Opuestos ➻ Mewgulf.

16.

Gulf cerró la puerta de su apartamento con un fuerte golpe, causando que Zee y Mew se sobresaltaran ante su acción. Y es que Mew no entendía que era lo que le pasaba al lindo profesor. Él solo había estado allí, parado frente a su apartamento, hablando tranquilamente con Zee y, Gulf había aparecido con una linda sonrisa, pero en cuanto lo vió a él y a su amigo, dicha sonrisa se borró y se convirtió en un expresión aterradora que le erizó los vellos del cuerpo, luego pasó por el lado de ambos sin saludar y se adentró a su propio hogar, golpeando la puerta como si esta le hubiera hecho algún tipo de daño.

Mew no estaba seguro de qué debía hacer en ése caso. Sentía que no tenia ninguna responsabilidad con respecto a como Gulf actuara, puesto que no tenían ninguna relación más que las caricias y besos ocasiónales, pero al mismo tiempo Mew se sentía con el deber emocional de preguntarle qué le sucedía y por qué estaba molesto.

Cuando Zee se despidió y se marchó del complejo, Mew aprovechó que Win no estaba en casa para dirigirse al apartamento de su vecino. Con un sin fin de inquietudes rondándole la cabeza, las hizo a un lado y tocó el picaporte con tal suavidad queriendo no ser escuchado para así tener la excusa perfecta y poder marcharse.

Pero no tenia tanta suerte como pensaba...

Después de unos segundos la puerta se abrió, dejando ver a un precioso Gulf con el rostro distorsionado en una expresión molesta que terminó por asustar el mayor. Tenía el entrecejo fruncido y los labios caídos en disgusto ante su presencia. Mew sonrió suavemente como escudo protector, pero le sirvió de nada, puesto que Gulf no cambió su expresión ni un poco.

Estaba verdaderamente molesto.

— ¿Qué haces aquí? — inquirió el profesor de música, alterando los nervios del contrario ante su tono lleno de desdén.

Mew respiró profundo, tratando de controlar sus nervios y volvió a sonreírle, pero esta vez con miedo.

— ... Yo... sólo quería saber si estabas bien — contestó, jugando nerviosamente con sus dedos y desviando su mirada a cualquier punto, menos a los ojos negros que lo miraban inescrutables.

— Estoy bien, ¿por qué no debería de estarlo? — aunque Gulf quería verse lo más casual que le fuera posible, le resultaba difícil, puesto que jamás había sido bueno ocultando sus sentimientos.

Mew se crispó ante la defensiva del chico, y estuvo dispuesto a irse, aceptando que estaba bien, pero no puedo hacerlo, puesto que algo dentro de él le decía que Gulf le mentía y que su deber era averiguar lo que verdaderamente le pasaba.

¿Por qué era su deber?

El arquitecto estaba muy confundido y no sabia cómo manejar la situación sin verse muy interesado en el lindo profesor. El problema era que sinceramente estaba interesado en el chico y en lo que pasara, pero no estaba seguro de si era buena idea involucrarse con él más allá de lo que ya compartían...

— ... Mientes — farfulló, causando que la molestia en Gulf incrementara considerablemente.

El chico apretó los puños contra sus piernas para tratar de controlar sus impulsos y no arremeter contra el idiota de su vecino, porque ciertamente él no era de todo culpable de su molestia. En cierta forma si, pero la mayoría de culpa era suya por no saber separar sus sentimientos de la realidad...

La cosa era que Gulf estaba celoso de Zee y su cercanía con el arquitecto, y eso no era algo que Mew tuviera en cuenta en absoluto.

— ¿Me acusas de mentiroso? — interpeló el menor con rabia, para ese entonces, inconscientemente, cada uno ya había avanzado un paso al frente y se encontraban peligrosamente cerca.