Durante las últimas semanas, los diseñadores se habían estado organizando para la competición por el puesto de diseñador del pase de moda en Tokio mientras trabajaban en sus proyectos pendientes. El progreso de los diseñadores se evaluaría cada mes y además de completar una colección para el pase de moda, también se tomaría en cuenta el desempeño de los diseñadores en sus tareas habituales.
Malek y Reyna tuvieron varios encuentros inesperados durante ese tiempo.
En una ocasión Malek dejó caer por accidente su café en la blusa de la castaña, pero por suerte el líquido no estaba caliente.
—Hijo de puta —escupió Reyna furiosa en dirección al rubio.
Los empleados que pasaban por la cafetería de la empresa comenzaron a marcharse del lugar para evitar ser víctimas del enojo de la castaña. Los ojos verdes de Reyna se veían oscuros desde la perspectiva del diseñador.
—Fue un accidente —Malek se quitó el saco de su traje formal y se acercó a la castaña para colocarlo por sus hombros. El rubio observó con descaro el pecho de la chica, gracias al café, el sostén de la joven diseñadora se traslúcida de su blusa.
—Mis ojos están arriba —le hace notar la castaña y Malek cambia su expresión seria por una sonrisa moja bragas. Ella comenzó a acostumbrarse a los cambios de humor del rubio—. Lo dejaré pasar esta vez, pero si sucede otra vez me encargaré de lanzar la cafetera a tu dirección con todo y el cafecito ardiendo dentro. Adoraba esta blusa, ¿sabes?
Malek se encoge de hombros:
—Te ves mejor sin ella de todas formas —soltó sin rodeos.
Reyna abrió la boca y la volvió a cerrar. El rubio se acercó aún más a ella y mordió su oreja. La castaña no protestó. El deseo los consumió por un instante mientras se miraban a los ojos con intensidad. Sus labios se rozaron, pero antes de poder besarse un hombre entró a la cafetería haciendo que se separaran con rapidez. Reyna se retiró a su puesto de trabajo para buscar las llaves del auto, en el maletero había una muda de ropa limpia para cambiarse.
Se propuso a sí misma no volver a caer en la tentación. Él era su competencia. Nada bueno saldría de volver a involucrarse en la intimidad. Sin embargo, cada encuentro de ambos diseñadores era intenso y ardiente.
[...]
Se encuentran en el almacén de telas.
—No importa que tan buenos sean tus materiales, es mejor que te rindas y aceptes la derrota —dice Reyna seca.
—Tu eres quien debería aceptar la derrota de una vez, si sabes que soy el diseñador número uno de la firma por 4 años consecutivos, ¿verdad? —le sigue el juego Malek.
Están al fondo del almacén en donde nadie puede verlos.
Se miran. Se acercan. El rubio la aprisiona contra una pared. Él besa a la castaña. Reyna no opone resistencia y le devuelve el beso con la misma intensidad.
"Solo es un beso", piensa la castaña.
No pensaba caer en su juego para la próxima.
[...]
Se encuentran en el estacionamiento.
—¿Te recuerdo que somos enemigos? —destaca Reyna cuando el rubio la ayuda a levantar unas carpetas que se le cayeron al suelo.
Malek está por decir algo, pero aprieta sus labios con molestia y mira sus manos. El hombre se había hecho una herida en el dedo con la orilla de una de las carpetas. La sangre comienza a brotar de su piel y Reyna le agarra la mano preocupada.
—¿Te recuerdo que somos enemigos? —devuelve la pregunta Malek cuando presencia las reacciones de la castaña.
Ella entrecierra los ojos molesta y sin dejar de mirar sus ojos heterocromáticos dirige el dedo herido hacia su boca. Pasa la lengua por su dedo como si estuviera jodiendo su miembro y eso hace que el rubio la miró con picardía.
"Solo estoy jugando con él. Lo ignorare para la próxima", piensa Reyna.
[...]
En su oficina.
Malek entra al espacio de trabajo de la castaña para dejar unos informes, pero termina con el cuerpo de Reyna contra el escritorio mientras se besan con ganas. Sus lenguas se enredan y luchan por dominar al otro. La castaña le jala el cabello al rubio mientras éste acariciaba su cuerpo sobre la ropa. Sus dos manos apretaron sus senos con fuerza y sus intimidades se rozaban lo suficiente para lograr una fricción placentera para ambos.
"Para la próxima... no se si me pueda seguir resistiendo", piensa la castaña.
Reyna se reúne con Carolina, en la casa de la rubia, y le cuenta todo lo que le estaba pasando con el reconocido diseñador.
—Pero no entiendo, ¿por qué te resistes tanto si claramente quieres follar con él de nuevo? —le pregunta Carolina a la castaña— Yo no me conformaría solo con unos cuantos roces y besos.
—Somos colegas. No quiero que nuestra cercanía afecte mi trabajo. No lo conozco bien, ¿y si quiere robar mis diseños?
La rubia negó con la cabeza.
—Yo tampoco lo conozco muy bien, pero las pocas veces que congeniamos daba la impresión de ser un tipo bien serio y dudo que sea capaz de robar el trabajo de otros. Tiene treinta y pico de años... él tiene bien en claro lo que quiere de ti: sexo.
—Tienes un punto, pero prefiero ser precavida —Reyna da por terminado el tema.
—Muy bien —la rubia deja el asunto a un lado— ¿Quieres ir a una fiesta de piscina este fin de semana?
—No, quiero adelantar mi trabajo —se negó Reyna.
—Vas a ir a esa fiesta, aunque tengas que arrastrarte por los pelos— declara la rubia.
Reyna mira al cielo:
—Eres una mala influencia.
—Tú eres igual o incluso peor, por eso eres mi diosa, zorra.
—Perra —le devuelve la castaña.
Que bella amistad.
¡Hola! Esperamos que les esté gustando la historia.
¿Qué piensan de la resistencia de Reyna?
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¡No caer en la tentación!.. de nuevo//Hot
RomanceReyna y Malek tuvieron una noche de pasión sin compromiso, pero se vuelven a reencontrar en el trabajo como colegas. Ahora tendrán que dejar sus vidas íntimas a un lado para que no interfieran con el trabajo, ¿podrán resistirse ante la atracción mut...