Onze

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Los rayos del sol se estaban asomando a traves de la ventana y nos bañaba con sus destellos. El juego de luces y sombras por toda la habitación era hermoso.

Sonreí al escuchar como su respiración cambiaba. Eso significaba que estaba por despertar.

No pasaron ni diez segundos cuando sentí que dejaba un beso entre mis pectorales y levantó sus ojos para mirarme.

- Hola Bonito - murmuró con la voz ronca.

- Buen día, mi amor - dejé un suave beso sobre sus labios - ¿Cómo dormiste?

- Muuuuy bien. Alguien estuvo muy energético anoche - dijo y mis mejillas ardieron.

- ¿Te lastimé? - cuestioné preocupado.

- No, no. Pero me agotaste.

La apegué más a mi cuerpo y Lía enredó sus piernas entre las mías. Sus dedos recorrieron los lunares que estaban esparcidos por mi pecho y suspiré. Me encantaba que hiciera eso porque sabía que era su juego favorito.

- ¿Tenemos algún plan para hoy?

- Bueno... - dejé un beso sobre su frente - ...podemos salir a desayunar por la zona de Santa Mónica, así después paseamos por la playa. Luego nos queda cerca ir hasta el centro para seguir recorriendo el Paseo de la fama de Hollywood que ayer nos quedó pendiente.

- Me gustan tus ideas.

- Y de paso, compramos nuestros abrigos - la observé expectante.

- ¿Abrigos? - me miró sin entender y asentí - ¿Por qué? Si el clima acá es caluroso.

- Porque...

- Michael - su voz sonó a amenaza.

- ...nos vamos ésta noche a Nueva York, Bonita.

- ¿Qué? - se paró de un salto sobre la cama y reí.

- Vamos a recibir el año nuevo ahí.

- ¿De verdad? - se arrodilló a mi lado y sus ojos estaban brillosos.

- De verdad - asentí y se tiró encima mío - Auuch, amor.

- Perdón, es que... - su voz sonaba temblorosa.

- Uno de tus sueños es ir al Time Square para recibir el año nuevo - informé despejando sus cabellos de su cara.

- ¿Cómo te acordás?

- Lo dijiste en una de las primeras citas que tuvimos - le sonreí tierno - El año pasado no pudimos ir porque teníamos que conocer a nuestras familias. Pero, este año no nos lo vamos a perder.

- Te amo - me abrazó fuerte y se escondió en el hueco de mi cuello.

- Y yo te amo a vos - susurré mientras le dejaba besos por toda su cara.

Tironeó suavemente de mi labio inferior y esbocé inevitablemente una sonrisa a lo que ella me imitó. Ladeé mi cabeza para darle acceso a su lengua juguetona que buscaba entrelazarse con la mía. Sus labios eran la combinación perfecta para los míos, así que no dudé en seguir allí, cerca de ellos mientras la apretaba contra mi cuerpo, sintiendo como nuestros corazones latían rápidamente y en conjunto.

De repente se separó de nuestro abrazo y se alejó de la cama.

- No. Si seguimos así, no vamos a llegar a desayunar.

- ¿Es en serio, amor? - levanté una ceja.

- Sip - se metió dentro del vestidor.

- ¿Y qué voy a hacer con esto? - cuestioné señalando mi entrepierna.

No me sueltes - Capítulos perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora