Capítulo 6

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Cómo.

 ¿Trey era jugador de Básquet?

Me temo que sí y por lo visto, uno de los mejores de su equipo.

Era el capitán de The Dragons.

Rey Ricura caminó como si fuera el Rey del mundo por la cancha. Todo su andar lo presencié en cámara lenta bajo la melodía Starboy de The Weeknd. Creí por un instante que era obra de mi imaginación, pero la canción era reproducida por las cornetas, por lo menos no estaba alucinando con eso.

Trey se veía tan atractivo con el uniforme puesto. Resaltaba sus trabajados brazos. San Brazos hizo muy bien su labor en ese guapo ser.

Los jugadores del Equipo The Dragons miraron a sus rivales con diversión. Muy opuesta a la actitud sus contrincantes The Monsters. Sus caras emanaban sed de triunfo y hambre de victoria. La verdad, era muy difícil deducir quién ganaría.

El sonido del silbato dio inicio al partido y con él los jugadores comenzaron su batalla.

En el trascurso del partido me percaté de la experiencia y destreza de ambos equipos, talentosos equipos, quise decir.

Trey se desplazaba por la cancha como si fuese nacido para estar allí. Sonreía todo el tiempo. Disfrutaba al máximo lo que hacía. Eso le otorgaba vitalidad y felicidad.

En definitiva, ese era el talento de Trey. El Básquet.

Los marcadores ponían en evidencia la mala racha de los The Monsters, los desdichados apenas pudieron encestar dos veces. Ellos tenían las de perder, no los culpaba, sus oponentes eran muy estratégicos y talentosos.

Al final, sucedió lo que los fanáticos de los The Dragons anhelábamos, su victoria.

Grité, me divertí y animé al Rey Ricura. Había visto centenares de veces esto detrás de una pantalla, nada comparado como presenciarlo en vivo. Una experiencia fascinante.

—Vamos —me empujó Tania—, el tarado de Trey nos debe de estar esperando.

Y caminamos por los pasillos del estadio, en sus paredes colgaban retratos y trofeos de los mejores jugadores de todos los tiempos. Reconocí algunos, otros ni por accidente se me hacían familiar. Seguí a las chicas hasta las afueras del estudio en donde se hallaban todos los miembros de The Dragons, incluyendo a su sensual capitán.

Me crucé de brazos cuando se plasmó en mi visión.

—¿Estás enojada?

—Sí que me sorprendiste, Starboy. —apliqué su legendario apodo.

—¿Sorprendida bien o sorprendida mal?

—Cincuenta y cincuenta. —enaltecí mis hombros, intercambiándole miradas.

—¡Trey! —gritó una tercera persona, robando toda nuestra atención, era un chico moreno—, nos vamos a la fiesta ¿Te unes?

Trey me miró y consideró la propuesta de su amigo.

—¿Quieres ir? —preguntó—, sólo es una fiesta de celebración.

No lo sé. Tenía que ponerme al pendiente de mi futuro trabajo.

—La verdad, tengo cosas que hacer, Trey.

—No iré, si tú no vas.  

—Vamos, viejo —rogó él moreno—. Una fiesta sin Starboy, no es una fiesta.

—Vamos, Mia —me animó Tania—. Es más, cuando tú quieras irte, yo misma te llevaré a casa.

Todos esperaban ansiosos mi respuesta, incluido el amigo de Trey

Persiguiendo mi arcoíris © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora