CAPITULO 22

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Zoey

Estaba completamente segura que estaba por suceder algo que en definitiva cambiaria la vida de todos los involucrados en distintos niveles, esperaba lograr cumplir la promesa hecha a Nathanael, quien acababa de salir de la habitación dejándola con un huracán azotando todas sus ideas entretejidas con un mundo desconocido para ella.

No quería ser dramática ni sacar de contexto todo lo que estaba sucediendo secuencialmente, pero un solo rose de sus labios y ella daría su vida en lugar de la suya. Sabía que el universo entero era un lugar donde podía vivir tranquila gracias a Nathanael.

Seguro que estaba sintiendo todo en aquel momento, su instinto le gritaba que no se quedara allí con David, pero él era su amigo como podría abandonarle en las circunstancias en las que se encontraba todo se estaba volviendo confuso, cuando sus pensamientos fueron interrumpidos abruptamente:

-Tú crees Zoey que Nathanael tiene tanto poder como está alardeando hace un momento – dijo David casi conversacionalmente.

-No tengo una respuesta para eso – respondió ella, agregando también dijo – tengo esta sensación que no estamos seguros sin la presencia de Nathanael.

-sé que me atraparon y que por mi culpa perdiste el tesoro que encontraste – se lamentó el – pero te prometo que seré cuidadoso con mis próximas acciones es una promesa.

-No es necesario que te lamentes, eres mi amigo – haciendo un mohín le dijo – eres el único amigo en el que puedo confiar.

-No sabes cómo me hacen bien tus palabras – dijo sentándose mejor en el sofá – Zoey, cariño necesito que me ayudes. Creo que Nathanael está del lado de los malos.

-Por favor, David me haces sentir miedo – dijo ahora no muy convencida de donde quería llegar con sus palabras.

-Es que me parece supremamente extraño que te permitiera tener la página a ti – puntualizo – no es por menospreciar tus habilidades, pero de los tres el más fuerte es él.

-No me ofendo David, Nathanael pensó que haría con ese papel lo que estaba destinada a hacer según la voluntad del Padre.

Levantando sus manos al cielo, David grito:

- ¡Padre! ¡padre! Danos una señal sobre cuál es nuestro camino a seguir.

-No! – exclamo ella lanzándose sobre David para tapar su boca – recuerda que nos estamos ocultando, no puedes delatarnos de esa manera no seas tonto.

-Discúlpame, pero hace mucho tiempo todos dejaron de escuchar la voz de nuestro adorado creador, a quien dejamos de importarle hace muchísimo tiempo.

- ¿De qué hablas? No puedes ponerte en este plan ahora creo que estas muy cansado.

-En eso tienes razón estoy cansado – concedió

-Bien déjame limpiarte para que puedas reposar – dijo entrando al baño por toallas limpias humedeciéndolas mientras a la par revisaba el paquete de primeros auxilios que pidió en el hotel cuando llegaron. De repente escucho que tocaban a la puerta, la cual fue abierta con rapidez.

Desde el baño pregunto: - David ¿quién es? Nathanael enviado comida, estoy muerta de hambre, me haría sentir fantástica.

-No es servicio a la habitación cariño – le dijo este prontamente.

Sin decir una sola palabra más con todo reunido para ayudar a su amigo salió del baño para encontrarse con los hombres del parque y a un David en pie.

-Padre amado – fue apenas un susurro lastimero de sus labios – ¿qué has hecho David?

-Seguir los planes del padre – haciendo un ademan señalo – no has sido tú la que me ha confesado que les ha entregado la página a ellos porque eso es lo que debías hacer para completar tu destino.

-No es este el destino al que me estaba refiriendo, esto está muy mal te das cuenta que Nathanael casi muere defendiéndome y me permitió entregar la página para salvar tu vida – dijo ahora sintiendo que todo en su interior se desplomaba, en ese instante recordó la voz de la mujer diciendo a Nathanael que moriría en esta misión, resultaba que por ella se cumpliría el designio de su ángel guardián y protector.

-Bueno si eso, mi vida no ha estado en riesgo en ningún momento – explico David con una sonrisa de suficiencia – pensé que la función del Guardian era utilizarte como un medio para un fin, sin embargo, te dejo actuar según tu instinto olvidando completamente que creciste en medio de humanos y te mueven tus emociones sobre tus instintos apenas despiertos.

- ¡Quería ayudarte, imbécil! – grito impotente tirando al suelo todos los suministros médicos con los que pretendía ayudar a su traidor amigo, sabiendo que sus acciones podrían acabar con todo.

-Después de que tu madre no se interesara por mí, por andar enamorada del enemigo entendí - confesó.

-No me parece que lo hayas entendido – apunto ella.

-bueno por entretenido que resulte el drama de me engañaste bla, bla - interrumpió el mismo hombre del parque – necesito que me expliques ¿Qué demonios le hiciste a la página del libro sagrado? Porque yo he visto otras y para nada es igual a esta que no me permite leerla.

-No tengo idea de que hablas – escupió ella – mejor así.

-Mira pequeña zorra, esta página es inútil sin su contenido -dijo señalándola.

-puede que tú no seas capaz de leerla, pero alguien más si – dijo queriendo con todo su ser sonar reflexiva.

Otro hombre que se encontraba en la habitación intervino diciendo: - puede que sea más fácil hacer que hable en otro lugar estoy seguro que reza para que su ángel llegue a rescatarla.

-Por siento – intervino David como quien no quiere la cosa – Nathanael ha dicho algo sobre traer por estos lares un escuadrón angelical para recuperar la página.

-y hasta ahora piensas en decirlo es que te has vuelto totalmente idiota – grito quien suponía era el líder. – tomen la mujer y larguémonos de aquí en este maldito instante.

-No! – grito ella. – que no voy a ningún lugar con ustedes cerdos inmundos.

-una lástima – ironizo uno de ellos – no te estamos preguntando.

Por más que grito, pataleo y chillo no encontró forma de evitar ser llevada contra su voluntad en aquel grupo que hacía que quisiera correr totalmente en dirección opuesta. Su suerte había sido lanzada sobre el aire como quien arroja una moneda solo para saber sobre qué cara llegara al suelo.

Nathanael tenía razón, pensó mientras era cargada como si de un costal de papas se tratara, cuando le dijo que algo estaba mal bajo el secuestro de David, seguramente el sospechaba pero como hubiera sospechado de quien la salvo en primer instante, una idiota del tamaño de una iglesia ellos esperaban que encontrara otras partes del libro, ese era el causal en las muertes de todos los que eran como ella, los vio en sus sueños y ella hizo caso omiso si moría no tendría oportunidad de pedirle, rogarle e implorarle perdón a Nathanael por ser una mensa, seguro él lo atribuiría a su edad o tal vez a su crianza.

No podía permitir que su Guardián pensara que ella era una inútil, cuando era pequeña le gustaba mucho meterse en grandes líos, ella robaría a esos innombrables las páginas sagradas, se dijo con una sonrisa mental de esa forma ayudar a Nathanael con su cometido. Con un nuevo propósito a la vista pensó que necesitaba hacerse un aliado en este bando malvado. Pero no cometería el error de fiarse de el glifo traidor, muy seguramente eso diría Nathanael.

LA BRUJULADonde viven las historias. Descúbrelo ahora