10.- El segundo despertar: la cazadora olímpica

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Iba a hacerlo, realmente iba a hacerlo.

Quería hacerlo.

Justo cuando la distancia entre sus labios y los labios de Rias parecía haberse desvanecido, (T/N) rápidamente empujó a Rias con toda la fuerza de sus piernas, empujandose a si mismo también, creando una distancia de unos quince metros entre ambos.

Justo cuando la distancia entre ambos fue lo suficientemente grande, (T/N) pudo apreciar algo parecido a una flecha, volando a una velocidad tan impresionante, que no podía captarla con sus propios ojos.

En ese preciso momento, una onda expansiva gracias al impacto de la flecha en el suelo lo mandó a él y a Rias a volar más de diez metros atrás de donde estaban.

Rias cayendo en el suelo, mientras que (T/N) destruyó la fuente frente a ellos con su cuerpo por el impacto.

Estando en el suelo, sangrando sin parar, usó toda la fuerza de sus brazos para incorporarse, y lo primero que hizo fue mirar a Rias.

Estaba inconsciente.

Su cosmos ardió en furia, como una hoguera iluminando la fría noche.

La presión de su cosmos era tan grande, que un aura fuerte y salvaje como un vendaval salía expulsada de su cuerpo.

En ese momento, la placa de su collar se disparó al suelo, mientras que su armadura se materializaba en su cuerpo.

"Prioridades" pensó para si mismo.

No podría pelear y mantener a Rias a salvo al mismo tiempo.

Sin pensarlo un segundo, brincó hacia ella en una fracción de segundo, y cuando logró ver su hermoso rostro rasguñado y sucio por el suelo, lamentó haberla traído consigo.

Levantó a Rias entre sus brazos, cargandola de una forma nupcial, mientras dirigía su mirada decidida y molesta hacia el oscuro y estrellado cielo, el cual se había tornado de un color hermoso, con su luna brillando más gloriosa de lo que había visto jamás.

Llevando su cosmos aún más arriba, las alas metálicas de su armadura se desplegaron en un color plateado metálico brillante, y con la gracia de un verdadero Pegaso, (T/N) se elevó hacia los cielos, volando a toda velocidad hacia un lugar en específico;

La casa de Issei.

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(T/N) no había caído en cuenta a la velocidad que podía volar si realmente se lo proponía.

Estaba tan familiarizado en matemáticas como lo estaría un adolescente de catorce años, pero (T/N) sabía que esa velocidad debería de ser más que la velocidad de el sonido.

Cuando divisó la casa de Issei, no sintió ni el más mínimo remordimiento de lo que hizo a continuación.

Concentrando todo su cosmos en sus piernas para absorber el impacto, (T/N) cayó sobre el techo de la casa de Issei, destruyendolo en el proceso, y creando un cráter en el suelo gracias a la velocidad a la cual descendió.

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No imaginó crear una cortina de humo tan grande al momento de destruir la casa de Issei sin pensarlo dos veces, pero cuando se detuvo al pensarlo, realmente tenía mucho sentido.

-¡Sirzechs! ¡Sirzechs!.- (T/N) gritó su nombre con desesperación.

A los pocos segundos, Sirzechs atravesó el humo llegando hacia el.

La cara de terror de Sirzechs al ver a su hermana no hizo más que aumentar la culpabilidad de (T/N).

¿Por qué? ¿Por qué tenía que estar ella junto a el en ese preciso instante?

Héroe DxD: Santo de Santos         (Lector x DxD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora