Dix-Huit

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Solo dos carreras más y entramos en el receso de verano. Solo dos carreras más y entro en licencia por maternidad.

El calor que cubría sobre toda Europa era muy sofocante y con mis casi 7 meses de embarazo, no lo estaba pasando muy bien que digamos.

Michael había tratado de convencerme de no ir a éste Gran Premio, pero tenía que entrenar a la persona que me iba a suplantar en mis días de ausencia. No quería irme así como así y fallarle al equipo.

- Ok, ¿cuáles son los planes entonces? - preguntó Charles y lo miré.

- ¿Otra vez? - enanqué una ceja.

- Es que estaba contestando un par de mensajes - respondió mientras me enseñaba todos sus dientes en una sonrisa.

- Vas a tener que empezar a escuchar a la primera vez, acordate que no voy a estar acompañándote hasta el año que viene.

- ¿Tanto tiempo te vas a tomar? - abrió los ojos sorprendido.

- Si - asentí - Porque es la licencia y las vacaciones juntas, asique lo más probable es que recién vuelva en febrero a Maranello, o para los test de pretemporada.

- Ohh - susurró.

- O puede que aparezca de sorpresa en algún premio, no lo sé. Dependerá de él - coloqué mis manos sobre mi barriga y mi pequeño se movió, lo que me sacó una sonrisa.

- Prometo ser un buen chico mientras vos no estás.

- ¿Seguro? - cuestioné.

- Así es - respondió intentando ser serio y negué divertida.

- No te la crees ni vos, pero bueno, te estaba diciendo que... - y le expliqué nuevamente los planes para el fin de semana.

- Ok, ahora si - aplaudió una vez - ¿Puedo ir a andar en bici por el circuito?

- Si señor, puede ir.

Se puso de pie y yo lo imité. Empecé a acomodar los papeles que tenía desparramado sobre la mesa y sentí que el piso se movía. Cerré los ojos intentando controlar mi respiración ya que mi corazón había empezado a latir muy rápido.

- ¿Estás bien?

Escuché la voz del monegasco a lo lejos, pero no respondí.

- Lía...

Nuevamente habló y moví mi mano intentando encontrar algo para apoyarme.

- ¡Merd!

Dijo en francés y perdí el equilibrio.

~

La sensación que tenía en mi cuerpo era el de estar acostada en una nube. Intenté abrir los ojos, pero con el brillo alrededor me costó un poco hacerlo. Cuando logré habituarme, pude ver una mancha roja a lo lejos que caminaba de un lado a otro hablando, lo que pude deducir que lo estaba haciendo con su celular.

- Si, no te preocupes. Se acaba de ir nuestro médico. La trajimos a mi motorhome - al escuchar esto observé con más detalle a mi alrededor y efectivamente estábamos en su lugar de descanso.

Intenté levantarme de la cama, pero solo pude emitir un quejido lo que hizo llamar la atención del piloto y se dio vuelta rápido para observarme.

- Ya se despertó - dijo acercándose a donde estaba - La puerta está abierta, asique cuando llegues pasa nomas.

Sostuvo su teléfono unos segundos más en su oído y luego lo dejó en la mesa de luz.

- ¿Cómo te sentís? - preguntó bajito mirándome.

No me sueltes - Capítulos perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora