V E I N T I S I E T E

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La semana había pasado demasiado rápido.

Todos estos días estuve muy ocupada haciendo cosas para la escuela, fui al asilo varias veces y finalmente hoy iríamos al hospital otra vez, y después nos juntaremos con las chicas.

Era mediodía, había salido del colegio y tomé el bus derecho a donde estaban los del grupo.

Cuando llego al hospital, estaban con los regalos en sus manos y listos para empezar.

– Aquí estoy – llego al lado de Daisy.

– Hola nena – me saluda Brad – Esto es tuyo –

Me entrega lo que me correspondía dar.

– Bueno chicos – habla el director – Ustedes van por el área dos y ustedes por el cinco –

Todos asentimos, y nos dirigimos para donde nos tocaba.

Cuando estoy por entrar a la primera habitación, veo a Theodore y su madre que vienen caminando para la salida.

– Hola Ophelia – me saluda Anne – ¿Cómo estás querida? –

La verdad es que todavía tenía su ojo medio morado por lo que le había pasado.

– ¡Hola! – sonrío ampliamente – Estoy bien gracias –

El ni siquiera saludó, solo se mantuvo al margen con sus manos en su chaqueta y sus auriculares.

Su madre le hace una seña y se dirige hacia otro pasillo dejandonos ahí a los dos.

– Eres como una peste de pueblo – bromeo – Estas por todos lados –

– ¿Que has dicho? –

Niego con la cabeza.

– ¿Te parece que vayamos mañana a la pista? –

– ¿Prometes no hablar? –

– Si tal cual – digo sarcásticamente.

El mira atrás mío para luego irse caminando.

– ¡A las seis! – le grito – ¡En mí casa! –

El se da vuelta, me da una mirada rápida y sigue su camino.

Veo que se pierde entremedio de la gente, así que decido entrar a entregar los regalos.

Golpe la primera puerta y al escuchar la aprobación entro.

– Buenas tardes bonita – saludo a la niña sentada en su cama – ¿Cómo te encuentras? –

– ¡Hola!  – se levanta y viene a abrazarme – Soy Thris –

– Un gusto, soy Ophelia – extiendo mí mano.

La niña mira lo que tengo en mis manos.

– ¿Eso?..– me lo señala.

– Si claro, es para ti –

Lo agarra con tanta emoción que me dió ternura.

Abre el regalo y corre a mostrárselo a su madre.

– ¿Ophelia? –

– ¿Si cielo? – la miro.

Me acerca y me agarra la mano.

– Gracias por haber venido – sonríe.

– Es un placer pasar tiempo con ustedes – me pongo de rodillas para quedar a su altura – Se qué estar aquí puede ser complicado, y entiendo lo que sientes, pero vas a salir –

Si existiera otro universo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora