Opuestos ➻ Mewgulf.

22. 3/3

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Gulf se levantó de su cama a regañadientes y arrastró sus pies por el frío suelo hasta llegar a la puerta de su apartamento, donde alguien tocaba con evidente desesperación. Estando allí preguntó quién era, pero al no obtener respuesta se asomó por la mirilla, pero sólo vió una mata de pelo negro asomarse. Pero su curiosidad era más fuerte que él, por lo que, sin dudarlo, abrió la puerta para ver de quién se trataba. Y para nada grata fue su sorpresa cuando se topó de frente con Bright.

Ninguno dijo nada al principio. Bright porque no sabía por donde empezar, y Gulf, porque tenía un nudo en la garganta.

Permanecieron así lo que pareció una eternidad. Gulf asimilando la situación y Bright tratando de calmar su angustiado corazón. Porque ciertamente tenía mucho miedo. Miedo de la manera en la que Gulf fuera a reaccionar ante su presencia desde de 6 largos meses sin dirigirse la palabra.

Después de 6 largos meses donde Gulf ignoró el hecho de que era su hermano menor.... Pero Bright no lo culpaba en absoluto, porque su hermano simplemente tenía razón y motivos para haberse alejado de él de la manera en que lo hizo. Y era más fácil aceptarlo que mentirse a si mismo.

Por eso decidió que lo correcto era que él diera el primer paso, ya que había sido él quién causó los problemas en primer lugar.

Con los nervios pendiendo de un hilo, respiró profundo, tomó valor de donde no tenía y se acercó a Gulf.

Un paso...

Dos pasos...

Tres pasos...

Y lo abrazó.

Gulf no retrocedió.

¡Gulf no retrocedió!

El tiempo se detuvo para los dos y se volvió eterno mientras Gulf, con dudas e inseguridad, luchaba entre corresponder o no al abrazo de su hermano. Y en cuanto escuchó el llanto de Bright sobre su hombro, no dudó más y se aferró a él tan fuerte como pudo. Tan fuerte como su cuerpo debilitado le permitió.

Y no mentiría. Pese a todo lo ocurrido, abrazar a Bright se había sentido como volver a nacer. Como volver a respirar después de mucho tiempo conteniendo el aire en sus pulmones.

Aquello se sintió como el acto más hermoso y maravilloso del mundo. Porque a pesar de todo, Bright seguía siendo su hermano. Sangre de su sangre, y la persona que más amaba en la vida.

Entonces supo que todo aquel odio que había profesado contra su hermano por sus acciones no era verdadero. Él nunca podría odiar a su hermano. Nunca podría desterrarlo de su vida como si no importara nada. Porque si importaba y mucho. Porque dejando a un lado lo ocurrido, su hermano siempre había estado allí para él. Apoyándolo cuando sus sueños se veían rotos. Animándolos como su más grande admirador cuando todos los demás no creían en él ni en su talento como músico-compositor. Porque Bright había tenido el coraje de abandonar su vida y su hogar por ir corriendo tras de él porque lo extrañaba.

Porque Bright nunca lo había abandonado pese a cualquier cosa. Y con ése último pensamiento, Gulf también rompió a llorar.

Había estado tan deprimido todo ése tiempo, pero había atribuido aquello a la ausencia de Mew, pero lo cierto era que también había extrañado a su hermano, y la tranquilidad que lo albergó después de abrazarlo solo lo confirmó.

Se separaron cuando sus cuerpos no lo soportaron más, y cuando las piernas de Gulf se debilitaron lo suficiente como para casi caer de bruces, pero afortunadamente Bright había estado allí para evitar que cayera y se lastimara.