•Cuentos de media noche• (Sᴏɴᴛᴀɪʟs)

XXII

Mientras construía, ponía música en una bocina y el ambiente era totalmente genial, me sentía relajado y motivado.

De repente, alguien abre la puerta, era Sonic.

-¿Todo bien?- Gritaba Sonic mientras se asomaba, ya que la música estaba muy fuerte.

-Sí, no te preocupes- Dije a lo bajo, mientras le señalaba mi avión en plena construcción, poniendo una cara de aprobación al verlo. Realmente no lo había visto en muchos días, y podía comprobarlo ya que mi avión era solo un pensamiento cuando él y yo mantuvimos una conversación larga por última vez.

En eso, Sonic entra completamente a mi taller con una tabla con comida chatarra, parecía querer observar qué hacía mientras comía. -¿Planeas tragarte todo eso ahora mismo?- Cuestioné con asombro, parecía ser un pozo sin fondo.

-Pues pensaba comerlos contigo pero, ya que insistes en que me los coma yo... -

-¿Qué? ¡Sonic! Quiero papas fritas también- Reclamé mientras intentaba robarle unas papas, pero al estar más alto que yo, levantaba sus manos para que las papas quedaran fuera de mi alcance... Parece que olvidó que puedo volar. Así que eso hice, robándole un buen puñado de frituras.

-Ya niño... Relájate- El erizo reía a carcajadas mientras me ofrecía unas bolitas de queso.

De la nada, el celular de Sonic empieza a vibrar. -Permíteme pequeño, voy a contestar.- Demonios... ¿Más trabajo? ¿Vernos menos de nuevo?

El cobalto mira el celular y sale de la habitación para contestar, ya que estaba muy fuerte mi música. Por lo que decidí bajar el volumen e ir detrás, al estar a su lado pude notar que estaba extrañado, al poner el altavoz:

-¡Hola Sonic!- Vaya, parecía ser una voz levemente conocida...

-¡Hey Cream! ¿Pasa algo?- Contesta Sonic con su voz enérgica de siempre, mientras se alejaba de mí para adentrarse más a su llamada.

-Oh, Nada interesante... Solo quería saludar. Por cierto, mañana mi madre y yo iremos a tu casa a hablar contigo respecto a un tema. Después de mucho volveré a ir a tu casa, ¡a ver qué tanto ha cambiado!-

Sonic hizo una mueca para luego contestar -Vale, está bien. Pero espero que sea algo muy importante, recuerda que tengo que trabajar temprano.-

-¡No te preocupes! Será algo bastante rápido. Nos vemos mañana Sonic~- De la nada, la coneja cuelga la llamada; Sonic miraba con una sonrisa el celular para posteriormente voltear a verme y sonreír amablemente.

El erizo optó por ver su celular y dirigirse a su habitación, subía las escaleras con la mirada pegada a la pantalla; dejándome solo.

Solo me crucé de brazos y regresé a lo que estaba haciendo, mi avión.

Al día siguiente...

Eran las 7 de la mañana y el sonido del timbre no dejaba de sonar, se supone que los que ayudan a la casa llegan a las 9. -¿Quién es a esta hora...?- Susurré irritado.

Me vestí y me dirigí a la enorme puerta, solo para recibir a Vanilla, pero había una invitada.

Cream estaba aquí.

Pasó y me hizo una mueca, segundos después preguntó -Y bueno... ¿Dónde está Sonic?-

-En un momento baja.- Contesté. No podía evitar voltear los ojos hacia arriba. Ella era algo irritante, pero parecía que a Sonic le caía bien.

Al ver que Sonic no bajaba, subí y toqué la puerta de su habitación. Abrió e inmediatamente me saludó, para después dirigirse a la sala donde estaban Vanilla y Cream.

-Ya estoy aquí... ¿Pasa algo?-

-Hola joven Sonic... Queríamos hablar respecto a que mi hija quiere dedicarse a trabajar con usted... ¿Hay espacio para una chica más en su equipo de ayudantes...?- Puedo notar a Vanilla con un leve sonrojo en las mejillas, llena de vergüenza al darle esa petición al erizo. Ya que era extraño que Vanilla le pidiese algo a Sonic.

-¡Mi niña puede encargarse del aseo de la casa! Sé que la señorita Acorn es la que apoya con eso... Pero, una ayudadita no estaría de más.- Dijo la coneja con un tono tranquilo.

Ni siquiera dió tiempo para que Sonic respondiera y automáticamente Cream se consideraba contratada. -¡Maravilloso! ¿Puedo empezar ahora? Será un gusto ayudarle, joven Sonic- Después de escuchar eso, Sonic sonrió y le dió la bienvenida a la nueva trabajadora.

Oh no...