– ¡Uno, dos y tres! – escuchamos una trompeta que nos avisó que era ora de correr.
Primero teníamos unos obstáculos para cruzar y luego debíamos ir a los botes. Básicamente el reto del día era ir hasta el otro extremos del río y volver, el que llegaba primero sumaba puntos.
Estaba por llegar al agua pero siento como el suelo me recibe, y tras eso me mojo toda la remera.
– ¡Alto ahí! – Bruce toca el silbato – Antes de subirse, si quieren sacarle el agua Asus remeras pueden hacerlo, ya que el reto es que vuelvan secos –
Automáticamente veo como las chicas comienzan a sacarse la remera y quedarse con la parte de arriba de la bikini, y yo lo que hago es escurrirla cómo nos dijeron.
Apenas deslizo la prenda por mis brazos, veo como Theo va tranquilamente caminando hacia un tronco, y al sentarse pega sus ojos en mí.
– Hola Ophe –
– Que onda Ce – choco la mano como saludo.
– No es por nada, pero vamos a ganarles –
– Si tu lo dices – me encojo los hombros – ¿Quienes juegan contigo hoy? –
– Esos dos de allí – señala a nuestro costados – y Theodore, que en realidad fué obligado por el director –
Lo vería hacer algo más que no sea estar como estatua en los lugares, que divertido.
– Ah genial – vuelvo a colocarme mi remera.
Me di cuenta de que él todavía seguía mirando, pero esta vez estaba yendo al lugar de su equipo.
– Suerte – golpea mí hombro.
Y gracias a los astros que se fué justo cuando volvieron a sonar la campana para continuar.
Era un bote para cada uno, así que cuando me subí al mío, comencé a remar como loca desquiciada.
Estaba concentrada hasta que escuché como alguien cayó al agua, me giro para ver.
Era Theo, que gracioso.
Veo como empieza a patalear y mover las manos rápidamente, instantáneamente comienzo a reírme y la carrera queda en segundo plano.
No podía respirar de como me reía de él, hasta que yo también me caigo.
Mí bote se da vuelta y hace que mí cabeza se de contra la madera. En ese momento dejó de causar gracia.
Cuando lo acomodo para poder seguir compitiendo, veo como él pasa por mí lado tranquilamente. Me da una mirada llena de orgullo y desaparece.
La remera se me pegaba en su espalda, y el cabello le caía por la cara, Y se veía bastante bonito hay que admitir.
Sexi, como diría Lane.
Obviamente intenté llegar con mis otros compañeros pero ellos ya estaban volviendo y los únicos que íbamos era el esqueleto y yo.
– Tú culpa – estábamos yendo a la misma velocidad.
O él me esperaba o era lento.
– Tú te caíste por reírte –
– Mirá cómo quedó – el baja su mirada a mí cuerpo y hace que me sonroje.
Obviamente seríamos descalificados de este juego porque debíamos llegar secos.
Aumentamos la velocidad y cuando estábamos por llegar el habla.
– Asegúrate de no prestarme atención así no pierdes – y si, todo por parar a burlarme de él.
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Si existiera otro universo
RomanceDías de otoño, noches oscuras, cafés, árboles, vistas y estrellas. Palabras que son difíciles de congeniar, pero no imposibles. También suena raro decir que observando se puede llegar a descifrar a alguien. Ophelia y Theodore eran la prueba exacta...