LA BRUJULA

CAPITULO 13

Nathanael

Estaba organizando con rapidez a sus compañeros en el ala, reconocía con pesar que debieron estar mucho mas atentos a la falta de comunicación por parte de esta sección, pero con tanto tiempo viendo que la vida para los seres inmortales como ellos el tiempo no avanza con la misma rapidez que para las demás especies. Se culpaba por lo que estaba ocurriendo, el que pensó que allí encontraría apoyo, se encontraba poniendo orden a tan descabellada situación que nadie predijo en su hogar, muy seguramente este fuera un caso aislado, pero necesitaba verificarse con prontitud.

Ya hablaría con sus hermanos del concejo, no podían perder así a seres queridos por falta de atención. Sintió repentinamente que el aparato que llevaba en el bolsillo de su ropa vibraba con insistencia por lo que recordó quien era la única persona que lo comunicaría por tal medio.

Antes siquiera de que pudiera decir alguna palabra se encontró escuchando:

- Zoey lo ha visto ahora mismo, tienes que salir de allí, donde sea que estés, creo que tienes que hablar con ella – fue informado por el Glifo.

-Gracias por la información – contesto – no tienes que preocuparte Pequeña Mariposa, lo que estoy resolviendo es un asunto que pasó desapercibido.

-Escúchame, atentamente lo he visto dibujando complicados símbolos en el suelo, murmurar palabras que no entiendo, en una neblina vi un símbolo, no sabría como describirlo con exactitud, pero era como un nudo. Como si supiera que le veía dijo que me encontraría no importaba donde me escondiera – la escucho tomar aire para continuar apresuradamente – hizo una llamada, sea quien sea, le dijo que tienen a ángeles involucrados y llevara un ejército para asesinarlos a todos, debes salir de allí, serán demasiados. los superaran por grandes números.

-Por todo lo sagrado en el cielo, - reflexionó un poco sobre su don - ¿estas totalmente segura? – cuestiono.

-Sí, lo estoy llegaran a las dos de la madrugada, refugiándose en las sombras – se detuvo un momento – tienes que dejar ese lugar, sabes que sin tu protección no durare mucho tiempo con vida y moriré.

- Comprendo, tengo tiempo para sacar a todos de aquí, te veré más tarde, les dejare preparada una sorpresa – y él pensaba que lo que estaba pasando era descuido – trata de descansar Pequeña Mariposa.

-No lo hare hasta que tenga la certeza que estas con vida, - se detuvo y como si tratase de corregirse dijo – solo mantente con vida, por favor.

Sin esperar ningún tipo de contestación la llamada fue finalizada.

Esta llamada era la prueba que indicaba sin lugar a dudas que la región había sido comprometida premeditadamente involucrando a los suyos, entonces sabia casi con certeza que las demás alas, los refugios angelicales para los de su especie que fue designada como guardianes, también necesitaban una intervención de limpieza con prontitud para que la situación no se fuera cuesta abajo.

Tenia cuatro horas antes de que llegaran al ala, con pesar supo que tendría que forzar a todos para saber que tan afectados se encontraban y actuar en consecuencia, y el conocimiento del miedo multitudinario que le tenían los de su especie por sus dones lo diferenciaba del grupo que lideraba, a veces pensaba que fue creado para realizar el trabajo sucio, la humanidad hacia milenios le había llamado el ángel de la guerra, ese título se había aferrado a él a través del tiempo y para el concejo trabajaba en virtud de ejecutor de las leyes y normas divinas y castigador en caso de hacer falta.

Conociendo su don de arrancar verdades en todos los seres vivos, comenzó a cantar una canción que atrajo a todos los presentes en el recinto angelical en el que se encontraba en una especie de tarima, sus canciones eran legendarias para todos los de su especie, contaran historias reales para conmover al público que le escuchase como si de los más puros sentimientos las cosas más pequeñas adquirían un valor incalculable o por el contrario exaltaba su sencilles, guardando ese fugaz pensamiento. Siguió con su cantó sobre la verdad y la justicia, haciendo que de los ángeles que estaban en su presencia algunos comenzaran una lucha por su voluntad y estrepitosamente fracasando mientras se dejaban caer al suelo de rodillas en una posición sumisa.