La noche anterior me había puesto el despertador a las ocho y veinte porque no teníamos grupo, entonces decidí dormir un rato más. Pero resulta que mi amigo no sonó a esa hora si no que veinte minutos más.No me afectaba mucho pero tenía que hacer todo más rápido de lo normal. Que así fue, volé como nunca y salí de casa casi al mismo tiempo que me ponía la remera.
Y adivinen qué, estaba lloviendo y hacía un frío que ni les cuento. Pero corrí lo más rápido posible para alcanzar el bus y eso me hizo entrar en calor un poco.
Subí y me senté ansiosa por llegar al instituto pero ni siquiera tuve tiempo de parpadear, el chófer había llegado como una bala.
Estaba por bajar pero le agradecí por haber manejado rápido.
Obviamente volví a correr hacia adentro del instituto porque correr es mi segundo nombre.
Mentira, tengo menos actividad física que un oso cuando inverna.
– Hasta que por fin llegas – grita Fiorella.
– El despertador no sonó – me quejo.
– Eso no es lo importante – dice ansiosa – Phoebe no vino –
Era verdad, no estaba con ellas.
– Se fue con Mitchell – dice Lane.
– Qué carajos – digo sorprendida – ¿Pero la vino a buscar aquí? –
– No – aclara Fio – Cuando pasamos con el bus hacia su parada la vimos que se subía a un auto con un chico –
– Que estaba bien bueno para ser sinceras –
– Ese no es el punto Lane – le contesta su hermana.
– Hagamos que no sabemos nada – les digo – No nos metamos en su vida, esperemos a que ella nos cuente –
Las dos asienten.
– Por cierto – habla Lane mientras nos dirigimos hacia nuestro salón – En serio necesitas un peine –
Esta vez si le daba la razón, no me quejaba porque parecía que había estado en una batalla de pelos.
Cuando nos adentramos al aula, la profesora Ellen estaba dando unas noticias que justo llegamos a agarrar.
– Como les decía, mañana vamos a ir a la sala de arte a hacer lo que ustedes estén inspirados – interesante – Tienen que tener una idea de lo que quieren a hacer para no llegar ahí y no saber –
Todos asentimos.
– Tú, Ophelia – me señala – Estás en la categoría alta –
Asiento.
La categoría alta significaba que los que sabían pintar podían llevarse los cuadros a su casa. En cambio los que no, se quedaban en la escuela.
Lo bueno de todo esto es que si yo estaba conforme con mi pintura, tal vez, solo tal vez, podía llevarla al museo.
Luego de eso hablamos un poco sobre algunas cosas de la materia, e hicimos actividades.
Cuando por fin después de cuatro horas terminamos la hora escolar, con las chicas fuimos a comprar un batido para luego irnos a casa.
Todavía seguía lloviendo pero menos que antes. Lo bueno es que llegamos a tiempo para el bus
– ¿Y tú estás interesada en alguien? – me pregunta Fio.
– Por ahora no – aclaro.
– Pero si cuando pasas por ese cementerio del pueblo andas babeando – dice Lane.
ESTÁS LEYENDO
Si existiera otro universo
RomanceDías de otoño, noches oscuras, cafés, árboles, vistas y estrellas. Palabras que son difíciles de congeniar, pero no imposibles. También suena raro decir que observando se puede llegar a descifrar a alguien. Ophelia y Theodore eran la prueba exacta...