Une

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Barcelona nos recibió con un hermoso día. La cuarta fecha de la temporada 2021 estaba por comenzar mañana, por lo que decidimos salir a pasear y disfrutar de la tarde/noche libre.

- Sigo insistiendo en que éste uniforme te queda grande, Bonito. ¿No podes hacer algo al respecto? Digo, capaz que con algo más ajustado te sientas más cómodo. 

Dejé su ropa lista y acomodada en la silla para ir hasta mi valija y sacar mis cosas así no estaban tan arrugadas.

- Es que si es más ajustado, eso significaría usar un talle menos, por ende me va a queda corto - respondió saliendo del baño secándose su cabello con una toalla.

- Pero iguaaaal, necesitas un cinturón para el pantalón, te queda suelto de todos lados, y la remera parece un camisón. No hace justicia a tu cuerpo tallado por los mejores escultores.

- Amoooor - rió mirándome - ¡Que exagerada!

- Solo digo que hay que darle al público lo que quiere - levanté mis manos.

- ¿Ah, si? ¿Y qué es?

- Ver eso en HD - lo señalé de arriba a abajo - Pero lo bueno es que no pueden tocarlo.

- Porque...

- Porque todo lo que hay ahí - repetí la seña - es MIO. Y si es necesario, voy a escribir mi nombre en el. Como cuando Andy escribe en la bota de Woody.

- Ay, amor - trató de aguantar la risa - Te creo. Sé que sos capaz de hacerlo.

- No me pongas a prueba, Italiano - enanqué una ceja.

- Tranquila, no lo voy a hacer - me hizo ojitos y se acercó donde estaba.

- Más te vale - lo abracé y acaricié su triangular espalda desnuda - ¿Te puedo esperar abajo? Así mientras llamo a mi familia para saber como están.

- No hay problema, Bonita - acarició mi mejilla y cerré los ojos ante ese gesto - Me cambio rápido y voy.

- Si me quedo acá, me voy a distraer viéndote como te paseas sin esto...

Bajé mis manos rápidamente hasta el borde de la toalla que tenía atada a su cintura y se la solté, dejándola de adorno en el piso.

- Lía... - negó con una sonrisa.

- Te amo - me puse en puntas de pie para dejar un casto beso.

- Yo mucho más - tironeó de mi labio inferior y se me escapó un gemido.

- No - susurré y me alejé de él - Si no, no vamos a salir.

Escuché su carcajada mientras buscaba mi celular y la cartera para dirigirme hacia la puerta de nuestra habitación.

- ¿En serio me vas a dejar así? - preguntó a mis espaldas.

Me di vuelta para observarlo y estaba ubicado en el medio del cuarto, totalmente desnudo con sus manos en las caderas regalándome una de las mejores imágenes que podía tener de él.

- Tenes dos manos. Podes solucionarlo. Pero si queres, te prometo que a la noche me hago cargo de el - señalé su miembro y le guiñé el ojo.

- Trato hecho.

Salí del lugar para dirigirme al ascensor y poder bajar al lobby, donde había visto un lugar tranquilo para poder ubicarme lejos de la gente que paseaba por el lugar y del ruido mientras realizaba una videollamada con mi familia.

Hablamos un rato, me contaron lo que estaban haciendo, las travesuras de mis sobrinos y algún que otro chisme, hasta que llegó el momento de cortar la comunicación.  Sonreí nostálgica hacia el aparato ya que los extrañaba mucho. Aunque el calendario no era tan apretado a comparación de lo que fue el 2020, era muy difícil que pudiera ir a visitarlos. La última vez que estuve con ellos fue para fin de año, donde lo conocieron a Michael.

Estaba guardando el celular en la cartera, cuando un grupo de personas me llamó la atención. Eran 3 chicas, rondando los veinte años y se notaba que estaban buscando algo. Justo mi novio me mandó un mensaje de que en unos minutos bajaba asique terminé de acomodar mis cosas.

- Discúlpame que te moleste... - escuché en inglés frente a mí y levanté la mirada para observarla.

- ¿Si? - respondí en el idioma local.

- Ah, hablas español - me sonrió una de las chicas - ¿Me podrías decir si el equipo McLaren se hospeda en este hotel?

- ¿El equipo McLaren? - cuestioné.

- Si, el de Fórmula 1 - informó la segunda un poco tímida.

- Emm... - intenté pensar en una respuesta lógica pero era imposible mentir ya que habían varios carteles en el lugar con el logo del equipo.

- Espera un momento. Yo te conozco - dijo la primera y me miró fijamente - Te he visto en entrevistas al lado Charles Leclerc. Sos vos, ¿verdad?

- Yo... - mi mente quedó en blanco. Nunca me habían reconocido antes de ésta forma.

- ¿O sea que Ferrari también se está quedando acá? - cuestionó la última persona del grupo - ¡Charles y Carlos! Quiero conocerlos.

Justo sonó la campana del ascensor anunciando la llegada al piso donde nos encontrábamos y mis ojos se fueron directamente a la puerta, como mi buena intuición me indicaba que él estaba por aparecer.

- Oh por Dios, chicas. Es Daniel Ricciardo - la voz aguda de la castaña me sorprendió.

- Aaahh, y viene con su entrenador.

- No puede ser.

- Son más hermosos en persona - susurró la que estaba más cercana a mi.

- Ricciardo, quien te conoce. Pido a Michael - chilló la segunda y rieron - Lo dije yo.

- A mi no me molestaría estar con ambos...

- Sshh, amiga. Más despacio - le sugirió la más alta del grupo - Creo que te escucharon desde la esquina.

Ella se dio cuenta de que yo podía oír todo lo que decían. Abrí los ojos como platos y traté de aguantar la risa al mismo tiempo que las 3 chicas iban caminando hasta el piloto australiano que estaba en compañía de su mejor amigo. Ambos se sorprendieron con la presencia femenina, pero accedieron amablemente a sacarse fotos y firmar autógrafos.

- Gracias chicas. Si nos disculpan, nos tenemos que ir. Que tengan buenas tardes - la voz de Dan se hizo presente y los dos hombres se alejaron de ellas.

Miré a ambos y me puse de pie para ir hasta su encuentro.

- Ya estoy, amor - informó mi novio.

Sonreí y lo abracé por el cuello.

- Mike, ¿por qué Lía tiene cara de psicópata? - susurró Ricciardo.

- Ey - observé al piloto con el cejo fruncido - Si hubieran escuchado lo que ellas dijeron hace 3 minutos atrás...

- ¿Qué fue? - cuestionó el entrenador.

- ¿En serio quieren saber?

- Ahora no sé. Tengo miedo - Daniel simuló un escalofrío.

- La castaña dijo de que le gustaría estar con ambos - informé mientras tomaba las mejillas de Italiano y apoyaba mis labios contra los suyos.

- Ahora entiendo todo esto - sentí su barba raspar contra mi piel y sus manos se posaron en mis caderas.

Besé lentamente a mi prometido y apenas me alejé para mirarlo con una sonrisa al mismo tiempo que escuchábamos unos cuchicheos lejos nuestro.

- Creo que les dejaste en claro quien sos, Lía - dijo el piloto australiano riendo.

- ¿Acaso estás celoso porque aún no llegó Paula y no puede hacer lo mismo con vos? - le saqué la lengua.

- Pero, ella está llegando ahora. Justo iba al aeropuerto a buscarla - imitó mi gesto.

- Niños - rió Michael mientras tomaba de mi mano - Ya dejen de pelear y vamos a pasear.

- Ella empezó, amigo.

- Ya, deja de llorar y salgamos - caminamos juntos hasta la puerta del hotel.

Giré para ver al grupo de chicas y les guiñé el ojo al mismo tiempo que me miraban sorprendidas.

Lo siento, pero Michael Italiano es mío.

No me sueltes - Capítulos perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora