Muchos describían al amor como la fuerza más poderosa del universo, un sentimiento inmarcesible, divino, necesario y hasta vital en la vida de cualquier ser humano viniera de la manera en que viniera. Pero en otra dimensión paralela, el odio estaba en la cúspide y en ese mundo al revés estaba Daphne odiando con todo su ser a Heather, a su madre y a ese hombre en especial. Desde pequeña había tenido que lidiar con el egocentrismo de su prima, siempre terminaba opacada por todo lo que hacía y decía, y era imposible que las cosas no acabaran con las dos de las greñas en cualquier parte. Eras muchos los que adulaban y querían a Heather, era la favorita y la primera opción en cada ocasión. Las marcas de ropas más prestigiosas la buscaban por su reconocido apellido y su indiscutible belleza, pues el pelirrojo era tan especial y único que terminaban por engancharse con ella. Nunca lo había podido comprender. ¿Por qué siempre su prima? De niña había sido más hermosa que ella, con su larga caballera negra y aquellos ojos grises casi transparentes que la volvían mística. Pero siempre debió conformarse con las sobras de los demás, en especial de su prima y estaba cansada de luchar con ello. Quería respuestas y al mismo tiempo revancha. Buscaría una revancha lenta y dolorosa, y sabía perfectamente lo que debía hacer. Pintaba sus carnosos labios de un borgoña mate, cuando llamaron a su puerta. Residía en un departamento bastante caro pues no conocía el significado de vivir en lo ordinario. Sin embargo, no llegaba a ser ni la mitad de ostentoso y costoso como la morada del pelirrojo o el exclusivo pent-house de su hija. Ella quería más, pero tarde o temprano lo tendría costara lo que le costara.
Sonrió maliciosamente al abrir la puerta. Sabía de quién se trataba.
— Oh, Sonya. Pasa, pasa. —saludó con interés a la muchacha que tenía en frente. Era un poco menor que ella, tenía el cabello chocolate y su cara estaba llena de pecas. Sonya era ni más ni menos que la futura heredera de la editorial más famosa de Chicago y Seattle. Aunque los dueños se mantenían en anonimato, gracias a Caimán tenía a la mujer que necesitaba en su casa. Para su suerte, la castaña también odiaba a la pelirroja por haber destruido su noviazgo con un rubio estúpido que había terminado idiotizado por ella. Con aquel dato tan fresco y conciso decidió contactarla por privado sabiendo que su plan no fallaría—. Llegaste algo temprano, honestamente no te esperaba tan rápido...
La muchacha caminó por el living haciendo retumbar el piso con sus tacones de aguja. La curiosidad la carcomía.
— Cuando me contactaste y me propusiste destruir a Heather Ripoll, no pude evitar venir de inmediato. Estoy abierta a lo que sea que tengas en mente, ¿qué planeas hacer con esa zorra?
— Sé perfectamente que, en estos momentos tu persona menos favorita en el mundo es mi querida prima. ¿No es así? —comentó mientras le tendía un trago de Vodka. La muchacha asintió atentamente—. Como también sé que tú eres muy buena con eso de hurgar en los pasados más aberrantes y turbios de los Estados Unidos y publicarlos en tu revista. Así que, como te propuse por teléfono... Quiero que me ayudes a destruir a quien te destruyó.
— Cuando quieras, porque me urge hacerla pedazos. ¿Cómo es que no se me había ocurrido una idea tan brillante como esa que me contaste? —objetó curvando la comisura.
— Porque sólo pudo ocurrírselo a Daphne. Ella es hermosamente inteligente e ingeniosa. —le guiñó uno de sus ojos grises, tomándose un shot de su tequila favorito—. Te diré qué es lo que vamos a hacer. Para ello debemos repartirnos el trabajo. Yo te proporciono el material y tú te encargas de difundirlo por donde quieras.
— Me parece estupendo. Antes que nada, debe ser material verídico e incontrovertible. De lo contrario la editorial podría verse afectada si esa imbécil nos demanda por difamación. Tiene más poder del que creía, pareciera intocable la muy maldita...
ESTÁS LEYENDO
Lo Imperdonable
RomantizmHeather Ripoll se ve en medio de una encrucijada cuando la empresa de su padre se encuentra prácticamente en la ruina, gracias a una estafa. El ser una mujer decidida, respetada, inteligente y lo suficientemente responsable para cargar con cualquier...