Ella solo queria paz mental, no queria verse involucrada en problemas, queria pasar desapercibida pero ¿Que sucede cuando el grupo de porritas decide intimidar a la nueva estudiante? La siguiente al trono decide intervenir por su noble y amable cora...
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Ethan Zanetti.
Me despierto asustado al sentir una presión fuerte en mi corazón, miro a todos lados buscando alguna razón para estar de esta manera pero no había nadie en la habitación pero al mirar nuevamente me doy cuenta de que no era la habitación en la que dormía, está tenía paredes color rosa y una pequeña cama en la que ni sabía cómo estaba sentado en ella sin romperla.
Me levanto algo confundido escuchando una música que hace que salga de la habitación, sigo la melodía hasta llegar a una puerta entreabierta donde logre ver a una pequeña niña con zapatos de ballet bailando al son de la canción.
Pero se detiene al escuchar unos pasos que vienen subiendo las escaleras, abro más la puerta presenciando cómo se esconde dentro de el armario, escucho gritos de dolor aproximarse, Oliver tenía agarrada de el pelo a Mia mientras la arrastraba a la habitación donde la niña se escondía, la deja en el suelo propinándole una bofetada que hace que la mejilla de Mia se ponga roja.
—¿Estás porquerías le enseñas a la niña? ¿Ballet? O ella aprende a usar un arma o yo te dispararé para que aprenda a obedecerme —saca una pistola causando que mis ojos se agrandaran de la sorpresa—. Keira sal en este preciso momento o tu madre pagará las consecuencias.
Mi mente se puso en blanco al escucharlo ¿Mia tiene una hija? ¿Una pequeña princesa que está en las garras de ese monstruo? Pero si ella nunca ha dicho nada sobre la pequeña cuando dije que la ayudaría, debo despertar, debo preguntarle.
(***)
Logró abrir los ojos esta vez en mi habitación, me levanto de la cama saliendo de la habitación y dirigiéndome a la de huéspedes, abro la puerta encontrando a Mia mirando por la ventana.
—Tu —me voltea a ver mientras yo la señalo cerrando la puerta—. ¿Tu abandonaste a Keira con ese monstruo? —interrogó viendo cómo sus ojos se cristalizan al escucharme.
—¿Co-como sabes su nombre?
—¡Responde ya! ¿¡La abandonaste con ese hijo de perra!? —pregunto ya hecho una furia, esa niña, esa niña podría estar sufriendo en estos momentos.
—No —responde intentando controlar las lágrimas que amenazaban con salir—. La dejé en un orfanato —evade mi mirada volviendo esta a la ventana.
Camino hasta ella intentando controlar mis ganas de golpear algo, realmente estaba enojado, con ella por haber hecho tal cosa con su hija.
—¿Donde? —alegó logrando calmarme un poco.
—Si te digo el puede encontrarla, me llevaré este secreto a la tumba así que ni lo intentes.
