EPILOGO

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Durante varios meses Plan apenas podía con sus responsabilidades laborales y su labor de padre. Los días ajetreados en el restaurant no se habían detenido desde hace una semana, haciendo que apenas pueda probar una o dos cucharadas de sus comidas con esfuerzo.

- Sr. Las reservaciones están agotadas durante todo el mes. ¿Qué debemos hacer? Aún hay personas esperando, para sacar una reservación.

- No te preocupes, yo me haré cargo. – respondió saliendo de su oficina, para luego acercarse a los clientes que esperaban impacientes.

Las personas en la fila, escucharon en silencio lo que Plan deseaba comunicar, se disculpó con una sonrisa tímida, cuando las personas lo elogiaron, prometiendo volver y esperar para poder reservar su restaurant y disfrutar de sus riquísimos platillos.

Al llegar a casa después del trabajo, suspiró ante el agotamiento y se recostó sobre el gran sillón en la sala. Katy bajó las escaleras de tres en tres, para aventarse en sus brazos al saber que había llegado.

- ¡Papi! ¡Papi!

- Hola mi vida. – respondió respondiendo a su abrazo y besando su frente con amor. –¿Tu padre, aún no ha llegado a casa? – preguntó mirando alrededor.

Katy negó.

- ¿Y qué hay del tío War?

Katy volvió a negar, alzando los brazos en un gesto de no saber el paradero de aquellos dos hombres.

- Estos días han estado muy extraños. Se reúnen después del trabajo e incluso salen juntos en sus días libres.

- ¿Papá, estas celoso? – preguntó Katy, juguetonamente.

- Claro que no. – respondió Plan con mucha confianza, a pesar de sospechar mucho del comportamiento de ambos hombres.

Vio como la niña corrió a la cocina detrás de Mary, la cocinera. Saliendo de ahí con un gran batido de fresas y un jugo de naranja.

- Papá, este es tuyo y este es mío – dijo indicando el jugo de naranja para él y bebiendo el batido de fresas con una satisfacción inigualable.

¿Cómo podían parecerse tanto? — pensó mirándola con detenimiento.

Dejó sus pensamientos de lado. No deseaba seguir pensando en el gran parecido que ambas tenían y mucho menos recordar, las memorias dolorosas.

Bebió su jugo, mientras tenía la mirada clavada en la puerta grande.

Se quedó ahí por un rato más, después de que Katy corriera al encuentro de sus abuelos y saliera con ellos de compras. Definitivamente, su madre la estaba acostumbrando a las compras excesivas. Pero aun así sonrió, al darse cuenta que su madre había vuelto a sonreír tanto o más que antes.

Al ver por la ventana que el cielo ya se estaba oscureciendo, tomó su maleta y subió a su habitación. No servía de nada esperar a Mean, debía descansar lo suficiente ya que la reservación del día siguiente era un banquete muy grande. Cuando dormía, sintió como alguien se acomodaba al lado suyo en la cama y se acurrucaba sobre su espalda. Fue consciente de aquella acción, pero decidió no abrir los ojos e ignorar la presencia de Mean y seguir durmiendo.

**

Por la mañana vio a Mean dormir plácidamente, con la barriga descubierta y uno de sus brazos colgados al borde de la cama. Suspiró para calmarse y no lanzar agua fría sobre su cuerpo. Estaba enojado y descargaría su furia después de volver del trabajo, ya que de nada servía comenzar el día con una discusión que talvez haría de su día un completo martirio.

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