Día 18

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Ryusui estaba demasiado emocionado, el Perseo lo habían mejorado y ya podían navegar por el mundo en días.

Primero iría por España a buscar lo necesario y luego al resto del mundo para despetrificar la isla del tesoro, luego a la aldea Ishigami y regresar para terminar de construir el cohete que iría al espacio.

— Ukyo, por favor dime las coordenadas para saber cuanto tiempo tardaremos en llegar...

— El joven Ukyo no está — dice Francois llegando a su lado.

Ryusui se queda pensantivo, ¿cómo se le pudo olvidar algo tan obvio?

— ¿Joven Ryusui se encuentra bien? — pregunta Francois con la voz que denotaba preocupación.

Ryusui asiente y vuelve a sonreír — No pasa nada, solo que estoy acostumbrado de charlar con Ukyo. Pero todo bien, sigamos y por favor dile a Senku si puede estar pendiente de las coordenadas.

Francois asiente y va a cumplir la orden impuesta por el joven amo.

— Después de todos tenemos la radio para comunicarnos todos los días — murmura Ryusui y al pensar en sus palabras, niega con la cabeza.

No sabía lo que pasaba, no era el único amigo que se había quedado atrás. También estaban los demás y con un profesor loco que en cualquier momento los podía traicionar.

Ukyo como uno de los cinco generales tenía cosas importante que hacer, como ir construir otro barco e ir a la ciudad del maíz. Alguien se tenía que quedar cuidando todo, Chrome no podía por ser pupilo y la mente creativa del grupo, Gen no podía por que Senku lo necesitaba, todos sospechaban que era como un amuleto de la buena suerte. Ya que cada vez que Gen no estaba, algo malo siempre le ocurría a Senku además que era experto entrando en la mente de los demás y Ukyo... Ukyo era como él, pero más calmado era la parte de razonamiento.

Siempre estaban juntos, haciendo las cosas en conjunto. Ambos eran la parte intuitiva y emocional del equipo.

Ryusui suspira y trata de calmarse, la sensación extraña en su pecho no lo dejaban pensar con claridad.

Él no era así.

*********

— ¿Hicieron churros? — pregunta Ukyo con una sonrisa amable. Ryusui no la podía ver, pero conocía bien las expresiones de Ukyo, sabía cuando estaba sonriendo con ternura.

— ¿Que son churros? — Pregunta Taiju através de la radio.

Escucha como Ukyo se ríe, esa risa que sonaba como la brisa del mar.

— Churros es un postre delicioso creado de masa frita, es como un cilindro y se puede rellenar con dulce de leche o chocolate, también decorar con azúcar o canela.

Ryusui al escuchar a Ukyo explicandole a Taiju con calma, le recuerda cuando veía a Ukyo dar clase a los de la aldea Ishigami con calma.

— ¡Eso suena tan genial! Quiero que  cuando despretrifiquemos a Yuzuriha como de esos cilindros con azúcar.

— Primero hay que terminar el barco — dice Hyoga a los chicos.

— ¡Pero falta tan poco!

Ryusui se sorprendió al ecsuchar eso, ¿en verdad faltaba poco para ir a la ciudad del maíz?

Escucha la sonrisa nerviosa de Ukyo — Por ser un barco pequeño es más fácil de construir, espero que también tengamos buen clima para navegar.

— Todo estará bien — le contesta Ryusui al equipo — Si tiene un motor como el Perseo, llegarán en cuestión de días o de hora.

Por alguna extraña razón, supo que Ukyo estaba sonriendo con dulzura. Como que si lo que acababa de decir estuviera en lo cierto o era su imaginación jugandole una mala broma.

Cada día añoraba más la mirada de Ukyo cuando los miraba preocupado al hacer algo imprudente, también cuando era la voz de la razón o le explicaba a Suika cosas que no entendía. También como se quedaba mirando con fascinación el mar y los peces al nadar en el agua.

— Te extraño — dice Ryusui sin darse cuenta y sabe que todo el mundo lo escuchó porque se quedaron callados del otro lado, como pudo trató de arreglar el desastre que dijo — Que extraño, trabajar todos juntos a larga distancia y sentir que estamos todos en una misma tierra. ¿Como le ira Ginro y a Tsukasa? ¿Xeno estará haciendo su trabajado sin trampa?

— Tsukasa dijo hace poco que Xeno estaba bien, que parecía un niño emocionado creando el motor para el cohete — respondió Hyoga —Ven Taiju, terminemos el barco antes de que anochezca o que Luna comience a quejarse otra vez.

— ¡Si señor!

— Pues, yo también me voy. Tengo piedras que buscar y un mapa que trazar, además...

— Yo también te extraño, sobre todo pasar el tiempo o hacer algo juntos.

Ryusui se quedó sorprendido por lo que dijo Ukyo, iba a pregunta si lo que dijo era verdad o era su mente jugandole una mala pasada.

Pero Ukyo ya se había despedido y cortado la comunicación, dejándolo con el corazón acelerado. Ni siquiera cuando se enfrentó al toro, sintió su corazón latir de esa manera.

30 Días RyuKyo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora