Día 7/Parte II/ Es Una Locura

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Pd:Creo que haré una de Sengen otra vez, con esta temática de los dioses.
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El sol estaba apunto de salir, la brisa del mar se sentía fría contra su piel y desde donde estaba podía escuchar las olas del mar chocar con la arena.

Las sábanas blancas rodeaban su cuerpo y el pequeño ángel podía ver al mismo sol dormir en la cama que se encontraba en la arena. Sus alas no le molestaba y los podía cubrir del frío a ambos, a inquebrantable Ryusui en su otra vida hubiera sido el mismo sol en persona.

Ve como los ojos dorado del chico se abren y le sonríe, esa sonrisa salvaje y confiada que lo enamoró hace miles de años atrás.

— Estás despierto — dice el chico de cabellos dorado con una voz soñolienta — Quién diría que un cupido se levantaría antes que saliera el sol.

Ukyo sonríe y le aparta algunos mechones dorados de la frente, ve como Ryusui cierra los ojos aceptando sus suaves caricias.

— Sólo quiero ver al sol hacer su trabajo, aunque me duela mucho su partida y nos tendríamos que ver ya de noche.

Ryusui toma la mano con que le daba caricias suaves y se la besa, un beso en el dorso de la mano, otro en la palma y una en la muñeca. Para después empujarlo hacia él y besarlo en los labios.

Un beso donde demuestran cuanto se aman y se desean, una pasión que nació de haces miles años y terminó siendo una rivalidad. Donde Apolo sufrió por amor y Eros porqué el ser que más idolatraba se había burlado de él. Se autocastigaron y ahora después de tantas vidas reencarnando, podían ser felices.

Ryusui acuesta en la cama al ángel, teniendo cuidado con esas hermosas alas y aunque él las podía guardar. El sol no quería, el disfrutaba ver a su ángel con sus hermosas plumas.

Ryusui después del beso lo mira a los ojos y lo que antes eran rubí, ahora eran unas hermosas esmeralda. Un tesoro oculto en esos hermosos ojos, Ryusui sonríe por la belleza del ángel y se queda embobado ante su mirada tan pura, sin tan solo pudiera detener el tiempo y quedarse mirando por siempre esos hermosos ojos.

Ukyo le sonríe y lo besa en los labios, el sol gruñe entre el beso y sus manos se pasean por el hermoso cuerpo de ese ángel, sintiendo cada músculo de ese místico ser.

Se aleja de esos labios y baja hasta el cuello, donde deprende el aroma a rosas que tanto le gustaba. Pasa su dientes por esa zona para dejar una clara señal que cupido ya tenía pareja, para luego bajar por el pecho jugando con los pezones sensibles del angelito, sonríe al ver como trata de silenciar sus suaves gemidos, tan dulce y a la vez tentador ser.

Cuando al abdomen bien formado de Ukyo, muerde cada músculo de esa zona y eleva el torso con sus manos, adoraba pasear sus manos por la espaldas y glúteos del ángel.

Llega al miembro ya listo para él y le da un suave beso en la punta, sonríe al sentir a Ukyo temblar bajo su cuerpo y el intento inútil de callarse.

Ryusui mira a los ojos del ángel y se lleva el miembro a sus labios, siente como todo el cuerpo del ojos verde tiembla ante sus caricias. El sol sólo se concentra en darle placer con su boca y ese angelito conociera el pecado de la lujuria con él, solamente con él y con nadie más.

Sigue el juego con su boca, hasta que siente como su amante se Viene y gritando su nombre por todo lo alto, para que los dioses lo escucharan.

Deja a Ukyo descansar un rato, se veía adorable y delicioso con la respiración agitada, las mejillas sonrojada y los labios entre abiertos buscando un poco de aire. Ryusui sonríe y aprovecha de introducir dos dedos en esa linda y pequeña boquita, ve como el ángel sonríe pero sin dejar besar los dedos, tampoco le aparta la mirada encima y eso lo enciende aún más, toca su propio miembro con su mano libre mientras que veía al angelito cometer lujuria.

Sonríe, esa sonrisa salvaje que tanto amaba su angélica ser y observa con placer como Ukyo toma sus piernas y se abre para él.

Ryusui se ríe y mete uno de los dedos que antes estaba en la boca de su amante en el agujero de él, para ver como Ukyo cierra los ojos para tener toda su concentración en sus dedos.

Mueve el primero despacio y no pierde el tiempo, mete el otro y sonríe al ver a Ukyo brinca. El ángel se muerde los labios, pero ambos saben que eso es inútil y más cuando mete el tercero, lo escucha gemir de placer. Juega un poco más con sus dedos en el interior de Ukyo, ve como el miembro del ser celestial se vuelve a levantar y soltar presemen sin ni siquiera tocarlo.

Ryusui aparta sus dedos, dejandole una sensación de vacío a Ukyo. Espera que el abra los ojos y cuando lo hace, se lleva los tres dedos a su boca, el ángel se sonroja todo pero no aparta la mirada de su persona. No lo culpaba, después de todo el sol es atrayente.

Le da un beso apasionado en los labios, para que angelito sintiera su propia esencia y toma sus piernas, para comenzar a entrar lentamente en él. Ukyo se separa de sus labios todos hinchados y sonrojado, para abrazarlo de los hombros y esconder su cara en el cuello del sol.

Ryusui gruñe y es que por más que lo hiciera, su angelito siempre se sentiría apretado en esa zona. Se sentía demasiado bien, que tenía que concentrarse en moverse y no quedarse estático como un tonto.

Ukyo le da permiso de hacerlo y así lo hace, primero una danza despacio para luego con el pasar de los minutos hacer más movimiento, al ritmo de las olas que se escuchaban al fondo.

Ukyo no puede evitar expresar su placer por todo lo alto, que le importaba si los demás dioses escuchaban. Lo importante para ellos era disfrutar ese amor que hace miles de años estaba prohibido y todo por culpa de ellos mismo y su tonto orgullo.

Ryusui mueve más su cadera y siente como toca esa fibra de placer de su angelito, lo sabe porque Ukyo le clava las uñas en la espalda mientras que sus alas los cubre a ambos, también como busca sus labios y ambos se devoran con pasión, hasta llegar al clímax al mismo tiempo.

La pareja de amantes caen en la cama y se ríe como un par de adolescentes enamorados, mirándose a los ojos y dándose suaves besos de vez en cuando.

Están así hasta que se dan cuenta que el sol tiene que salir y no se vería hasta la noche, para poder vivir de su intenso amor  una vez más.

30 Días RyuKyo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora