CAPÍTULO 1

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El daño causado, no dejo rastro con el tiempo. Al pasar tres meses desde el incidente, seguí con las actividades que requería mi negocio. Aunque mostré una sonrisa, no me encontraba bien. Mostré una sonrisa ante todos y quería hacerlo ante ti. Quería que creyeran que no estaba lastimado, pero lloré en silencio al anochecer y volví a fingir una sonrisa al amanecer. Así de lastimado quede.

Pase horas enteras pensando en ti e incluso ahora no puedo dejar de hacerlo.

No fui consciente del sonido de la puerta abriéndose, salte de un susto y mi socio lo hizo también ante mi reacción. Sonrió de lado y me miró fijamente.

- Aun no has alistado tus cosas. Es hora de irnos a casa.

- Solo un minuto, estaré listo. – dije muy bajito para tomar los documentos y meterlos en mi maletín.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó. Su voz sonaba llena de preocupación, pero algo nerviosa.

Alcé la mirada disimulando una sonrisa y asentí con la cabeza. Mencioné que todo estaba bien y tomé mi abrigo para salir de la oficina junto a Blue, quien misteriosamente manejo en silencio todo el camino. Al llegar a la gran mansión se despidió de mi como cada día. El viento frio chocó fuertemente en mi mejilla, los árboles danzaban de un lado a otro con el viento y el silencio en la mansión, me anunciaba que nadie saldría a recibirme o que nadie se encontraba en casa como ya era costumbre.

Al abrir la puerta de mi habitación, una vez más sentí un vacío inexplicable. Tomé una ducha, vestí un pijama azul y baje en dirección a la cocina, pase por el comedor y no vi absolutamente a nadie. Ahora no había quien cenara en casa, Mamá se había mudado a la casa de campo y mi padre solo viajaba de un lugar a otro debido al trabajo, pero yo sabía que se negaba a volver a casa y recordar en cada rincón los recuerdos que dejo mi hermana.

Nada era igual. Esta casa se había vuelto tan solo un martirio para todos. Después del entierro, muchas noches mi madre solo se encerraba en la habitación de mi hermana, contemplando el gran cuadro sobre la cabecera de la cama de Prim. Y cuando mi madre salía de esa habitación, P'War era quien remplazaba a mi madre y se quedaba días en la habitación. Ahora ni él estaba aquí.

Toda la mansión se sentía fría, parecía una mansión congelada. Entré a la cocina, Ross me miró con ternura y dándome una sonrisa me invitó a sentarme en una silla frente a la pequeña mesa.

- Mi niño, te preparé unos ricos enrollados de huevo y pollo crujiente con arroz – vamos come, debes estar muy hambriento.

- Gracias Tía – Pero siéntese y coma conmigo, no quiero comer solo.

- Claro mi niño – dijo Ross tomando un plato y cubiertos para comer junto a mí en aquella pequeña mesa, que ahora me hacía sentir cálido.

Ross habló conmigo, como lo hacía cuando era un niño. Me acaricio la mejilla tantas veces que aún no podía dejar de sentir la sensación de sus suaves manos sobre mis mejillas. Una vez más solo ella estaba a mi lado. Me acosté al lado de mi cama, observando fijamente la almohada al lado mío, imaginé a Mean junto a mi otra vez. Quise que fuera real, quise tocarlo, pero nada de lo que veía era real.

Quiero decirte que lo siento...

Quiero que me abraces otra vez...

Sé que soy egoísta por solo pensar en mí. Pero quiero oír tu voz diciéndome que me amas una vez más.

Con tantos pensamientos en mi cabeza, sabía que me costaría dormir una noche más. No sé cómo he podido sobrevivir a esta soledad dentro de mí. Ahora no me queda nada, no estás aquí ... Y P'Prim también me abandonó. ¿Sabes que murió? ¿Dónde estás? ¿aun me recuerdas? ¿aún me odias? – Me gustaría que me miraras ahora ... incluso dormir es difícil.

*

*

El sonido de la alarma me despertó bruscamente y empezó un día más. La rutina del día, Salir de casa y encontrar a Blue frente a la puerta, recostado al lado de su auto rojo. Me mostró una sonrisa extraña, haciéndome sentir extraño, como si estuviera triste por mí. Abrió la puerta por mí y subió al lado del chofer para partir en dirección a mi restaurant.

- He estado revisando los ingresos de tu restaurant y creo que a pesar de que no estás en la necesidad y mucho menos el ánimo de abrir una sucursal...

- ¿Qué? - claro que no estoy de ánimos!

Blue detuvo el auto y mirándome una vez más con esa mirada extraña, maldijo bajito.

- ¡¡Escúchame!! – Necesitas nuevos aires, un nuevo lugar. Puedo hacerme cargo del Restaurant aquí y tú puedes ocuparte de uno nuevo en algún lugar más tranquilo.

Quise refutar, pero no dejó que digiera nada y prosiguió.

- Han pasado tres meses, ¡son tres meses! – ¿No lo entiendes? Su mirada era extraña y sus ojos mostraban tristeza cuando se llenaron de lágrimas. – Plan, necesitas un poco de distracción, un nuevo lugar y un nuevo comienzo. No te pido que lo olvides, porque sé que no es posible, pero... pero no soporto verte un día más así.

No pude mencionar absolutamente nada. Solo me mantuve callado. Lo observé y con el corazón dolido y oprimido por las inmensas ganas de llorar. Me negué a aceptarlo.

- Estoy bien – No comprendo, porque estás diciendo todo esto.

- No lo niegues ¡YA NO MÁS! – sé que no puedes olvidarte de Mean y que aun lloras cuando no hay nadie alrededor. Aunque lo niegues, yo lo vi. Lo vi con mis propios ojos.

- No lo comprendes, nunca lo entenderás – respondí, rompiendo en llanto. ¡No lo entiendes!

- ¿Quién dijo que no lo entiendo? ¿Por qué crees que no lo entiendo? – Escucha lo que voy a decir, solo escúchame. – Entiendo el sentimiento de desesperanza, el miedo y el dolor de que la persona que amas no esté a tu lado. Lo entiendo. Pero algunas veces es mejor dejar de luchar y esperar a que el destino te dé una oportunidad con esa persona. Solo así sabrás si es mejor luchar o dejarla ir.

No creas que solo aferrándote a la persona que amas puedes demostrar cuanto lo amas, dejar ir también es una manera de demostrar cuanto amas a esa persona.

Lloré al escuchar sus palabras, tenía mucha razón y aunque me negara a aceptarlo. Tenía tanta razón. Sus manos tomaron las mías y sentí el calor de sus manos consolándome. No le di una respuesta, tan solo le prometí que lo pensaría. 

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