30.- Vuela, Sagitario

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(T/N) repetía ese momento una y otra vez en su cabeza.

El momento en el que la flecha de la diosa había atravesado el corazón de Zeus, y el mismo había acabado con su vida.

Incluso estando apenas consciente, sabía que las ropas de Zeus seguían frente a él.

Su Kamui había desaparecido, pero las ropas con la que lo conoció seguían ahí, atormentandolo.

(T/N) pensaba que si acababa con los Dioses se sentiría realizado, que había hecho un bien, y habría salvado a sus seres queridos, pero ahí estaba, aprisionado, perdiendo su consciencia poco a poco, y la única parte consciente de él sólo le recordaba la culpa de haber arrebatado tantas vidas, tanto que en su mente resonaban tres palabras; El Gran Pecador.

Quién había alzado su mano contra los Dioses, y los había asesinado por beneficio propio.

En su mente estaba la voz de Zeus, hablándole, susurrándole, destruyendo su consciencia y aumentando su culpa, recordándole una y otra vez que ninguno de los dioses actuó por voluntad propia, recordándole que los asesinó sin piedad, como un verdugo a prisioneros.

Cada vez que (T/N) recordaba sus actos, cada vez se volvía menos consciente, al punto de que sus ojos cada vez se cerraban más, y cuando estuviesen cerrados completamente, jamás volverían a abrirse, haciendo que su alma fuera dormida y aprisionada por el resto de la eternidad.

Las cadenas de color rojo oscuro, casi negro formaban una 'X' en su torso, brazos, antebrazos y piernas, aprisionadolo sin tener la más mínima capacidad de moverse.

Y por un momento, sólo por una fracción de segundo, su mente divagó a algo más, su mente se alivió de sus culpas al recordar a una persona; Rias.

Su rojo cabello, sus ojos, su sonrisa.

Y ahí, por pocos momentos, encontró paz, paz al saber que esa sonrisa seguiría existiendo gracias a que el lo sacrificó todo.

Y pensando que había salvado a al menos una persona, sus ojos comenzaron a cerrarse mucho más deprisa, su cosmos flaqueó, y la llama del cosmos que iluminaba su alma se apagaba.

"Rias..."

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Dos semanas después de el primer ataque.

Inframundo, ala Este.

Azazel miraba hacia el horizonte, tan lejos como su vista le permitía ver.

–¿Estás nervioso?.–

Azazel miró a su izquierda y se encontró a Tannin en su tamaño humano y cómo el, se encontraba mirando el horizonte con sus brazos cruzados.

El ángel caído no hizo ninguna expresión en lo absoluto.

–Tomaré eso cómo un sí.– el dragón se respondió a si mismo.

Azazel miró a su alrededor, mientras que la impaciencia lo gobernaba.

–¿Crees?...– comenzó Azazel.–¿Que el Gran Rojo nos ayudaría?.–

Tannin negó con la cabeza, mientras que la falta de conocimiento de Azazel lo molestaba.

–¿No te has preguntado cómo es posible que Cao Cao se haya adueñado de Khaos Brigade? Claramente no tiene la fuerza para enfrentarse a Ophis.–

Azazel enarcó una ceja.

–¿Ophis no estaba?.– inquirió el ángel caído.

Tannin negó con la cabeza.

–Está en la brecha dimensional.– informó Tannin.

Héroe DxD: Santo de Santos         (Lector x DxD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora