CAPÍTULO 8. PRIMERA ACTUACIÓN

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Tras toda la mañana tumbados en la cama hablando de sus vidas, Damiano se fue. Tenía una comida con su manager, y luego una sesión fotográfica para GQ con el resto de la banda.

Aprovechando que estaba a solas, se puso a leer uno de sus libros, y pidió que le subiesen un sándwich a la habitación. Al poco de pedir, llamaron a la puerta, por lo que ella fue corriendo a abrir, dejando al camarero entrar. El chico puso el plato en la mesa, para luego girarse hacia Alessia, y entregarle un sobre en mano. - De parte de la señorita Ksenija. - El hombre se fue tan rápido como llegó, dejando a la morena con la palabra en la boca. ¿Qué hacía la cantante serbia enviándole cartas?

Corrió a abrir el sobre y leerlo. "Hola. Esta noche, a las 22:00, en el salón. Lleva una de tus canciones preparadas para hacer la performance de tu vida. Si quieres saber más detalles, ven luego. Atentamente, Hurricane."

Una de sus canciones... Solamente había sacado una. La del concurso, más concretamente... Pero tenía una grabada, una muy buena. Pero no tenía la base, así que llamó a Javier.

- ¿Sí? - respondió el hombre, algo adormilado. "Seguro que estaba a punto de echarse la siesta", pensó ella.

- Javier, necesito la base de Brianstorm, la que grabé con mi padre.

- No la tengo.

- ¿Cómo? ¿Y quién la tiene?

- Los chicos del estudio de Sony, ¿para qué la quieres ahora?

- Bueno... - La chica no sabía si podía decir lo de la reunión, estaba segura de que a los managers no les gustaría que cargasen su voz a lo tonto, pero lo cierto es que le hacía mucha ilusión que le hubiesen invitado a algo. Además, tenía la sensación de que no la tomaban como una rival de verdad, y era su oportunidad de redimirse. - Quiero hacer algunos detalles, he pensado que puede ser el próximo single.

- Pues... Como no llames a Fly y les preguntes si ellos tienen alguna copia...

- ¡Cierto! ¡Muchas gracias! ¡Hasta luego! - La chica colgó y se dispuso a llamar a Pablo, el guitarrista, pero no se lo cogió, así que, en su lugar, llamó a Miguel, el batería.

- ¡Hombre, desparecida! ¿Cómo están los Países Bajos? No sé si meter en la maleta un abrigo o qué hacer, ¿qué me recomiendas?

- ¿Abrigo? Ni de coña. Una chaqueta de las tuyas de cuero, y vas que chutas... Además, creo que aquí te darán algo de ropa, a mí me han dado de todo.

- Genial... ¿Por qué me llamabas? - La chica le explicó la situación. - Pff, pues mira, no tengo ninguna copia, y dudo que estos tampoco... Lo que si que puedo es grabarte la batería, y hacer que el pesado de Carlos deje de ver su maratón de Juego de Tronos y te grabe el bajo, y ya lo montas tú en el ordenador, ¿qué te parece?

- ¡Genial! Muchísimas gracias... Oye, ¿y Pablo? ¿Podría él...?

- Ni lo intentes. Se fue al pueblo de su novia, y no tiene ni cobertura ni guitarra allí. Pero bueno, que yo recuerde, la tocas muy bien. Puede ser un plus a tu presentación, ¿no crees?

- Tienes razón. Voy a comer, y a ensayar. Te debo una, guapo.

- Siempre es un placer, rubia. - En lo poco que se conocían, el chico siempre la había llamado rubia, aunque no lo fuese, solamente para molestarla.

- Venga, tonto, graba eso. Ciao. - La chica respiró, aliviada, y se sentó en su mesa a comer el sándwich, mientras pensaba qué ponerse para la actuación.

Se tomó sus medicamentos, y estuvo toda la tarde tocando la guitarra. Solamente a última hora de la tarde cantó un par de veces, para no quedarse afónica, mientras montaba en el Audacity la música.

LA PAURA DEL BUIO - MåneskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora