•Cuentos de media noche• (Sᴏɴᴛᴀɪʟs)

XXXII

-DETENTE SONIC- Grité con fuerza.

El erizo hacía caso omiso y miraba fijamente a Zonic, tenía intenciones de atacarlo.

-Aléjate Tails... Esto puede ponerse serio...- Advirtió el cobalto, intentando ver la mejor opción para golpear al erizo de otra dimensión.

-¡Escúchame Sonic! Siempre han sido problemas contigo. Desde que llegué a casa, han sido problemas y problemas... Quizá me diste un techo en donde vivir... Pero si desde un principio iba a sufrir por culpa de Shadow, de Cream y de la anónima con la que sales... ¡Mejor me hubieras dejado morir de maldito frío!- Grité en la última parte, haciendo que me doliera la garganta.

El erizo estaba callado, se había quedado impactado por lo que le había dicho, posteriormente camina lentamente hacia mí.

-Tails... Aunque ya tuviera una vida hecha con otra persona, te habría salvado... Pero no es el caso, te lo prometo. Mira.- Sonic empezó a sacar de sus guantes unas cartas que llevaba consigo, para inmediatamente mostrármelas.

El erizo policía estaba cuidándome desde atrás, por si algo malo ocurría o si simplemente necesitaba ayuda, lo importante es que estaba ahí... Y no me dejaba de lado.

-Sonic... Detente por favor...- Dije con la voz quebrada.

Sonic respondió a mis plegarias y se detuvo, a unos escasos centímetros de mí.

-¿Por qué me prometiste algo que no ibas a cumplir...?- Susurré entre dientes, mientras las lágrimas mojaban el suelo.

-Tails... No las traje para lastimarte. Realmente no sé de quién son las cartas...- Me interrumpió Sonic.

Al escuchar eso, levanté la mirada, y me detuve al momento de escuchar toda la historia de Sonic.

-Esa caja que encontraste no es la única que hay, en mi armario hay cientos de cajas iguales con cartas y detalles distintos... Al principio pensaba que era una gran fan, ya que siempre llegaban por correo a mi hogar. Las primeras cartas expresaban admiración y cariño... Por lo que decidí contestarle con una carta de agradecimiento, la dirección de donde provenían todas las cartas ha sido la misma de siempre, un solitario barrio a las afueras de la ciudad. Días después de enviarla, llegaban miles y miles de detalles y propuestas de amor. Eran tantas que me asusté, así que decidí no contestar más. De ahí, las cartas empezaron a aparecer dentro de mi casa sin explicación, la primera vez que pasó eso, fue la noche en la que te rescaté. Quise explicarte... Pero te fuiste tan molesto que después de un rato siguiéndote, te perdí de vista.- Sonic se veía preocupado.

-Al verlas dentro de casa empecé a pensar que las cartas le pertenecían a Shadow, haciéndose pasar por una chica admiradora. Sin embargo, desde que él se fue no he dejado de sentirme preocupado por nuestra seguridad.-

-Si tú no tienes ningún compromiso con nadie, ¿por qué las últimas semanas no sabía nada de tí...?- Pregunté. A lo que él sonrió.

-Estaba realmente ocupado en mi trabajo... Además también estaba planeando tu cumpleaños, nunca supe cuándo cumplías porque realmente me asfixiaba de trabajo y ocupaciones... Mira.- El erizo sacó su celular, metiéndose en las conversaciones con Amy.

-Y cito "Hey Ames, ¿puedes preguntarle a Tails qué día es su cumpleaños? Estoy planeando algo en grande"- Sonic leía los mensajes y yo solo lo escuchaba hablar.

Al terminar, Sonic guardó su celular. -Ven, realmente prometí lo que te dije ese día.- Decía con los brazos abiertos, esperando que fuera.

Zonic me tomó del hombro, para posteriormente hacerme un gesto para que fuera con mi azulado. Corrí hacia él y lo abracé con fuerzas, dejando de lado a Zonic, que me había cuidado todo este tiempo.

Se levanta el visor, y sonríe tiernamente; para finalmente tomar sus cosas y regresar a su universo. No sin antes despedirse de mí. -Sabía que ibas a escoger lo mejor, niño... Que te vaya bien, estaré pendiente de ustedes... Recuerda, el orden del universo.-

De repente, desapareció.

Después de un cálido abrazo entre todos... Nos dispusimos a regresar a casa.