D I E C I S E I S

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Apenas llegamos las hermanitas pequeñas de Harvey me vinieron a abrazar, no sabía en qué momento habían crecido de esa manera.

– Hola hermosas – las saludo.

– Estás muy bonita – me dice una de ellas.

– Tú igual – le señalo.

– ¿Quiedes jugad conmigo a las muñecas? – me pregunta la más pequeña.

– Cla….– la señora Cindy me interrumpió.

– Niñas acaba de llegar y la cena está lista, vayan a la mesa – les ordena – Hola querida –

– Hola Cindy – la saludo, era una mujer súper agradable.

– ¡Hija! – escuché a mi madre que entraba por la puerta con unas bolsas.

– Estoy bien mamá – aviso.

– Nos asustaste, está todo en orden, ¿No? –

Asiento.

Antes de comer fui al baño a sacarme el maquillaje que llevaba puesto y a cambiarme, porque estaba ridícula.

Cuando bajé comenzamos a comer. Hicieron chistes y nos reímos de una manera que me dolía la panza.
Estuvimos un buen rato jugando con las niñas y Harvey.

No nos fuimos tan tarde porque mañana teníamos que ir al museo entonces debíamos tener un buen descanso.

Nos despedimos de todos y nos fuimos. Llegamos a casa cansados todos así que nos acostamos y nos dormimos de inmediato.

O por lo menos de mi parte fue así.

————

Hoy me levanté más temprano de lo normal, eran las seis de la mañana.

En realidad lo hice para poder ducharme y llegar a tiempo porque mi idea era desayunar con mis padres si es que ellos se levantaban, pero como hoy tienen el día libre creo que dormirán un rato más.

Al final, al outfit que tenía pensado le agregué una campera de cuero porque sé que tal vez haga frío y no quería sufrir por eso, aunque el día daba indicios de que iba a ser uno lindo.

Me cambié, me maquillé, no me hice nada en el pelo porque casi nunca lo hago. Me gusta llevarlo natural.

Una vez que estaba lista bajé a hacerme el desayuno. Medialunas y café por su puesto.

Mucha gente me pregunta por qué tengo tanta obsesión con el café, y la verdad es que no sé, puedo tomar cuatro tazas en una hora.

Cuando terminé todo miré el horario y
opté por irme ahora así no estaba en apuros.

Al salir me di cuenta que no hacía frío y eso pasaba poco en Inglaterra, aunque vi el pronóstico de la semana y decían que tal vez nevaba, lo típico.

Llegué al instituto en un segundo prácticamente, y me sorprendió ver a los alumnos subidos en los micros que iban a llevarnos al museo.

– ¡Ophelia! – escucho la voz de Phoe gritarme de uno de estos.

Voy hasta donde estaba ella y las chicas, me subo y me acomodo a su lado.

– ¿No salíamos a las nueve? – les pregunto.

– No, era a las ocho y media – me dice Lane.

Y yo pensé que llegaba temprano.

– ¿Cómo estás? – me pregunta Fio.

– Bien, me duelen las piernas pero estoy genial – digo.

– ¿Qué anduviste haciendo anoche, traviesa? – Lane y sus comentarios.

Si existiera otro universo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora