Capítulo #18

39 7 0
                                    

Reyna

Estoy en mi casa. Estoy aburrida. Tengo ganas de molestar a alguien.

Miro mis contactos en el celular y Carolina y Joan son descartados enseguida. Mi perra favorita me dijo que hoy tendrían una cita. Parece que su relación ha avanzado.

El contacto de Malek llama mi atención. ¿Le envió un mensaje? ¿Por qué no?

Reyna😻
"¿Estás ocupado? Ven a mi casa"
[Ver dirección adjunta]
Enviado a las 10:34 AM

Me levanto de mi cama y a regañadientes termine de limpiar el departamento. Los sábados era mi día de limpieza. Cuando terminé de tender la ropa revisé mi celular. Malek me contestó el mensaje hace rato.

Ken🔥XL
"Primero, buenos días. ¿Cómo estás? Yo estoy muy bien ahora que me contactas para algo más que no sea regañarme por olvidar unos documentos u ordenarme que mantenga mi área de trabajo limpia".
Enviado a las 10:40 AM

"No estoy ocupado, voy en camino ¿Necesitas algo?"
Enviado a las 10:42 AM

Reyna😻
"El almuerzo"
Enviado a las 10:50 AM

Ken🔥XL
"¿Algo en específico, preciosa?"
Enviado a las 10:53 AM

Reyna😻
"Sorpréndeme"
Enviado a las 10:55 AM

Nos enviamos unos últimos mensajes y dejó el teléfono a un lado para terminar mi limpieza. Mi área de diseño es la más desorganizada por lo que cierro la puerta. No quiero que él vea mi desorden organizado cuando yo me quejo por el suyo.

Una hora y media después tocan a mi puerta. Acabo de salir del baño y me apresuro a vestirme con un pantalón corto y una camisa blanca sin mangas. Recuerdo que no me puse brasier en cuanto abro la puerta y Malek centra su atención en mi pecho. Mis peones se traslucen un poco por la camisa. Me ocultó detrás de la puerta para dejarlo pasar y antes de poder decir nada corro hasta mi habitación para ponerme la prenda faltante.

Cuando salgo del cuarto, Malek estaba colocando la comida en la mesa. Bajo el volumen de la película que estaba viendo antes de que él llegara y me siento en la simple mesa para cuatro personas. Mi departamento no era modesto; era de dos pisos e invertí mucho en él. Mi trabajo me proporciona un buen sueldo.

—¿Vas a cocinar? —veo como el rubio va sacando los ingredientes de las bolsas y las va organizando en la encimera de la cocina.

—Vamos a cocinar —me corrige.

Ruedo los ojos.

—¿Qué vamos a cocinar?

—Pechuga de pollo en salsa blanca, arroz con habichuelas y ensalada de coditos —se me hizo agua la boca en cuanto escuché su menú. ¿O es porque la imagen de Malek cocinando me resulta más excitante? Puede que ambas.

Nos ponemos manos a la obra y quedó sorprendida por las habilidades culinarias del rubio. Se mueve por la cocina como todo un profesional y a su lado parece que le estorbo. Cuando termine con la ensalada de coditos la pongo en la nevera porque me gusta cuando está fría y a Malek no parece importarle. Decido poner una película de acción y vuelvo a la cocina para preparar un postre puertorriqueño que me enseñó Carolina: arroz con dulce. Entiendo que es un postre que suele comerse en Navidad.

Justamente cuando guardo el postre en la nevera es cuando el rubio me informa que la comida ya está lista. Nos tomó alrededor de una hora terminar de cocinar, pero nuestros esfuerzos fueron deliciosamente recompensados.

Nos sentamos en la mesa para comer y terminamos hablando de muchas cosas. Es bueno hablar de algo más que trabajar con él. Malek tiene su toque humorístico debajo de su actitud seria habitual y siento que puedo bajar mi guardia.

Le sirvo un poco del postre que preparé al rubio cuando terminamos de comer y él se ve reacio a probarlo al principio, pero se lo termina comiendo todo e incluso pide una segunda ración.

Nos quedamos toda la tarde viendo películas y hablando. La televisión pasa a un segundo plano cuando los dos nos metemos a fondo en la conversación.

—¿Tú papá no estaba de acuerdo con tu carrera? —le pregunto con cautela cuando Malek me confiesa que sus primeros días en la universidad fueron complicados por la presión familiar.

—Nop —me mira y me sonríe— Cuando le dije que carrera quería estudiar a los 16 años me prohibió ver a mi abuela. Ella fue la que me enseñó a coser desde pequeño y por eso él le echó la "culpa" de mi decisión —apartó la vista hacia el televisor, pero continuó hablando—. A los 17 le dije que estudiaría contabilidad para que me dejara verla y cuando entré a la universidad pedí la segunda concentración en mi tercer año, esta vez en Diseño de moda.

—Yo también hice un bachillerato en Administración de Empresas para calmar a mis padres —Malek volvió a mirarme interesado— No estaban en contra de mi carrera, pero sí preocupados.

El asintió.

—¿Y cómo están las cosas ahora? —pregunto sin ocultar mi curiosidad.

—Mi papá terminó aceptando mi carrera, pero quiere que me supere. Como tengo un bachillerato en Contabilidad me sugirió que comenzara mi propia marca. Y no es mala idea —sonríe con autosuficiencia.

Qué bueno que se lleven bien, es difícil para un adolescente cuando tu familia no te apoya. Y las negativas solo hacen que uno dude de sus propias capacidades. En mi caso, yo no necesité escuchar un "lo lograrás" de mis padres, sino un "siempre estaremos ahí para ti". Porque nos guste no, riesgo siempre va a haber, pero también logros.

Hablamos mucho sobre nuestra adolescencia y terminamos riendo mucho. Decidimos cenar pizza para cenar y terminamos el arroz con dulce.

No sé en qué momento me quedé dormida, pero al día siguiente estaba en mi cama.

Revisó mi celular y confirmó que Malek me dejó un mensaje.

Ken🔥XL
"Te quedaste dormida y no quise despertarte. Deje la pizza que sobró en la nevera por si querías las sobras. Nos vemos el lunes"
Enviado a las 11:00 PM

Salgo de mi cama y sonrió pensando en la pizza que voy a desayunar.

Este capítulo me dio hambre.


¡No caer en la tentación!.. de nuevo//HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora