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CAPÍTULO 4

Blue llegó a la mansión el día siguiente muy temprano por la mañana, traía una pequeña maleta consigo. Desayunamos junto a Ross y me despedí de ella entre lágrimas.

- Es hora de irnos – mencionó Blue después de que me calmará.

Subimos a su auto y viajamos rumbo al aeropuerto. Parecía un día cálido y fresco. Blue traía una extraña sonrisa triste, pero durante todo el viaje hacia la isla Koh Phi Phi Don, Blue me explicó la situación en la que se encontraba el local que desde este momento estaría a cargo mío.

- El local aún está en reparación, por lo cual deberás hablar con al Arquitecto a cargo de las remodelaciones –

- ¿Cuánto tiempo llevara las remodelaciones antes de poder aperturar el Restaurant?

- Unos dos meses, así que por ahora solo tienes que supervisar el avance de las remodelaciones. Tienes el tiempo para adaptarte y distraerte. ¡Eso es lo único que necesitas hacer ahora! ¡Solo diviértete!

Al llegar a la Isla se vio el hermoso mar frente a ellos, las olas se alzaban y se rompieron al llegar a la orilla. El cielo podía confundirse con el mar ya que ambos eran de un azul claro y cristalino. Los turistas caminaban de un lugar a otro tomando fotos, comprando frutas y bebidas.

- ¿No crees que es hermoso?

- Si – asentí.

Blue habló por teléfono, mencionando que en unos minutos estaríamos en el local.

- ¿Quién es? - Pregunté

- El Arquitecto, quiere conocerte – Vamos, te lo presentare, dejaremos tus maletas y podremos pasear por el lugar.

- Está bien, vamos.

Nos dirigimos al local, en la puerta nos esperaba un hombre fornido con unos jeans, una chamarra negra y unos zapatos de seguridad mientras hablaba con los trabajadores.

- Hola, Buenas tardes – dijo a penas nos vio.

- Hola – dijo Blue estrechando sus manos con el hombre, para que luego yo hiciera lo mismo.

- Este es Plan, el amigo del cual hable hace unos días – volteo a verme y con una sonrisa continuo, Plan este es el Arquitecto a cargo del local, el Señor Somsak.

- Ya veo, será un gusto trabajar con usted.

- El gusto será mío – respondí.

Después de las presentaciones salimos a visitar las ferias muy cerca del lugar, compramos algunas bebidas para entrar a un puesto pequeño de comida callejera, donde comimos y hablamos hasta perder la noción del tiempo.

Blue se iría esa misma noche. Lo despedí cuando tomo el último Ferri del puerto.

Habían pasado tres días, extrañaba la compañía de Blue a pesar de que habláramos todos los días por llamadas telefónicas, no se sentía igual. Salía a comer todos los días, los restaurantes eran muy buenos, así que pensé en muchas nuevas recetas.

Caminé, observado los puestos en la feria y me detuve al ver unas hermosas pulseras. Eran hermosas ...

- ¿Le gustaría alguna, para su novia? – preguntó el vendedor al verme observarlas detenidamente.

- No tengo novia – Respondí.

- Lo siento..., ¿Cómo las observabas?

- Son hermosas, a mi hermana le gustarían mucho.