Capítulo 11

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Te encantará.

Eso solo me emocionó más. Con ansias bajé de su Lamborghini y lo único que vi fue una gran entrada de lo que se asemejaba a un circo. Pero mi comparación fue errónea ya que el cartel de bienvenida decía: “Atracciones Seaword”. Incluidas las comillas.

Así que, me había traído a un parque de atracciones.

—Un parque de atracciones. —dije en voz alta mis pensamientos.

—Ven —me enganchó su mano, tiro de mí para aventurar cada rincón del parque—. Mira, un barco pirata —señaló con emoción un gran barco antiguo—. Oh, y allí la taza de café giratoria. —miró la gigantesca taza que giraba sin parar.

Sus ojos brillaban y gravitaban por todos lados. Considerando una atracción más increíble que la anterior. Parecía un niño pequeño en una juguetería.

—¿Nunca habías estado en un parque de atracciones?

Era más una sospecha que una duda.

Yo por otro lado, había ido centenares de veces a estos lugares. Contrataban mucho a papá para los festivales y conciertos en lugares turísticos, a dónde íbamos junto a él. Pasábamos más tiempo en sitios famosos que en nuestra casa. Bueno, si tenemos en cuenta que nuestra casa es esa época era una casa rodante.

—Jamás —gozaba del ambiente—. ¿A dónde quieres ir?

—Mejor elige tú.

—Vamos a… —visualizo cada puesto y atracción.

Cuando sus esferas celestes dieron con la montaña rusa, su sonrisa se propagó.

—A la montaña rusa.

No me agradaban estar a altas alturas, pero la ilusión en su rostro era algo que no iba dañar.

—Ok. —cedí y tan pronto como acepté, ya estábamos en la fila.

Alcé mi cabeza para encontrar los caminos y curvas de esa montaña. Los gritos de las personas dentro de los carriles, me obligaba a salir de la fila. Esto era una mala idea.

—Es nuestro turno. —dijo Trey tendiendo su mano para entrar a nuestros puestos.

Chispas, Mia, ten ovarios para subir. Tú puedes.

Junte nuestras manos y la seguridad corrió como descarga eléctrica por mi cuerpo. Subí y abroché mi cinturón de seguridad. Respirando una bocanada de aire que llenara por completo mis pulmones.

Miré a mi acompañante. Rey Ricura estaba tan sonriente y enérgico, no le temía a la velocidad ni a estar muy lejos del suelo.

Trey era valiente y temerario.

—Esto será una locura.

—Sí, una completa locura. —sentí el miedo vibrar en mi voz, o en mis labios.

Cerré los ojos, será mejor que no vea como caemos.

Temblaba, el nerviosismo se apoderaba de mi con cada segundo. Cálmate. Me dije a mi misma. De pronto sentí algo en mis labios, abrí los ojos confundida.

Era Trey. Me estaba besando. Se separó muy pronto esfumando mis nervios y miedo. Fue un leve toque de labios que acabó con mi angustia.

Sonrió y me susurró.

—No tengas miedo, Colibrí.

Todo se fue. Los carriles a toda velocidad pasaban por las desafiantes cuervas y las temibles bajadas llevándose mis nervios, mi enojo, mis problemas y mi pasado. Todo.

Persiguiendo mi arcoíris © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora