Quinze

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Tragué lentamente y me senté en el lugar designado en el box frente a la tv que mostraba la transmisión oficial de la carrera. Miré de reojo las estadísticas donde indicaban las vueltas que faltaban para terminar el Gran Premio de Canadá y comencé a mover la pierna nerviosa.

Sólo dos giros más y podíamos obtener un 2 - 3 en el podio. Este circuito nos asentaba muy bien y ambos autos estaban andando mejor que nunca. Poco a poco Charles empezaba a sentirse más cómodo en el equipo, no era fácil entrar a Ferrari y mantener el ritmo que tenían. Bueno, no solo era por el piloto ya que yo también era nueva acá dentro y fui encontrando el espacio necesario para sentirme a gusto con lo de Maranello.

De repente, un sonido ensordecedor explotó en el box y entendí en que la carrera había terminado. Tras un rápido chequeo en las pantallas logré ver que finalmente los dos monoplazas rojos estaban en el podio. Todos corrimos hasta la zona donde iba a ser la premiación y observamos orgullosos a nuestros pilotos. Vettel y Leclerc estaban eufóricos.

Al mirar al peldaño número 3, sonreí orgullosa en el momento en que levantaba su trofeo y sentí mis mejillas arder cuando guiñó su ojo derecho en mi dirección.

De un momento a otro, estaba abrazando a Charles a la salida del "Cool down room" y sentí como olfateaba mi perfume sobre mi cuello lo que me hizo poner un poco nerviosa.

- ¡Felicitaciones! - murmuré separándome de sus brazos.

- Gracias Lía, se sintió tan bien al final cuando pude ver la bandera a cuadros.

- Esta noche vamos a brindar con todo el equipo - la voz de Binotto se escuchó a nuestras espaldas y asentimos de acuerdo con esa idea.

- Vamos Leclerc, tenemos trabajo que hacer - informé y ambos caminamos hasta el corralito de prensa para cumplir con las normativas.

~

El local donde nos encontrábamos estaba lleno. Pilotos de todas las escuderías, periodistas y algunos famosos eran los invitados al festejo de este gran premio de manera que podíamos distendernos bastante. Era algo que realmente lo necesitábamos.

Me acerqué a la barra en busca de un trago cuando sentí una mano suave en mi espalda baja. Me puse en estado de alerta pero a los dos segundos mordí mi labio inferior cuando logré identificar al dueño del perfume dulzón que estaba embriagando mi nariz.

- Te estaba buscando - Charles habló en mi oído y recorrió la base de mi columna con su palma - Estás muy linda.

- Leclerc, hay mucha gente- murmuré mientras mi piel se erizaba ante su tacto.

- ¿Y si mejor nos vamos de acá? Me gustaría que estemos un rato a solas.

- ¿No crees que va a ser un poco sospechoso...?

- Mmmmh, podemos decir que estaba cansado por el esfuerzo de la carrera de hoy y que vos decidiste acompañarme para asegurarte que llegue bien.

- La tenias pensada a la excusa, ¿verdad? - giré mi cabeza para contemplar su perfil y él sonrió, haciendo que sus hoyuelos se marquen en sus mejillas.

La tensión sexual que veníamos teniendo desde hacia un par de semanas se hacía presente en estos momentos. Aún no había pasado nada, ni siquiera un beso, solo simples roces que generaban electricidad entre nosotros y miradas que sacaban chispas. Ambos teníamos el deseo de que pasara algo, pero por alguna razón aún no se concretaba, y era eso mismo lo que generaba más y más tensión. Sabíamos que existía una química poco evitable y que estaba contenida por el mismo hecho de compartir un trabajo tan cercano.

- Vamos - murmuré segura y me puse frente a él para guiarnos hasta la salida.

Faltando unos metros para llegar a la puerta, me llamó la atención algo que pasaba a nuestra derecha. Cuando logré enfocar la vista al tumulto, divisé a Daniel Ricciardo cantando el tema que estaba sonando en estos momentos junto a Max Verstappen y a Pierre Gasly, seguramente todos tenían un poco de alcohol en sus venas. Pero una carcajada escandalosa me hizo buscar al dueño de la misma y me quedé mirándolo más tiempo de lo normal. Tal como si me hubiera percibido, nuestros ojos hicieron contacto y esbozó una sonrisa de lado. Un gemido inaudible se escapó de mis labios, sorprendiéndome por la reacción ante esta persona y traté de hacer memoria de donde lo tenía visto.

Mi reacción llamó la atención de Charles.

- ¿Qué pasó? - la voz del monegasco me trajo a la realidad y observó lo que yo estaba viendo - Son los chicos RedBull.

- Pero Daniel no está más en el equipo - parpadeé varias veces.

- Se lleva bien con ellos.

Me empujó suavemente con su mano en mi espalda para que caminara e hizo que rompiera la unión visual que tenía con el amigo del australiano. Ambos nos dirigimos hasta la Ferrari que estaba en el estacionamiento del boliche y luego de subirnos a ella, nos encaminamos hasta el hotel donde nos estábamos hospedando.

~

Una vez dentro del ascensor, Charles agarró mi mano para entrelazar nuestros dedos y sonreí.

- Me gusta estar así con vos, tranquilos.

- No siempre se puede - dije mientras las puertas de la caja metálica se abrían en nuestro piso.

- Lo sé. Por eso es lindo aprovechar estos momentos.

Caminamos juntos sin romper nuestra unión. Llegamos a su habitación y tras un rápido paso por el baño, salí al balcón donde el monegasco ya había puesto almohadones en el piso simulando un sillón.

- Te traje... - tendió su mano y me dió su buzo celeste, ya que la noche estaba fresca y merecía un abrigo.

- Gracias - murmuré y me ubiqué a su lado, apoyando la espalda contra la pared.

- Tampoco me olvidé de las bebidas - informó mientras me pasaba una botella de cerveza.

- Por el podio de hoy - señalé en su dirección y me respondió con una sonrisa.

Chocamos los vidrios y bebimos un trago.

Levanté la vista hasta el cielo canadiense y cerré los ojos disfrutando de la pequeña brisa que se había levantado, logrando que tiemble por inercia.

- Vení - escuché la voz de Charles cerca de mi oído y sentí pasar su brazo por detrás de mi espalda, atrayéndome hacia su cuerpo.

Me acomodé contra él y apoyé mi cabeza sobre su hombro, quedándonos en un silencio agradable.

Comenzó a acariciar mi antebrazo lentamente, haciendo que mi piel se erice por completo. Ante esto, terminé de abrazarlo para así poder estar más cómodos. Sus labios fueron hasta mi sien y contuve la respiración.

Recorrió mi mejilla con su nariz hasta dejarla apoyada sobre mi cachete. Giré apenas mi cara y la elevé un poco para observarlo, dejando nuestras bocas a pocos centímetros de distancia. Podía sentir como nuestras respiraciones se mezclaban.

Instintivamente cerré mis ojos antes de que nuestros labios se encontraran.

Un simple roce que despertó todo en mi interior. Podía sentir como mi corazón golpeaba fuerte contra mi pecho. Nada provocaba tantas sensaciones y reacciones en nuestro cuerpo como este beso.

Apenas abrí mi boca para dar profundidad a nuestro contacto y Charles me apegó a su anatomía.

Tras un leve tirón de mi labio inferior, nos separamos y ambos teníamos una sonrisa boba en nuestras caras.

No hacia falta decir nada.

No me sueltes - Capítulos perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora