Capítulo #2

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Reyna

¿Recuerdos de la semana pasada?

Emborracharme. Ese era el plan desde que recibí los mensajes de mi perra favorita: Carolina, mi mejor amiga.

Era año viejo, había que disfrutarlo.

Carolina😘
"Mi amor, ponte linda que te voy a buscar a tu casa a las 7:30 PM para ir al night club"
Enviado a las 12:46 PM

"Joan y yo invitamos a todos nuestros amigos. Ya quiero verlos a todos. ¡Avanza, zorra!"
Enviado a las 12:47 PM

Reyna😻
"Dale, yo también quiero verlos a todos. ¡Y no me des ordenes!, me pondré lo que yo quiera :v"
Enviado a las 12:49 PM

Carolina😘
"Dije que te pongas linda, ¿quieres pelear?"
Enviando a las 12:51

Reyna😻
"Bueno te espero a las 7:30 PM..."
Enviando a las 12:53 PM

Carolina😘
"No me ignores, cabrona. Dije linda y LINDA te quiero ver"
Enviado a las 12:54 PM

Revisó los mensajes que nos enviamos en la tarde. Con amigas como Carolina, ¿quién necesita enemigos? Cuando el carro de mi perra favorita se detiene en una luz roja, yo aprovecho para enseñarle la pantalla de mi celular a mi amiga.

—Cuánto amor —le comento.

La rubia asiente con la cabeza estando de acuerdo.

—Y al final, sí te pusiste linda. Que digo linda, ¡estás que ardes! —Carolina me felicita.

Me había puesto un vestido negro corto pegado al cuerpo y mis botas de tacón negras favoritas que me llegaban un poco por arriba de las rodillas. Mi cabello castaño, que normalmente domaba con una coleta de caballo, estaba suelto y lacio. Estaba despampanante.

No soy presuntuosa, solo digo la verdad mi cielas.

Por otro lado, Carolina se había rizado su cabello rubio y estaba usando una camisa de brillos que le llegaba por encima del ombligo, un pantalón largo y unos tacones de punta alta. Ahora que lo pienso, ¿esa camisa no es mía?

Bueno, lo que le prestó normalmente no lo devuelve y tampoco voy a decir nada porque yo hago exactamente lo mismo con sus cosas. Bella nuestra amistad.

—Reyna, creo que estaré con Joan toda la noche, ¿te dejo las llaves del carro si decido irme con él? —me pregunta la rubia.

Los tres éramos amigos desde la escuela superior e incluso después de la universidad. Descubrí que Joan y Carolina comenzaron a mantener relaciones sexuales hace tres meses. No lo sé muy bien, todavía no me lo admiten. Creo que la razón es que no están saliendo oficialmente.

—No, me voy en un Uber si es necesario— rechazó su oferta. No quiero ser responsable de su auto si algo le llega a pasar. Había dejado mi auto en un taller de mecánica por lo que estaría sin él hasta el domingo. La semana fue difícil sin un vehículo propio; además, tuve mucho trabajo, pero la invitación de mi perra favorita fue como mi recompensa por el arduo esfuerzo durante la semana.

Cuando recuerdo mis días en la universidad, considero que todo mi trabajo no es nada comparado al de esos tiempos. Completé un Grado Asociado en Administración de Empresas y un Bachillerato en Diseño de Moda. Fue difícil terminar el Grado Asociado porque no soy muy fan de las matemáticas, pero era necesario para obtener más oportunidades laborales. Cinco años de lágrimas, calambres en la muñeca, varias tazas de café para desvelarme estudiado y sexo los fines de semana para liberar el estrés acumulado.

Cuando llegamos al night club favorito de Carolina, nos bajamos del carro después de revisar nuestro maquillaje. Reconozco a algunos de los amigos de Carolina y Joan al final del establecimiento en unas mesas del fondo.

—¡Ya llegaron mis chicas! —Joan se levantó de su asiento cuando se percató de nuestra presencia y nos saludó a las dos con un beso sonoro en la mejilla. Tan empalagoso como siempre. Si Joan no fuera más que un hermano para mí, ya me lo hubiera follado. Estos últimos años él pelirrojo se había puesto más musculoso por su trabajo como entrenador personal en un gimnasio, no me extraña que Carolina cayera ante tremenda tentación andante.

—La noche no podía comenzar sin nosotras —comenta la rubia saludando al resto de los presentes.

Pedimos varias bebidas y nos quedamos hablando en grupo por un largo rato. Joan nos hace levantar a Carolina y a mí para proceder a acercarnos a él por la cintura y nos lleva al centro de la pista de baile. Me enorgullezco de mi tolerancia al alcohol cuando veo que la rubia al igual que otras personas del grupo están arrastrando los pies. Me tomó un tiempo para ir al baño y hacer mis necesidades, me encargo de arreglar mi maquillaje que se había corrido por el sudor y acomodar mi vestido. Cuando logró verme más presentable, decidí descansar los pies en mi asiento original. Uno de los amigos de Joan estaba al otro lado de la mesa con dos chicas: una a cada costado de este. El trío se besaba en conjunto como si no hubiera un mañana y las personas que están alrededor de cada tanto miran la escena sin disimulo alguno. Ignoro el espectáculo porno que están realizando y pido una bebida más suave para mi cuando una camarera pasa por nuestra mesa. Todo normal.

Me dedico a observar a todas las personas que cruzan por mi campo visual. Hay personas bebiendo, bailando, hablando e incluso parejas casi teniendo sexo en los rincones oscuros del establecimiento. Siento un cosquilleo en el cuello. Ya saben, cómo cuándo alguien está mirándote fijamente o hablando a tus espaldas. Agudizó mi sentido de la vista para buscar de dónde proviene esta sensación tan extraña.

Mis ojos se cruzan con una mirada grisácea. El hombre es alto, de complexión delgada pero robusta. Tenía tatuajes en los dos brazos, lo puedo notar por la poca piel que muestra su camisa ya que está arremangada. Él lleva un pantalón negro, de esos para ir a la oficina o a un evento de gala y unos zapatitos cerrados negros, igual de elegantes. Volví mi mirada hacia arriba cuándo terminé mi inspección descarada por todo su cuerpo y me fijé en sus rasgos faciales. Era guapo. Sus ojos se veían grises desde donde estaba, pero probablemente sean de color azul. Uno de sus ojos se ve más oscuro que el otro, un tono de color ámbar. ¿Tendrá heterocromía? No puedo ver mucho porque el lugar no está muy bien iluminado.

Cabello rubio y labios finos... ¿Será que el príncipe azul que pedí para navidad cuando tenía 7 años por fin me llegó? Porque tengan por seguro que mis gustos cambiaron desde entonces. Me gustan los hombres de cabello oscuro de complexión robusta y musculosa. Pero admito que este pedazo de Ken viviente tiene lo suyo.

Notó por fin que él también me inspeccionó de arriba abajo con descaro al igual que yo lo hice. ¡Qué bueno que me arregle el maquillaje en el baño!

Nuestras miradas se vuelven a cruzar. Tiene una expresión seria en la cara, pero identificó un brillo especial en sus ojos. El mismo brillo que posiblemente tenía yo. No era una mirada de enamorados la que teníamos los dos. Nos mirábamos con deseo y perversión. ¿Cuáles serían sus expresiones faciales durante el sexo?

Por mi mente divaga varias escenas en donde él Ken y yo éramos los protagonistas. Imaginaba su expresión retorcida por la pasión mientras me lo follo en una de las mesas del establecimiento. Él follándome duro contra la pared. Los dos teniendo sexo de todas las formas posibles. Los dos simplemente satisfaciendo los deseos del otro.

Me muerdo el labio y notó como su mirada se oscurecía. Podía presentir que sus intenciones eran igual o más perversas que las mías.

Sonrió con picardía hacia su dirección.

Creo que llegaré tarde a casa.

¡Hola! Como lo habrán notado, este capítulo fue redactado desde la perspectiva de la protagonista femenina.

¿Les va gustando la historia?

¡No caer en la tentación!.. de nuevo//HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora