La semana había pasado demasiado rápido.
Todos estos días estuve muy ocupada haciendo cosas para la escuela, fui al asilo varias veces y finalmente hoy iríamos al hospital otra vez, y después nos juntaremos con las chicas.
Era mediodía, había salido del colegio y tomé el bus derecho a donde estaban los del grupo.
Cuando llego al hospital, estaban con los regalos en sus manos y listos para empezar.
– Aquí estoy – llego al lado de Daisy.
– Hola nena – me saluda Brad – Esto es tuyo –
Me entrega lo que me correspondía dar.
– Bueno chicos – habla el director – Ustedes van por el área dos y ustedes por el cinco –
Todos asentimos, y nos dirigimos para donde nos tocaba.
Cuando estoy por entrar a la primera habitación, veo a Theodore y su madre que vienen caminando para la salida.
– Hola Ophelia – me saluda Anne – ¿Cómo estás querida? –
La verdad es que todavía tenía su ojo medio morado por lo que le había pasado.
– ¡Hola! – sonrío ampliamente – Estoy bien gracias –
El ni siquiera saludó, solo se mantuvo al margen con sus manos en su chaqueta y sus auriculares.
Su madre le hace una seña y se dirige hacia otro pasillo dejandonos ahí a los dos.
– Eres como una peste de pueblo – bromeo – Estas por todos lados –
– ¿Que has dicho? –
Niego con la cabeza.
– ¿Te parece que vayamos mañana a la pista? –
– ¿Prometes no hablar? –
– Si tal cual – digo sarcásticamente.
El mira atrás mío para luego irse caminando.
– ¡A las seis! – le grito – ¡En mí casa! –
El se da vuelta, me da una mirada rápida y sigue su camino.
Veo que se pierde entremedio de la gente, así que decido entrar a entregar los regalos.
Golpe la primera puerta y al escuchar la aprobación entro.
– Buenas tardes bonita – saludo a la niña sentada en su cama – ¿Cómo te encuentras? –
– ¡Hola! – se levanta y viene a abrazarme – Soy Thris –
– Un gusto, soy Ophelia – extiendo mí mano.
La niña mira lo que tengo en mis manos.
– ¿Eso?..– me lo señala.
– Si claro, es para ti –
Lo agarra con tanta emoción que me dió ternura.
Abre el regalo y corre a mostrárselo a su madre.
– ¿Ophelia? –
– ¿Si cielo? – la miro.
Me acerca y me agarra la mano.
– Gracias por haber venido – sonríe.
– Es un placer pasar tiempo con ustedes – me pongo de rodillas para quedar a su altura – Se qué estar aquí puede ser complicado, y entiendo lo que sientes, pero vas a salir –
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Si existiera otro universo
RomanceDías de otoño, noches oscuras, cafés, árboles, vistas y estrellas. Palabras que son difíciles de congeniar, pero no imposibles. También suena raro decir que observando se puede llegar a descifrar a alguien. Ophelia y Theodore eran la prueba exacta...