•Cuentos de media noche• (Sᴏɴᴛᴀɪʟs)

XVI

-Todo comenzó hace 6 años, mis padres y yo vivíamos en una cabaña lejos de la ciudad. A pesar de que éramos de dinero, no nos gustaba ser excéntricos. Sin embargo, yo ganaba mi dinerito aparte ya que desde chico tenía un don para los negocios.

Ya estaba nuestra servidumbre, tú sabes... Rouge, Amy, Sally, Vanilla y Knuckles. Todos ellos fueron rescatados de la calle al igual que tú... A excepción de Vanilla, ya que ella es una adulta y se ofreció a trabajar para nosotros.

Nos dimos cuenta que todos ellos sabían hacer varias cosas y las empleamos para que sirvieran al hogar. Ellos no se negaron a cambio de un poco de alojo, hoy en día vienen a trabajar y a las 10 se van a sus casas; ya que desde siempre fue un empleo bien remunerado.

En fin, era una noche lluviosa cuando de la nada llegó un chico. Se notaba que ya era un adolescente, pues nos había mencionado que tenía 14 años y buscaba un trabajo para poder buscar un sitio donde dormir... Le dimos alojo enseguida.

Mi yo de 9 años se sentía intimidado por él, pero al notar la gran educación que acompañaba a este chico, lo nombraron mi mayordomo.

-Eh, faker... Eres muy lindo- Siempre me decía "faker" porque según él éramos muy parecidos y era mayor que yo.

Me mandaba cartas diciendo que quería ser mi pareja, y al pasar el tiempo realmente me enamoré de él... No me daba cuenta de que en realidad me gustaban los chicos.

Después de algunos meses, acepté y nos hicimos pareja en secreto... Ya que sentía que mis padres no lo aceptarían por ser más grande que yo, y peor aún, por ser alguien que sirve a la familia.

Así que decidimos ocultarlo.

Pasaron dos años en los que salimos en secreto, pero tristemente mis padres fallecieron mientras iban a un viaje de trabajo... Así que nunca pude decirles.

Me deprimí mucho, pero Shadow estaba ahí para apoyarme y amarme. Decidimos cambiarnos a una casa muchísimo más grande que la cabaña, quería presumir lo que tenía... Ya que sentía un vacío al haber perdido a las personas que más me encantaba tener a mi lado... Mis padres.

Sentí que era la única persona que me quería, me olvidé totalmente de mis verdaderos amigos, como Silver y los otros que nos atendían a mis padres y a mí.

Ahora dormíamos juntos, nuestra habitación estaba llena de cartas escritas por parte de ambos y muchas fotos nuestras, pensé que éramos la pareja perfecta.

Me levantaba siempre en la madrugada, por pesadillas que el suceso de mis padres me había dejado. Shadow estaba a mi lado siempre, dormido. Nunca se dió cuenta de mi insomnio.

Una noche común, me volví a levantar de la cama asustado. Pero Shadow no estaba, pensé que había ido al baño o algo así... No me preocupé y fuí por un vaso de agua.

Al pasar por el ventanal pude ver dos manchas extrañas, así que me asomé.

Era él, sentado con una chica rubia. Tenía entendido de que ella vivía en una de las zonas más acaudaladas junto conmigo, a unas casas de donde yo vivo. Shadow le daba cartas y chocolates.

Cerré mis puños de coraje, a mis cortos 11 años de edad ya sabía lo que era la infidelidad y la ira extrema, fue la primera vez que experimenté lo que era ser Dark Sonic.

Salí y enfrenté a Shadow, se notaba que la chica no sabía que andábamos... Porque ¡En realidad nadie lo sabía!

La chica huyó, Shadow gritaba "¡María!" mientras yo me acercaba lentamente a él, con intenciones de hacerle daño, pero me resistí.

-¡Lárgate de mi casa!- Shadow se negó, parecía ser que al ser mayor pensó que tendría más fuerza que yo pero... Estaba muy equivocado.

Me tomó del brazo y quiso llevarme dentro de la casa, sin embargo, no podía. Por más que intentaba jalarme, yo seguía estático.

Ya harto, lo empujé. Fue cuando me dí cuenta que era más fuerte que él cuando sentía furia, ya que lo empujé hacia el otro lado de la acera.

Entré a casa, donde Dark Sonic desapareció y empezaron a aparecer las lágrimas... Cerré nuestra habitación con candado, llaves, etc. Ahí están todos nuestros recuerdos.

Al día siguiente, la servidumbre estaba extrañada porque Shadow no estaba... Era evidente, ya que ellos no sabían de nosotros.

Después de horas llegó, ambos estábamos conscientes de que debíamos actuar como si nada. Por mi parte, estaba tan dolido que empecé a tratarlo mal.

Él se dejaba, porque sabía muy bien lo que había hecho.

No volvió a intentar tenerme de nuevo hasta que llegaste tú... Después de 4 años.-