Fifty-four

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Su otra mitad.

Su vista de volvió borrosa como si estuviera quedándose ciega, o su mente no la dejaría ver lo que ocurriría, buena distracción, buena jugada, piérdete en el dolor antes de que éste se ahogue en ti.

— ¡Avada Kedavra! —

Escuchó.

— ¡No! —

-

Veinte y cuatro horas antes.

Pov.

Su paso fue estático en cuanto la vio salir de la casa como si no quisiera dar otro paso sin lastimarla, parecía tan frágil verla salir desde esas puertas a hacer lo que sea que estuviera en su mente, pensó en tal vez me odie, pero la sigo viendo.

Sin embargo, no llevaba nada, apenas unas pocas cosas encima, tenía el abrigo envuelto sobre su espalda, el frío lo azotó sin temor a herirlo.

Aún no podía ver con claridad su exterior por los hechizos de humo que le fueron lanzados e incluso residuos de belladona en su vista, lo nubló por mucho tiempo ¿un mes? Mínimo.

Sabía que Atenea no se iba a quedar de brazos cruzados con lo hacían las esposas en los sesenta o setenta, solo esperanzadas a que su esposo vuelva. Sabía que ella estuvo a cargo de las labores oscuras, que fue una de las líderes del grupo de mortifagos porque así fue lo último que leyó antes de irse.

La castaña-rubia era fuerte, tanto que lo terminó de confirmar viéndola sin una rasguño, tenía la expresión fría y siniestra.

Sip, seguro que lo odiaba.

Pero él la seguía amando.

Dio unos pasos más acercándose mientras Atenea solo podía imaginar que la mente le jugaba en contra, que de nuevo habían vuelto las alucinaciones, que él la veía fuerte mientras estaba quebrada sin rastro de sus piezas.

Con la nula valentía Gryffindor caminó hasta él.

Todo pasaba tan lento, ya parecía el viento calmarse, dejando que el frío los invadiera peor a cada paso era aún grado más acalorado por eso hasta estar a un simple metro y medio ver su rostro la hizo sobresaltar.

— Empecé a soñar despierta — murmuró, demasiado alto para que Draco la pudiera escuchar.

— Tan mal me veo en tus sueños — elevó la comisura de sus labios al ver como ella se moría de ira y confusión, pues hablaba enserio pero su semblante era divertido.

— Si no estás muerto, voy a matarte — lo regañó casi vacía del miedo, las ganas de acercarse eran incomparables a él sufrimiento que había sentido todos los casi cinco o seis meses, perdió la cuenta.

— Sería un honor... —

Su burla no terminó cuando sintió el cuerpo de Atenea apretujarse contra el suyo, sus pequeños largos brazos los envolvió en su cuello teniendo que bajar a su estatura que es poca más de siete centímetros menos.

Quiso jadear del dolor que tenía en los huesos curados, su espalda vestida aún tenía algunos rasguños por los hechizos derramados.

Pero no importó.

Extendió los brazos solo para atraparla alzándola del suelo que tocaba las puntas de sus botas.

Extrañó el olor de su cabello, como los atraía por la fuerza y magnetismo, ese color travieso de ellos que dejaba mucho para hablar, se pasaría haciendo poemas largos de su manera de existir, como sobrevivía sin que nadie la habitara.

Extremely Fucked  |  Draco Malfoy | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora