Si existiera otro universo

T R E I N T A Y S I E T E

– ¿Quieres ir mañana al acuario? –  pregunto.

– Te paso a buscar a las seis.

Asiento.

Estuvimos escuchando música por un largo tiempo, hasta que volví a romper el silencio.

– Creo que debería irme – me levanto.

– ¿Te llevo? –

Realmente no pensé que preguntaría eso. Así fué cómo me llevó de vuelta hacia mí casa.

Me había cambiado el pantalón pero el buzo todavía lo tenía puesto. El me dijo que no había problema.

– Gracias por traerme – habíamos llegado – Y por dejarme pasar la tarde contigo –

– Ven aquí – acerca mí cara hacia la suya y me planta un beso – ¿Estás bien? –

Sabía a lo que se refería.

– Genial –

– Bueno, ve – hace un ademán con su cabeza.

– Tú trata de dormir, ¿Si? –

– Lo intentaré –

– Adiós –

– Adiós nena –

Estos cambios de humor que tenía me parecían agradables.

En mí casa no había nadie, así que aproveché para acostarme a dormir un rato, pero resultó que pasé de largo hasta el otro día.

——

Mamá me había preparado todo por si acaso otra vez, para cuando vuelva del colegio tenga todo listo.

No le había dicho nada a las chicas sobre lo que había pasado con Theo. Hoy lo haría.

Nunca me había imaginado que me haría sentir tan bien y cómoda. Ni mucho menos que sería con él.

Apenas estuve arriba del bus, las vi.

– Pero que fresca que estás – ¿Las amigas?, ellas siempre te sacan la ficha.

– Ya, larga la noticia – habla Fiore.

Me conocían tan bien. Siempre que estaba nerviosa hacia movimientos raros con mis manos. Eso me delataba siempre.

– Estuve con Theo –

– ¿En dónde? –

Carraspeo.

– Los dos, en una habitación, una cama – comencé a hacer señas.

– No – habla Lane sorprendida.

– Si – le respondo.

– ¿Pero qué?...– le sigue Phoe.

– ¡Ah, no puede ser! – todo el mundo se giró a vernos.

– Shhh Fio – la calmo – Y si, es verdad –

– Con razón te ves fresca como una lechuga, si te dieron matraca –

– ¡Lane! – ahora grité yo.

Nos empezamos a reír todas.

– Me imagino que nos contarás – Vuelve a hablar Phoe.

– Algo sí, pero cuando lleguemos –

Para qué dije eso, estuvieron el corto viaje que nos quedaba diciéndome que les diga porque no se aguantaban..

Y cuando por fin estuvimos de camino a nuestra clase, Lane habló.

– Bueno, ya puedes decirnos y deja el suspenso –