27.- FINAL: Une Nouvelle Mythologie

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(T/N) juraba que sus oídos le estaban fallando, era imposible lo que había escuchado, era imposible que un Dios le estuviera pidiendo que terminara con su vida, para (T/N), eso era inconcebible.

–Pero... Zeus...–

Quería buscar otra forma, una forma dónde la violencia se terminara, dónde ninguna otra vida se perdiera, pero Zeus no le dejó ni siquiera hablar.

–No busques esperanza dónde no la hay, Pegaso. Sólo con mi vida puedo expiar todos mis pecados.–

(T/N) estaba negando la petición de Zeus.

–Pero, ¿Que pecados? ¡No puedes pedirme que te mate sin darme una razón!.–

Zeus miró a (T/N) nuevamente mientras expulsaba su cosmos, y era un cosmos bellísimo, de un color blanco brillante como humo, el cual cubría a Zeus completamente, el cabello de Zeus cambió de rubio, a un blanco brillante, y sus ojos eran completamente blancos, y parecían tener relámpagos dentro de estos, la combinación de rasgos de Zeus mientras este expulsaba su cosmos aterraba profundamente a (T/N), pero tan rápido como el cosmos se materializó, desapareció.

–No tenemos tiempo, (T/N), no tomará mucho para que la maldición de mi Padre tome posesión de mi cuerpo nuevamente, y pierda mi consciencia para siempre. Debes hacerlo.– ordenó fuertemente.

(T/N) se sentía impotente ante la situación, ¿Acaso no podía salvar a Zeus? Quizás ayudarle de alguna forma, ¿Era eso imposible para él?

–No puedes dudar ahora, hazlo.–

La constante presión de Zeus comenzó a hacer dudar a (T/N), porque no quería hacerlo.

–No sé si tenga el poder...– se excusó el Santo de bronce.

Zeus, quién parecía muy molesto, ablandó su mirada al ver la genuina duda en el rostro de el humano.

–No dudes de ti mismo, no abandones la esperanza, o no salvarás a la tierra.–

(T/N) miró al Dios mientras su mirada caía, pero aún así logró mantenerle la mirada, aunque su mirada era realmente triste.

–No hay otra forma, ¿Cierto?.–

Zeus negó con su cabeza, y dudosamente, (T/N) aceptó el destino en el cual estaba con Zeus, el destino cuando tenía que mancharse las manos de sangre, una vez más.

–Entiendo.– (T/N) miró a Zeus intentando reunir cualquier migaja de convicción que había en su cuerpo para lo que vendría a continuación.–Lo haré.–

Zeus sonrió agriamente, y de sus manos se materializó algo, sin embargo, (T/N) no podía verlo, pues a pesar de que era un objeto relativamente pequeño, estaba rodeado por una luz dorada cegadora.

Zeus bajó su mano dónde estaba el objeto, y se lo tendió a (T/N) y el Santo de bronce lo tomó entre sus manos y el brillo desapareció, dejando ver una...

–¿Una flecha?.– preguntó (T/N) algo confundido.

Era una flecha dorada, más bien, parecía una flecha hecha de oro, pues era de ese mismo color, en la flecha había adornos, y tenía grabados en el centro, así como una pequeña joya de color rojo en la punta.

–La flecha de la Diosa.– la nombró Zeus.–Fue creada por mi hija, Atena, al descubrir la maldición que se nos fue impuesta por Cronos.– Zeus parecía tener una ligera sonrisa en su rostro al mencionar a su hija.–Es capaz de atravesar cualquier obstáculo para llegar a su objetivo, y no puede ser detenida por ningún Dios, también, mi hija la bendijo con la sangre de todos los dioses, así que debería de ser más que suficiente para matarme.–

Héroe DxD: Santo de Santos         (Lector x DxD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora