Capítulo #14.5

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Carolina 

Estaba terminando de arreglar mi maquillaje para la cita con Joan. 

Cita y Joan. No puedo creer que realmente esas dos palabras se junten en la misma frase. 

Vestía un pantalón corto de color crema y una camisa azul marino que me llegaba por encima del ombligo. Terminé mi vestimenta con unas botas cortas crema y tenía el pelo lacio. Diosa. 

Escuché la bocina del carro de Joan y me dirigí a la entrada de mi casa mientras apagaba todas las luces asegurándome de que no hubiera nada encendido. La luz cuesta caro. 

Joan se encuentra recostado en su carro. Cuando se percata de mi presencia me sonríe ampliamente. 

─Dime ahora si a donde vamos me voy a ensuciar los zapatos para cambiarlos de una vez.

─Buenas noches, a ti también. 

Ruedo los ojos y le beso la mejilla como saludo.

─Buenas noches. Responde mi pregunta ─soy persistente cuando me lo propongo. A Joan no parece molestarle mi actitud.

─Tranquila. ─su sonrisa se ensancha─ Tendrás que quitarte los zapatos a dónde vamos de todas formas ─sus palabras me dejan con la curiosidad en la punta de los dedos. 

Subimos al vehículo y en el camino escuchamos música y hablamos de cualquier cosa. El pelirrojo es igual de hablador que yo, pero ya nos acostumbramos a hablar por encima del otro y entendernos. Por otro lado, Reyna siempre nos manda a callar cuando hacemos mucho ruido o nos pide que hablemos uno a la vez. 

Viajamos una hora y media hasta que Joan estaciona el carro en el estacionamiento de un restaurante. El olor a arena y mar hacen que me emocione. Estamos en la playa. ¿Cuál? Me importa bien poco. 

─No recuerdo haber escuchado de este lugar ─le confieso al pelirrojo mientras nos bajamos del vehículo.

─Es una playa privada. ─entrelaza sus dedos con los míos mientras comenzamos a caminar─ Venía a este lugar seguido de pequeño con mi abuela.

La abuela de Joan falleció hace tres años. 

─Es precioso. ─me tape la boca con mi brazo y estornude sonoramente─ No quiero arruinar el momento, pero mejor entremos rápido antes de que me de pulmonía. 

Joan asintió con la cabeza mientras se mordía el labio para evitar reír. Él y Reina siempre se la pasan diciendo que mis estornudos son graciosos. 

Cuando estamos en el restaurante entiendo porque Joan dijo que me quitaría los zapatos. El pelirrojo reservó una mesa fuera del local en la playa porloque nos quitamos los zapatos para no ensuciar los. El tacto de la arena me da cosquillas. Miro hacía el mar mientras ignoro la conversación que tienen el mesero y el pelirrojo. No soy buena para elegir mi comida porloque siempre lo hace él por mi.

Me encanta este ambiente. 

Siento una mano posarse sobre la mía en la mesa y dejo de admirar el paisaje para fijarme en mi acompañante. 

─¿Te gusta el lugar?

─Me fascina.

Nos quedamos mirando un rato. No distingo el tiempo, pero debió ser mucho porque el mesero volvió a nuestra mesa con los aperitivos. 

Cuando pruebo un camarón frito con una salsa amarilla que no se que es, vuelvo a sumergir otro camarón y dirijo mi mano hacía la boca de Joan emocionada por que lo pruebe. Mis dedos tocan sus labios cuando él se inclina en la mesa para comer lo que le ofrecía. Su cara de satisfacción logra que me sonroje. ¿Porque siempre estamos en público cuando me pongo caliente? 

Al poco tiempo traen los platos fuertes y el ambiente pasa de ser excitante a relajado. Cuando terminamos de comer Joan paga la cuenta y me vuelve a tender la mano para volver a entrelazar nuestros dedos.

Caminamos por la playa alejándonos del ruido de los negocios. 

─¡Au! ─me pinché una tapa de botella al pie. ¿La gente no sabe lo que es un basurero?

Joan nos hace sentar en la arena para descansar mientras se parte de la risa. 

─¿Todo bien? 

─¿Te parece que estoy bien? ─pregunto de vuelta mientras me saco la tapa de la botella del pie. No tengo ninguna herida, pero me sigue ardiendo el lugar en donde me pinchó la tapa─ Por lo menos no fue un vidrio. 

─Y que lo digas. Cuando era pequeño pise una botella de cerveza rota y me desangre mucho ─el dolor que siento se va desvaneciendo al distraerme con la conversación del pelirrojo. 

Conversamos de sucesos de nuestra niñez y en un punto recuerdo el objetivo de esta salida por lo que pongo el tema sobre la mesa. 

─¿De qué querías hablar?

La expresión en el rostro de Joan se vuelve seria. 

─Quería disculparme ─dice por fin─ Nuestra amistad pasó a más y nunca definimos nuestros sentimientos. Solo nuestros deseos. 

─No tienes que disculparte. No es como si me hubieras obligado ─suspire─. Los dos somos responsables. 

Nos quedamos en silencio. Muchas cosas pasaron después de relacionarnos sexualmente. La primera fue la ignorancia. No quería aclarar mis sentimientos y tampoco quería que el pelirrojo se alejara de mi. Egoísta, ¿verdad? No recuerdo qué mierda tenía en la cabeza al momento de cruzar la línea de la amistad con Joan, solo recuerdo que tenía unas ganas terribles de besarlo. 

─¿Qué sientes por mí? ─pregunte en un susurro. 

Joan levanta la vista hacia el hermoso cielo nocturno y su perfil de lado es como una obra de arte. Él pelirrojo vuelve a incorporarse derecho y me mira con una expresión seria en su rostro. 

─Me gustas ─dice por fin─. La idea de lastimarte si lo nuestro no llega a funcionar me consterna. No quiero eso. 

─Me siento igual ─confieso y rápido me aclaro─ Estoy enamorada de ti. Eres mi mejor amigo, pero si nos llegamos a distanciar si lo nuestro no llega a funcionar como dices… no se entonces que no funcionó desde el principio, ¿nuestra amistad o la relación?

Joan ha estado conmigo hasta en los momentos más locos de mi vida. Yo también he estado ahí para él. Los tres estamos pegados como pegamento por tres años y duele pensar que por iniciar una relación que podría fallar nuestro grupo tenga que separarse. 

─Si hipotéticamente comenzamos a salir y la relación no va como esperamos y nos separamos, ¿no significa eso que nuestra amistad no fue lo suficientemente real desde el principio?

Volteo la cabeza y mi mirada cristalina por las lágrimas que se empiezan a acumular en mis ojos se cruza con la de Joan. 

─No quiero pensar que nuestra relación de casi nueve años es superficial. 

─Es porque no lo es. 

Me acerco más al pelirrojo y lo abrazó por el cuello. Joan me devuelve el abrazo con sus brazos rodeando mi cintura. 

─¿Lo intentamos, entonces? ─le pregunté bajito. 

Él se separa de mí para sostener mi nuca con su mano y acercarme a su rostro. 

─Yo sólo deseó. ¿Y tú? ─su voz ronca provoca que mi cuerpo se estremezca y mi pecho se embriague con una calidez que me hace sentir segura.

─También. ¿Tu haces la pregunta o lo hago yo? ─él parece confundido y decido tomar la iniciativa─. Lo voy a hacer yo entonces. ¿Quieres salir conmigo?

Joan suelta una carcajada y junta nuestros labios en un rápido beso.

─Claro que sí ─responde dramáticamente y me inclina sobre su regazo para darme un beso tipo "romántico" de esos que se ven en películas de musicales o del fin del mundo. 

Me río fuerte cuando él se separa de mis labios. 

Y se supone que yo soy la loca de esta relación. 

¡No caer en la tentación!.. de nuevo//HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora