Estábamos en la pista de hielo, yo luchando con mantenerme en pié y ella andando con seguridad.
Cómo pude me acerque hasta donde se encontraba, me tambalee así que se dió cuenta y me agarró de los antebrazos antes de que pueda pasar a peores.
Sus ojos estaban en los mios. Bajan a mis labios y después volvían a subir, hasta que veo como se acerca a mí y en un cerrar de ojos estábamos besándonos.
Su mano viajó hasta mí cabello y yo extendí mí mano a su cuello para acercarla un poco más. Me agradaba la sensación, pero nunca lo admitiría porque no soy así.
Tenía un sabor a chicle de frutas y un perfume a flores. Sus labios eran suaves, quise esperarnos pero fue imposible porque profundizó el beso.
Si tal vez sea algo extraño estar en esta situación con ella, más sabiendo que nos conocemos de hace años, pero eso no quitaba que los dos habíamos cambiado físicamente y personalmente.
Aunque sigue siendo capaz de hablar como supo hacerlo desde el primer día.
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Si existiera otro universo
Roman d'amourDías de otoño, noches oscuras, cafés, árboles, vistas y estrellas. Palabras que son difíciles de congeniar, pero no imposibles. También suena raro decir que observando se puede llegar a descifrar a alguien. Ophelia y Theodore eran la prueba exacta...