CAPITULO 4

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Durante la noche anterior...

Premonición de Zoey

Vientos helados...

Estaba siendo raptada, en un parque dirigiéndose no sabía dónde, era consciente de que no era de su agrado. Uno de su captores dijo

– "la llevaremos con nosotros para su protección, ella es muy importante la última en el mundo" – lo cual desde el principio carecía de sentido.

Luego de sacarla de la biblioteca donde trabaja, la llevaron en un auto sentada dentro del auto escucho entre murmullos como planeaban quitarle la vida porque era muy ingenia para vivir según ellos. Casi olvidaba que la llevaban a través de un parque quien sabe con que objetivo puesto que su familia carecía de dinero para un rescate que seria de ella, sus pensamientos confusos fueron interrumpidos al darse cuenta que se detenían abruptamente.

De la nada, frente a ellos se encontraba un hombre alto e imponente el cual hizo que sus captores se pusieran nerviosos repentinamente

– vuelve al paraíso idiota, de lo contrario de arrepentirás – grita el más grande de ellos

– sabes tan bien como yo que eso es mentira, denme a la chica y nadie morirá hoy... bueno si valoran su vida – contradijo su salvador con una mirada muy segura.

Estaba a punto de presenciar una masacre de cuatro a uno, solo porque ese hombre había notado que era cautiva... su amado padre celestial no la abandonaba, lo que sucedió a continuación fue sorpresivamente muy rápido con movimientos fluidos dejando a todos sus agresores en diversas posiciones literalmente tirados por el suelo – ha llegado la caballería señorita Hope.


Llevaba unas horas desde aquel sueño tan extraño y tan vivido muy seguramente necesitaría un ajuste a sus pastillas con urgencia, su vida seguía de acuerdo a su rutina por lo que percibía su imaginación le estaba jugando una muy mala pasada.

Mientras trabajaba laboriosamente en su espacio, tenía consigo una tormenta de libros esparcidos por todas las superficies, cuando terminara de ayudar a David en su investigación para la universidad recogería todo ese tornado de conocimientos almacenados.

-Buenos días, señorita Hope – la voz de su jefe la sorprendió repentinamente.

-Buenos días a señor Smith, ¿Cómo se encuentra en el día de hoy? – pregunto Zoey, dándose la vuelta

-Quiero pedirte me acompañes a mi despacho un momento – dijo Smith mientras le ofrecía su brazo, sin más remedio que tomarlo se dispuso a salir de su cubículo.

-Le pido señor que esto no nos lleve demasiado tiempo, puesto que espero a David para una asesoría esta mañana, en unos pocos minutos. – sabía que era poco profesional aquel comentario, pero su voz no la delataba su repentina incomodidad que empezaba a llenarla de ansiedad.

-Me temo señorita Hope que esto es importe – dijo girando por el pasillo llevándola a la sala de juntas. – si es tan crucial la información que tienes para él, sabrá esperar un poco – dijo finalmente su jefe al tiempo que empujaba la puerta de la sala.

Sintiéndose especialmente nerviosa Zoey entro en la sala precedida por su jefe, los vellos en su cuerpo se levantaron en advertencia silenciosa, en la mesa sentados en varias sillas se encontraba un grupo de personas vestidas con capuchas, que le resultaron muy familiares, aunque no entendía de qué lugar.

-Señor Smith no entiendo porque es necesaria mi presencia en una junta – dijo a la defensiva – no es conveniente – explico con firmeza Zoey.

-La llevaremos con nosotros para su protección, ella es muy importante la última en el mundo – dijo uno de los hombres de la mesa después de bajar su capucha tenía sin lugar a duda un rostro increíblemente constituido de una belleza extraordinariamente única.

-Importante, no tengo idea del motivo que le impulsa a creer tal cosa – dijo recordando su sueño el mismo hombre sin duda, moriría con su cabeza cortada de su cuerpo - ¿señor? Le molestaría darme su nombre y explicarme sus razones. – sintiendo como por su cuerpo el miedo hacía de las suyas.

-Me temo que se me está prohibido revelar información señorita – aquella respuesta le llego desde el fondo de otra de los rostros cubiertos, lo cual hizo que se sintiera peor... aquella voz se había burlado de ella por ser confiada.

Era la primera vez que uno de sus sueños llegaba a buscarla a su lugar de trabajo, Zoey se prometió que encontraría al hombre que se había llamado a si mismo la caballería.

-Me temo que no he realizado ningún tipo de investigación que requiera que sea protegida – explico tratando de evitar que la llevaran con ellos – y justo en este momento me está esperando mi asesoría del día por lo que les pido un permiso.

Nadie dijo ni una sola palabra, salió de la sala de juntas sintiendo sus piernas débiles, ¿acaso hoy moriría? No se dijo. Encontraría la forma de escapar – escapar de mi trabajo – dijo para sí misma y encontrar al hombre que en sus sueños la rescataría y de esa forma averiguaría que estaba pasando.

La sesión con David estaba yendo cuesta abajo no lograba concentrarse y encontrando la respuesta a cómo salir del lugar le mintió a David diciendo – tengo que ir a ver a un amigo, se encuentra muy enfermo, imagino que ni abra comido hoy, será que me ayudas a salir de aquí sin levantar sospechas y terminaremos esto la próxima sesión, por favor – añadió cuando sintió que estaba atosigando al chico – prometo que solo es por hoy – Zoey apestaba con las mentiras por lo que se casi se quedó pasmada cuando David accedió.



Nathanael.

Caminar entre mortales definitivamente no era parte de sus cosas favoritas por hacer, tenía que contactar con David de la secta de los guardianes, un glifo de tres siglos que estaba en contacto con la chica que lo llevaría a la brújula, con el objetivo de cuidarla.

De pronto el aparato electrónico que le dieron en el hogar de las Drinfas empezó a vibrar, le enseñaron el funcionamiento básico por lo que pudo contestar.

-Soy David Drinfas – dijo rápidamente su interlocutor – hace un momento ayude a Zoey a salir de la biblioteca, por ella llegaron un grupo que está al servicio de los caídos – la respiración trabajosa de David le indico que estaba agitado – para no levantar sospechas le permitieron ir conmigo, luego enmascare nuestro rastro – se escuchaba cada vez más precipitado – la he escondido con un encantamiento y me quede sin mi protección están tras de mí.

-Dime tu ubicación para ir en tu ayuda – replico Nathanael con una ráfaga voraz de furia.

-Me dirijo a tu ubicación – explico David – me encuentro a unos minutos de allí, voy en motocicleta – dicho esto la comunicación se cortó.

Tenía dos opciones enmascarar lo que allí sucedería a los ojos de los humanos o simplemente esconder su apoyo, la primera le quitaría del camino unos combatientes futuros y la segunda le ayudaría a encontrar a la mujer.

LA BRUJULADonde viven las historias. Descúbrelo ahora