Reyna
—¡Feliz Día de la Madre! —abrazo a mi mamá mientras le beso varias veces las mejillas. Ella me devuelve el abrazo y cuando por fin nos separamos le entrego mi regalo.
Estoy en la casa de mis padres. Dejé mi auto en frente de la casa de mi infancia ya que ellos me dijeron que podía ir con ellos en su vehículo. Mejor para mí, ahorro gasolina.
—Gracias, mi vida —me besa la frente.
Soy muy cariñosa con mis padres y como su única hija, crecí siendo consentida. Es un lado de mí que no le muestro a todos. Detesto que me miren vulnerable o que piensen que si tengo corazón. Me gusta cuando las personas mantienen su distancia.
Espacio personal, mi cielas. Los que verdaderamente quieran conocerme y ser parte de mi vida, tendrán que trabajar muy duro para ganarse mi confianza.
Soy terca.
—¿A dónde iremos? —le pregunto.
Las dos estábamos usando vestidos; ella, uno largo de color verde; y yo, uno corto de color negro. Mi papá también vestía un traje formal de color azul oscuro.
—A la casa de una amiga mía, así que sube al auto rápido que tu papá ya está dentro— las dos subimos al vehículo y mi papá arranca de inmediato.
Durante el viaje nos ponemos al día, pero mamá y yo hablamos más que papá. En un punto del viaje él comentó que parecíamos unos loros.
No es muy lindo que me comparen con mi animal menos favorito hasta el momento.
Cuando papá detiene el auto enfrente de una cas... mansión enorme, nos bajamos y mamá se lleva con ella una bolsa grande con varios regalos. Los guardias nos dejaron pasar cuando mi papá les mostró una invitación y cuando entramos a la mansión una brisa fresca nos recibió. Me gustaría tener un aire acondicionado en la sala de mi departamento también. Hay tanto adultos como niños por todo el living room y la mayoría entra y sale por unas puertas que llevan hacía la parte trasera de la casa.
Mis padres saludan a sus conocidos y mi mamá entrega sus regalos a las madres presentes mientras que yo solo saluda y sonrío. No conozco a nadie.
Término al lado de mi mamá durante toda la velada hasta la cena en donde la mayoría se reúnen en el comedor. Había dos mesas largas en la estancia, en una de ellas se sentaron los niños y los jóvenes y en la otra los adultos. Me siento en la de los adultos, aunque por poco una señora me saca de ella para sentarme con los niños. Por suerte le aclaro mi edad y para que nadie más me moleste, explicó en voz alta que quiero estar todo el día con mi mamá por este día especial.
Una señora comienza a hablarme mientras cómo y me dedico a escucharla mientras suplicó en mi mente que la comida no se enfríe.
—Trabajas en Paul's Style Empire, ¿verdad? —cuando menciona el nombre de la compañía en la que trabajó sonrió con autosuficiencia. Mis padres también me sonríen; me encanta que estén orgullosos de la carrera que elegí. Ellos nunca se opusieron a mis decisiones, pero sé que siempre estaban preocupados por mí futuro.
—Sip —le confirmó a la señora que aparenta la edad de mi madre. Se me olvido el nombre, pero sí sé que esta mansión es de ella.
—¡Mi hijo también trabaja ahí! —dice feliz.
—Existen varias sucursales así que no se si lo he visto —aclare.
—Todavía no ha llegado, pero ya verás, estará aquí para cuando sirvan el postre —la señora continúa hablando con los demás y yo me alegro porque su atención ya no esté en mí.
Me quedo escuchando la conversación aburrida hasta que todos terminan de comer. Intenté levantarme de la mesa cuando terminé mi comida, pero me miró mal y volví a sentarme. Me fui de casa hace mucho y olvidé algunas costumbres que me inculcaron desde pequeña: es de mala educación levantarse de la mesa cuando todavía hay gente comiendo.
Pff. Debí mentirle y decir que iba al baño.
Cuando se llevan los platos de comida traen los postres y mi cara se ilumina. ¡Al diablo la dieta! Agarre dos pastelillos de vainilla y unas fresas con chocolate.
Delicioso.
—Mak, ¡llegaste! —la dueña de la casa se levanta de su lugar mientras extiende sus brazos hacia una persona para darle un abrazo— Sabía que llegarías para el postre.
—Perdón, tenía trabajo —me volteó hacía la voz que conozco muy bien— Feliz Día de la Madre, mami de mi corazón.
Malek besa la mejilla de su madre sonoramente mientras le devuelve el abrazo. ¿Es enserio? ¿El universo está en mi contra o qué? Literalmente estoy siendo empujada a la tentación, o sea, ¡solo hay que verlo! El rubio se ve más guapo de lo habitual. Está vestido con su traje habitual formal solo que no lleva corbata ni saco. Se ve más juvenil. Más ardiente.
¿Puedo arrojarlo a la fuente de chocolate derretido? Es que creo que prefiero la tableta de chocolate que tiene de abdomen. ¿También hay crema batida?
Apartó la vista de Malek y me centré en mi plato. Por poco me pongo a babear frente a toda esta gente.
—Mira, Reyna —la mamá de Malek me llama y yo no puedo hacer más que volver a levantar la vista— Este es mi hijo, Malek —la señora ahora mira a su hijo— Mi amor, ella es Reyna. ¡También trabaja en esa empresa de ropa igual que tú!
Malek abre la boca para decir algo, pero le corto:
—Si, ya nos conocemos —le digo. De repente siento que hay más miradas sobre nosotros y en la conversación. Viejas chismosas.
—Somos colegas —me sigue el rubio.
La señora sonríe ampliamente y se dirige nuevamente a su asiento mientras sostiene el brazo del rubio. Él se sienta a su lado y de pronto la conversación de todos se centra en Malek y yo.
—Entonces, ¿se ven a menudo? —pregunta una señora.
—Que linda pareja harían —comenta uno de los niños. Todos se ríen y las preguntas se vuelven descaradas.
—¿Para cuándo la boda? —todos se toman la situación como una broma. Malek se ve imperturbable por los comentarios sugerentes y yo también permanezco tranquila.
—¡Qué pequeño es el mundo! —comenta mi madre mirándome con una sonrisa pícara. La ignoro y sigo comiendo como si no pasara nada.
Termino mi comida y me dirijo al baño. El baño de abajo tiene una larga fila de niños por lo que me escabulló por las escaleras para subir al baño del segundo piso. Cuando termino de hacer mis necesidades me lavo bien las manos y arreglo mi maquillaje.
Tocan a la puerta y me asuste. ¡Me descubrieron! Espero que los dueños no se enojen por usar el baño de arriba.
Abro la puerta y me vuelvo a sorprender.
—¿Malek?
Sus familias se conocen. ¿Cómo van a reaccionar los protagonistas?
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¡No caer en la tentación!.. de nuevo//Hot
RomanceReyna y Malek tuvieron una noche de pasión sin compromiso, pero se vuelven a reencontrar en el trabajo como colegas. Ahora tendrán que dejar sus vidas íntimas a un lado para que no interfieran con el trabajo, ¿podrán resistirse ante la atracción mut...