C I N C O

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Por fin era Viernes y no teníamos clase porque otra vez tenían que arreglar no sé qué cosa en las aulas. Hoy saldría con las chicas a pasar la tarde. Tengo casi todo, pero en un rato vendrían a buscarme para comprar lo que faltaba.

– Hoy saldré con las chicas – les aviso a mis padres para que sepan.

– ¿Qué van a hacer? – pregunta mí padre.

– Iremos a la plaza cerca del campo – muerdo un pedazo de medialuna.

– ¿Qué campo? – se viene el interrogatorio.

– Emm el de la casa de la tía Marget –

– Solo irán las chicas, ¿Verdad? – pregunta mi madre.

– Claro, comeremos y luego iremos a la casa de libro –

– Está bien hija, que la pasen lindo – 

– Gracias ma – sonrio.

Estaba por salir de la cocina pero mi padre me detuvo.

– ¿Puedes comprarme un libro? – me dice mientras saca dinero para entregarme.

– Obvio, ¿cuál quieres? –

– Sorpréndeme – esa respuesta no me la esperaba.

Asiento para luego salir de la casa. Con mi canasta en mano, solo falta que lleguen las cotorras.

Y tal como sabía, venían a las carcajadas. Me di cuenta que eran ellas porque el barrio no suele ser ruidoso.

– ¿Lista? – me pregunta Fiorella.

–  Lista como embarazada por dar a Luz – mi comentario hace que se rían aún más fuerte.

Nos tomamos de los brazos como si fuéramos abuelas, y nos dirigimos hacia nuestro destino.

– ¿Falta mucho? – pregunta Fiorella en medio camino.

– No, es allí – señalo hacia el parque donde íbamos a almorzar.

– ¡Oh! – exclama Phoe – Es bellísimo –

Y no se equivoca, al rededor de los asientos habían flores multicolores. También había una fuente de los deseos, esos en donde tienes que tirar una moneda para que se cumpla.

– Vayamos ahí – señala Lane.

Nos acercamos hacia una esquina y empezamos a acomodar todo.

– Trajimos mucha comida – dice Phoe mientras abre los ojos como plato.

– Saldremos rodando – concuerdo con ella.

Estaba todo lindo, nos habíamos preparado un almuerzo que si fuera por mí lo acabaría en dos segundos. Tenemos variedades de cosas, de salado hasta dulce.

– Chicas – suelta Phoe tímidamente.

– ¿Qué? – dijimos las tres a la vez.

– Ayer salí con un chico – oh por Dios..

– Ya lo sabía – expreso.

– ¿Cómo? – me mira sospechosamente.

– A ver – hago una pausa – No te olvides que tengo poderes para saberlo todo – le guiño el ojo.

Su respuesta fue una simple risa.

– ¿Cómo es? – pregunta Lane.

– Emm, creo que es normal – se escoje los hombros.

– ¿Qué quieres decir con normal estúpida? – suelta Fio.

– O nos das más detalles o te hacemos comer las flores de ahí – señalo la fuente que también estaba rodeada de unas margaritas hermosas.

Si existiera otro universo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora