todos aquellos problemas. En especial cuando recordaba como por su culpa Win estuvo a punto de morir.

Su paz se había ido por la borda, quitándole el sueño y las ganas de disfrutar su vida.

No había nada que disfrutar en primer lugar.

Él había causado daños y mucho dolor, y no había forma de remediar esos hechos. Solo podía quedarse allí, en su habitación, encerrado como un ermitaño para asegurarse de que así no lastimaría nunca a nadie más.

Pero en el fondo de su corazón sabía que eso no era lo correcto.

Él quería y debía afrontar sus errores, mejorar como persona para merecer el perdón de los que había lastimado, pero, ¿qué tenía que hacer para eso?.

El dilema era ése.

Mew y Win se habían marchado y ni él ni su hermano sabían a dónde. Por otro lado, él estaba de regreso en casa y Gulf no le dirigía la palabra. La situación se complicaba aún más por el hecho de que no tenía amigos a quienes acudir para solicitar apoyo y consejos.

Estaba tan solo y vacío... Como siempre lo había estado.

Si tan sólo él tuviera la oportunidad de arreglar las cosas, lo haría.

Si tan solo pudiera hablar con su hermano le diría cuanto lo siente y cuanto lo extraña.

Si tan solo pudiera ver a Win una vez más, lloraría por que lo perdonara.

Si tan solo Mew le diera la oportunidad, él buscaría la manera de enmendar sus errores.

Pero el "si tan solo" no era suficiente, y él lo sabía.

Él debía hacer algo para remediar aquel desastre, empezando por Gulf, quién había sido el más afectado por sus acciones.

Sin pensarlo mucho, se puso de pie y tomó la mochila que colgaba de la manija de la puerta. Sacó todo lo que había dentro y la llenó de ropa propia. Tomó el poco dinero que había en sus ahorros y escribió una nota a sus padres, donde les decía que no lo esperaran para cenar.

«Si hay algo que pueda hacer para recuperar a mi hermano, lo haré», se dijo. Y con eso en mente, siguió camino rumbo a Bangkok.

Solo esperaba no empeorar las cosas...

Opuestos ➻ Mewgulf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora