8.- Presagio

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(T/N) miraba aturdido la puerta de lo que alguna vez había sido su casa, nunca se imaginó que esa puerta algún día estuviera cerrada para el o peor aún, que no quedara nadie adentro que lo reconociera.

Su mirada seguía clavada en la puerta, aunque su cuerpo había dado media vuelta para irse.

Quería entrar tan desesperadamente, pero sabía perfectamente lo que sucedería si entraba.

Después de todo, el mismo le había pedido a Rias Días que borrara cualquier memoria de el, de los recuerdos de su tía.

Si entraba a su casa, no lo reconocería, y sólo preguntaría que hace un adolescente a mitad de la noche con ropa rota y tierra en su rostro.

Sin embargo, la puerta de en frente se abrió, y el rostro sonriente y pacífico de su tía se asomó desde el umbral de su puerta.

-¡Hola jovencito! ¿Estás perdido?.- el rostro tan tranquilo de su tía podía sacarle una sonrisa, pero no lo hizo, podía notarlo, ella no lo conocía, en lo absoluto, era un desconocido para ella.

Forzó una sonrisa, que si no fuera por la oscuridad se vería que era una mueca.

-No... sólo iba pasando.- le sonrió a su tía nuevamente.- Adiós...-

(T/N) no podía soportar la idea de que su tía no lo reconociera, de que su última familia no lo reconociera, así que se colocó los audífonos en sus oídos, y tomó su teléfono en su mano derecha, y le dió play a cualquier canción que estuviera seleccionada en ese momento.

(Bon Jovi- Always)

La luna brillaba tenuemente sobre él, mientras que recorría las calles nocturnas de Kuou sin ningún rumbo en particular.

Con su corazón latiendo con fuerza, y conteniendo las lágrimas hasta que sus ojos comenzaron a doler, dobló en una esquina y comenzó a correr.

A correr con una velocidad que bien podría causar una onda de viento detrás de él, no le importó en lo absoluto.

Corrió con tanta fuerza, que sus pisadas de hundían en el cemento y sus pies rompieron sus tenis marca 'converse' color rojo, hasta que esos mismos comenzaron a humear.

Quería gritar, maldecir a todo el mundo, pero no podía hacerlo.

Cuando dejó de correr, había perdido su ubicación.

Se estaba sosteniendo con sus brazos y piernas, mientras que jadeaba intentando recuperar el aire, mientras que las lágrimas habían encontrado una forma de escapar de sus ojos.

Estaba hasta la cima de unas escaleras, de las cuáles no se había dado cuenta que había subido.

Se sentó en el borde de las escaleras, y escondió su rostro entre sus manos por unos momentos, mientras que secaba sus lágrimas con las palmas de sus manos, para después colocar sus antebrazos en sus piernas, y sus manos en paralelo con sus muslos.

Bajó su cabeza, sin tener la fuerza mental para levantar su visión.

El estaba haciendo todo por ella, había ido al infierno por ella, había entrenado con un dragón por ella, había estado al borde de la muerte mas de una vez, todo para salvar la vida de la única familia que le quedaba.

Pero, no podía soportar el hecho de que no lo conociera.

Interrumpiendo sus pensamientos, unas manos rodearon su torso, abrazandolo por detrás.

Al reconocer a la persona por su energía, no hizo ningún movimiento para quitarla.

-Parecía que necesitabas un abrazo.- la seriedad de la voz de Akeno se escuchó en su lejano oído, sin embargo, no respondió.

Héroe DxD: Santo de Santos         (Lector x DxD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora