Devuelta en familia.
Pov.
- Draco -
Atenea se tomó del mismo espaldar que Draco al tiempo que empujaba fuerte dentro de su cuerpo, sus embestidas fueron tan descuidadas que supo que estaban, mutuamente, llegando al límite del éxtasis.
Claro, como eran las buenas noches, la muchacha terminó primero con un gemido fuerte que golpeó las paredes, no habían ocurridos minutos cuando el rubio desde los jadeos contra sus bocas terminó dentro de ella.
Dejo de apretar su mano en el suave espaldar de cama que se cubría con cuero sintético, la gran mansión de Draco no era una abominación, no había pieles ni pedazo de cuerpos.
Él cayó sobre su pecho desnudo, dejó un sincero rastro de besos desde su cuello hasta su mandíbula. Por toda una noche había hecho del cuerpo de Atenea una manta de necesidad, la comía viva desde las mañanas;
Tenía que saberlo, aquel beso de la tarde cuando una de sus amigas hizo un pequeño recorrido al baño, Draco besó su cuello en el diminuto tiempo a solas dejando un vago color rojizo que tuvo que ocultar, no fue todo; después del desayuno y almuerzo la acechó con su mirada recorriendo su cuerpo como un demente, eso hasta la noche que para finalizar Atenea bajó la guardia de las tiras de su ropa.
No la crean inocente e ingenua, la chica de cabello bicolor no aguantaba tanta demora por parte de su amante dando el paso a tirarlo a un sofá cercano haciéndolo sufrir por horas como lo hizo con ella.
Se hundió debajo de su cuerpo para que su protectora mano le apretara la cintura y la posicionara su mejilla en su pecho escuchando cada toque que da el corazón contra su piel blanca y suave.
Sí, ella se sentía la peor persona, y quizás lo sea, todavía en el pensamiento le quedaban las palabras de su caso en grande subrayadas haciéndole acuerdo de que su vida junto a la persona que cree amar estaba siendo amarradas en el filo de un abismo.
- Me gusta estar contigo - supuso que Draco no sabía de lo que hablaba. Atenea se consideraba un monstruo, no de esos grandes e increíbles, de esos que se rompen y son odiados.
Alzó su mirada intentado peinar el cabello del chico que de caía en sus ojos plateados - A mi igual - eso fue lo último antes que fingiera dormir para evitar que Draco hurgue con más preguntas a las que ya no tendría respuesta, así no tendría que mentirle.
Aunque ella no lo hizo en ese instante, sabía que estar con él, no teniendo sexo, sólo relajarse junto a su cuerpo, cual siempre la enrollaba en un gran abrazo para calmar sus ansias le gustaba.
Eso ella amaba.
-
Por la mañana el día fue fatal, no como la bella noche anterior, Draco desapareció de repente después de salir de la mansión junto a su demente padre, las palabras asustaron a Atenea "Cuídate, cariño" ¿a qué se refería? El volvería, tenía que hacerlo, no podía dejarla ahora.
Tuvo razón, el volvió, pero ya no como Draco Malfoy, estaba reprochado, en su rostro solo estaba una expresión neutra, sus labios ligeramente aplastados en recto, ni siquiera cuando vio a Atenea pronunció una palabra o explicó por qué Lucius Malfoy llegó y gritó Te quiero afuera en cinco minutos.
- Bueno rubia, ¿qué haremos hoy? - preguntó Jean junto A Pansy.
Mientras Atenea dejaba a Draco en un lado de su mente para verlas y planear su día libre ¿sabían que los mortifagos tienes días libre? No, claro que no los tienes porque Atenea solo era algo desechable para Voldemort.
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Extremely Fucked | Draco Malfoy | +18
De Todo- Vamos a aclarar algo. Habló Draco, sus dedos se enrollaron en su cuello, estos y los anillos eran tan fríos que quemaban en la piel alrededor, alzó su mano con el pulgar apoyado en el mentón, empezó a apretar su agarré. - Estoy a cargo - se lami...