Capítulo 19

785 83 21
                                    

Yo era gris y él me gustaba porque venía en colores.

Pero cuando me tocó, me convertí en un cielo colorido.

Juntos nos convertimos en un arcoíris.

—¿Te sientes mejor?

—No era necesario nada de esto, Trey.

Luego de mi recaída emocional, él se ocupó de consolarme.

Trajo helados y hasta se ofreció para que viéramos una película de romance, pero me confirmaba con los helados. Todo para sentirme mejor, según él.

—Aunque estaría mejor si me abrazas.

Él en lugar de contestar se lanzó sobre mi para rodearme con sus brazos, brindándome calor y cariño.

Duramos así; abrazados; en el silencio profundo lleno de tranquilidad y armonía.

—Colibrí, gracias por confiar en mí y revelarme tus heridas.

Yo dibujaba líneas en su cabellera que caía en mi pecho.

Sí, confiaba en él.

Ahora venía la parte difícil: que él confiara en mí.

—Trey.

Se levantó para apoyarse con sus codos a mis costados para verme y de forma inconsciente acaricie su mejilla, —Dime, Colibrí.

Era mi oportunidad.

—¿Por qué estuviste en depresión?

Me esforcé en ser muy suave y hablar con tono de voz apacible.

Él lo pensó por unos minutos y yo deseaba que me dijera algo.

Vamos, Trey, confía en mí. Por favor.

Él apartó mi mano.

—Nada. —musito con toques de molestia. 

¿Por qué mentía?

Algo le pasó para que se deprimiera.

—Sí te pasó algo.

Entonces mis palabras detonaron su furia.

Se levantó alejándose de mí.

—Lo que me ha pasado no es tu problema. —bramó.

No sé qué dolió más, que no le importara mi interés en ayudarlo o que no confiara en mí.

Él; de verdad; no confiaría en mí.

Le dediqué una mirada pesada, bajé la cabeza.

—Tienes razón —mi voz salió rasposa—. No es mi problema.

Me levanté de la cama para irme a mi cuarto, posiblemente a llorar por lo estúpida de soy.

—Colibrí, no quiero hablar de eso. —dijo más calmado.

—Tranquilo, no volvernos a hablar de eso —guíe mis pasos hacía la puerta—. Buenas noches, Trey. —le deseé antes de salir.

Tan difícil es confiar ¿eh?

—¿No dormirás conmigo?

Estaba a mis espaldas y la verdad no quería verlo.

—No. —negué rotundamente encerrándome de un portazo en mi habitación.

Sin esperar el mañana, arroje mi cuerpo en la cama y el vacío en mi pecho se sintió como un abismo sin final.

No me sentía así desde el funeral de Alice.

Persiguiendo mi arcoíris © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora